21 septiembre 2018

Recapitulación

Subo a lo alto de un monstruo de cemento,
subo durante una eternidad;
y, de repente, un momento:
¡la ciudad!
El tránsito loco, el tubo de escape abierto, los egoístas del volante, los cagaprisas que no van a ningún sitio, los asesinos en potencia, los vagabundos, los charlatanes, los vendedores ambulantes, los empleados, los mantenedores del orden, los infractores del mismo, los pegacarteles, los barrenderos, los rateros, las señoritas, las chicas-bombón, los maniquíes abiertamente provocadores, la moza en traje resumido que teme el anonimato, el guardia cansado y sudado, el quiosco, el tenderete de discos superando todos los topes de soportación con su barullo infernal, los individualistas que luchan por el derecho de hacer más difícil la vida de los últimos llegados.
El alboroto en la esquina, los caraduras piropeando suciamente a las muchachas, las muchachas acostumbradas ya a provocar y a recibir la pronta reacción de los desocupados, la mirada del hombre casado a la chica que pasa convidando sin convidar, el comentario de un mozo, la risita y el gesto obsceno de un chaval, el escupitajo en la acera, la colilla lanzada casi en el zapato del transeúnte, el socavón y la zanja, el frenazo, los curiosos complicando la riada del tráfico, el tortazo de dos coches, el sadismo de los que pasan, la carita asustada de un niño, la madre nerviosa zumbando al nene que llora y corre tras ella, y la parejita sorbiéndose a besos, otra que se enzarza en cualquier recodo, el chicarrón contando dinero…
El empleo, la paga mínima, el desempleo, la explotación, el robo, el atraco a mano armada, los titulazos de prensa dando clamor a la hazaña, el cine enseñando cómo robar, cómo vengarse, cómo ir por ahí matando o seduciendo, el arte poniendo al alcance de los psicópatas los mejore métodos de violencia, el libro-porquería, la revista plastificada que sólo los adultos pueden comprar y después… bueno, ya no hay ninguna medida de precaución…
El pagaré, el alquiler, la inversión, el impuesto, la cuenta del agua, de la lzu, del local, la venta a plazos, el presupuesto, el crimen pasional, el perro mundo, la televisión, la radio, el periódico, la revista erótica, la chuchería de la madre, la chuchería del hijo, fotonovelas, la cartelera de espectáculos, la traición, la fidelidad, el desquite, el divorcio, el concubinato, la emancipación de la mujer, el amor libre, la religión, las religiones, los predicadores, el horóscopo, el hambre de ser feliz…
¿Y Jesucristo? ¿En qué entra él en mediod e todo esto? A veces un crucifijo. A veces una sonrisa. A veces un abrazo. Un niño. Un recuerdo. La Iglesia. La misa. El hambre de Dios que siente mi pueblo. ¡No! ¡No está todo perdido!

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