21 septiembre 2018

Domingo 23 septiembre: Moniciones

MONICIÓN DE ENTRADA

Recibid, hermanos y hermanas, el más cordial saludo a la Eucaristía del Domingo XXV del Tiempo ordinario. Y hoy, especialmente, hemos de estar con el espíritu bien abierto: Jesús de Nazaret nos va a decir que todo lo que hemos aprendido hasta ahora servía para poco, para casi nada. Nos pide que seamos como niños, mientras que nosotros deploramos la inocencia y la fragilidad de un niño. Preferimos la fuerza y el poder que exhiben muchos adultos. Nos pide, asimismo, que seamos los últimos, cuando nosotros hemos sufrido tanto por sentirnos los peores, los últimos, dentro de un grupo. ¿Servir, ser sirvientes…? ¿Para eso hemos estudiado y trabajado tanto? Jesús le dijo a Nicodemo que debía nacer de nuevo. Y algo muy parecido nos quiere decir ahora a nosotros. Nuestras propias contradicciones nos llevan a pensar que no merece la pena afanarse por tanto, por mucho de lo que apenas nos produce felicidad.




MONICIONES SOBRE LAS LECTURAS

1.- La primera lectura procede del capítulo segundo del Libro de la Sabiduría y en ella se nos acusa a los creyentes de nuestra falta de testimonio, de nuestra pasividad para hacer vida del evangelio. Hoy pasamos por el mundo sin irritar a nadie, sin ser incómodos para nadie, sin poner en consideración los verdaderos valores.

S.- El salmista –en el salmo 53 que hemos proclamado— invoca con urgencia la ayuda de Dios contra los ataques de sus enemigos y expresa la confianza plena del Señor en que el le va a auxiliar. Es una oración confiada ante los peligros y las tribulaciones, que nos puede –y debe— servir de ejemplo a nosotros –hoy-- para confiar en Dios Nuestro Padre y pedirle que no ayude siempre.

2.- Tendríam os que callar ante la segunda lectura. No podemos responder al apóstol Santiago que lo que nos dice en su Carta son cosas el pasado, de sus tiempos, y que nuestra comunidad es distinta a lo que él describe, pues aunque nos cueste reconocerlo está narrando los excesos que hoy sufre nuestra sociedad y ello a pesar del tiempo transcurrido.

3.- Nos desconcierta tener que responder a Cristo cuando nos pregunta de qué hablamos en el camino, como lo hacen los discípulos en el texto de San Marcos que hemos escuchado. Nuestra conversación siempre gira sobre temas falsamente serios. Hablamos de puestos importantes de trabajo, de honores, de placer, de prestigio, de títulos, de popularidad... Por eso tendemos a oírlo, pero sin escuchar, ya que el evangelio resulta difícil hacerlo compatible con nuestra realidad. No aceptamos ser servidores y estamos dispuestos a que los demás nos sirvan.

Lectura de Postcomunión

MONICIÓN

Otra plegaria del padre Leoz para este momento de quietud del final de nuestra Eucaristía



¡QUIERO SER IMPORTANTE, SEÑOR!

A tu estilo  y con tu mano

Poniendo  valor donde abunde la debilidad

Colocando tu  Palabra donde reine la confusión

Llevando tu  persona donde nos sometan otros dioses

Anunciando  tu venida 

donde otros  proclamen el vacío o el absurdo.



¡SÍ! ¡ASÍ,  SEÑOR! ASI DE IMPORTANTE YO QUIERA SER

Al contrario  de lo que el mundo pretende

Como un niño  en tus manos

Como el  evangelio, de día y de noche, me recuerda y me dice.

Amén.

Exhortación de despedida

Rebajar, como sea, nuestro pesimismo y nuestro desencanto. Seamos como niños que se conforman con la alegría que les da un regalo sin gran valor, pero que les sirve para pasar, felices, las horas. Eso es lo que pide Jesús, Nuestro Señor, esta semana

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