27 febrero 2016

Sábado II de Cuaresma

Hoy es 27 de febrero, sábado II de Cuaresma.
Orar es ver la vida y el mundo con los ojos de Dios. Cada momento como este es una oportunidad única para ir transformando esa mirada sobre uno mismo, sobre los demás, sobre lo creado. Y también sobre Dios, aquel que sale siempre al encuentro.
La lectura de hoy es del evangelio de Lucas (Lc 15, 1-3.11-32):
En aquel tiempo, solían acercarse a Jesús los publicanos y los pecadores a escucharle. Y los fariseos y los escribas murmuraban entre ellos: «Ése acoge a los pecadores y come con ellos.»
Jesús les dijo esta parábola: «Un hombre tenía dos hijos; el menor de ellos dijo a su padre: “Padre, dame la parte que me toca de la fortuna.” El padre les repartió los bienes. No muchos días después, el hijo menor, juntando todo lo suyo, emigró a un país lejano, y allí derrochó su fortuna viviendo perdidamente. Cuando lo había gastado todo, vino por aquella tierra un hambre terrible, y empezó él a pasar necesidad. Fue entonces y tanto le insistió a un habitante de aquel país que lo mandó a sus campos a guardar cerdos. Le entraban ganas de llenarse el estómago de las algarrobas que comían los cerdos; y nadie le daba de comer.

La orientación de fondo

El objetivo de la Iglesia no es preservar el pasado. Siempre será necesario volver a las fuentes para mantener vivo el fuego del Evangelio, pero su objeto no es conservar lo que está desapareciendo porque ya no responde a los interrogantes y desafíos del momento actual. La Iglesia no ha de convertirse en monumento de lo que fue. Alimentar el recuerdo y la nostalgia del pasado sólo conduciría a una pasividad y pesimismo poco acordes con el tono que ha de inspirar a la comunidad de Cristo.
El objetivo de la Iglesia no es tampoco sobrevivir. Sería indigno de su ser más profundo. Hacer de la supervivencia el propósito o la orientación subliminal del quehacer eclesial nos llevaría a la resignación y la inercia, nunca a la audacia y la creatividad. «Resignarse» puede parecer una virtud santa y necesaria hoy, pero puede también encerrar no poca comodidad y cobardía. Lo más sencillo sería cerrar los ojos y no hacer nada. Sin embargo, hay mucho que hacer. Nada menos que esto: escuchar y responder a la acción del Espíritu en estos momentos.

Los signos de los tiempos

1. La constitución conciliar Gaudium et spes afirma que «es deber permanente de la Iglesia escrutar a fondo los signos de los tiempos e interpretarlos a la luz del evangelio». «Signos de los tiempos» son los fenómenos que, por su significación y frecuencia, caracterizan una época o unos acontecimientos históricos de importancia; fenómenos universales y repetidos que para la conciencia de los hombres tienen un significado especial: el de revelar hacia dónde se orienta conscientemente la humanidad, de acuerdo con sus necesidades y aspiraciones.
2. Jesucristo invitó a los fariseos a que aprendieran a discernir «la señal de cada momento» (Mt 16,3), a fin de conocer la «hora mesiánica» o el «signo de Jonás» (Lc 11,29), que es la presencia salvadora de Dios en la historia. En el evangelio lucano de este domingo, Jesús interpreta dos acontecimientos relacionados con la muerte personal, en un caso por represión, y en otro por accidente. Y lo que trata de decirnos es, por una parte, que la desgracia física no es sanción por el pecado y, por otra, que hay una muerte más grave que la muerte física. De ahí la apelación a la conversión mediante la imagen de la higuera estéril.

