Inicial.
El Señor nos ha reunido y está en medio de nosotros, en esta celebración dominical de la Eucaristía.
Jesús nos invita a compartir este momento de encuentro entre nosotros y con Él, para escuchar su Palabra, para alimentarnos con su Cuerpo, para compartir y fortalecer nuestra fe, para contemplar y rezar.
Este encuentro ha de ser para el cristiano un recobrar fuerzas y renovar energías para volver a la vida, a la familia, al trabajo, a la ciudad,… descubriendo lo que es importante en nuestra vida y lo que es secundario. No podemos separar la oración de la acción.
Primera Lectura.
Abrahán vive la hospitalidad con espíritu acogedor. Y, recibiendo a unos caminantes que pasan ante su tienda, acoge al propio Dios que le da vida.
Segunda Lectura.
San Pablo nos habla con alegría de su misión al servicio del Evangelio. Esta entrega produce dificultades y sufrimiento, pero es inmensamente valiosa.
Evangelio.
Marta y María representan las dos actitudes del cristiano: la oración y la acción, que son inseparables y que hemos de aprender a dosificar en nuestra vida.
Puestos de pie cantamos aleluya.
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