Liberarse del miedo

La cuaresma es clásicamente considerada un tiempo de penitencia. Pero el evangelio nos libera de una estrecha y opresiva manera de entender el pecado y sus consecuencias.
Pecar es no dar fruto
El texto de Lucas se refiere a episodios históricos que desconocemos. El diálogo que sostiene Jesús sobre ellos nos hace ver, sin embargo, cuánto su enseñanza se ligaba a hechos diversos de la vida de su pueblo. El anuncio de la buena nueva no puede hacerse sin una atención cercana a lo que sucede; el Reino no es algo paralelo a la historia, la interpela y la interpreta. A su vez los hechos de nuestra vida nos permiten comprender mejor el alcance del mensaje.
Aquí, el Señor se sirve de estos dos asuntos para subrayar un punto importante de su mensaje: no hay relación entre el pecado y las desgracias que puedan ocurrir ya sea por mano humana (Pilato, cf. Lc 13, 1) ya sea por accidente (cf. v. 4). Con esta afirmación Jesús va contra una idea muy presente en su tiempo, según la cual enfermedad, infortunio, pobreza son consecuencia de las faltas cometidas por quien sufre esas situaciones. Aun en nuestro tiempo hay restos de esa mentalidad, de este modo el pobre y el enfermo añaden a sus duras condiciones de vida un penoso sentido de culpa.

Otra parábola de Jesús

Breve esta parábola de Jesús, pero llena de significado, oportuna para estos domingos de Cuaresma. Habla a campesinos, el símil de cultura rural, pero lo entendemos. Una higuera sin frutos. El propietario quiere higos. La higuera está espléndida, frondosa, magníficas hojas, pero no hay higos, hemos oído el diálogo con el labrador. No ha plantado la higuera para jugar a plantar y cortar árboles, quiere frutos. “A ver si el año que viene, con mi cuidado, tiene Vd. higos”. 
Esta pequeña parábola de Jesús transmite un mensaje fácil de comprender. Dios no quiere que nuestra vida sea estéril, vacía, espera frutos de nuestra persona.
Es muy posible que no aceptemos fácilmente que nuestras vidas sean vacías, estériles. Es fácil comprender que de una higuera se esperan higos, ¿pero mi vida está respondiendo a lo espera Dios de mí, de nosotros? Es tal vez la pregunta más firme a estas palabras de Jesús, que debe ir acompañada de la pregunta que nos hacemos cada uno a nosotros mismos: ¿qué le estoy dando yo?.
Sabemos que tenemos un sin número de capacidades de ser, de aportar “frutos” en nuestras vidas tan diversas. Dios los espera sin duda, aunque claro está, a él no van a enriquecerle en modo alguno. ¡Y nos ocupan tantas cosas de las que podríamos pasar!

III Domingo de Cuaresma

En nuestra historia de creyentes, un criterio determinante de nuestro proceso de transformación y liberación viene dado por la pregunta: ¿Quién es Dios para mí? 
No se trata de la imagen aprendida o reflexionada sobre Dios, sino de la vivida en una historia de relación afectiva. La imagen cambia si, efectivamente, la propia historia ha sido una historia con Dios como Alguien viviente.
En esta historia hay un momento o fase (correlativo al de Ex 3), en que el creyente se encuentra con la Palabra que le revela un Dios diferente. Hasta entonces Dios respondía a la necesidad de dar un sentido trascendente a la realidad (Dios, respuesta a los enigmas de la existencia, fundamento último de la finitud, Omnipotencia buena y temible, a un tiempo…). Ahora comienza a percibir que Dios es:

25 febrero 2016

Domingo III de Cuaresma: Jugando también se aprende



Domingo III de Cuaresma: celebrando la palabra de Dios con Niños



Jueves II de Cuaresma

Hoy es 25 de febrero, jueves de la II semana de Cuaresma.
Esté donde esté, tanto si vamos a un lugar o me encuentro en un espacio en soledad, me dispongo a dejar que la presencia de Dios me acompañe en estos minutos. Mi atención, mis deseos, toda mi voluntad, son tuyos, Señor. Para que en este rato sigamos haciendo camino, conociéndote más y más.
La lectura de hoy es del evangelio de Lucas (Lc 16, 19-31):
En aquel tiempo, dijo Jesús a los fariseos: «Había un hombre rico que se vestía de púrpura y de lino y banqueteaba espléndidamente cada día. Y un mendigo llamado Lázaro estaba echado en su portal, cubierto de llagas, y con ganas de saciarse de lo que tiraban de la mesa del rico. Y hasta los perros se le acercaban a lamerle la llagas. Sucedió que se murió el mendigo, y los ángeles lo llevaron al seno de Abrahán. Se murió también el rico, y lo enterraron. Y, estando en el infierno, en medio de los tormentos, levantando los ojos, vio de lejos a Abrahán, y a Lázaro en su seno, y gritó: “Padre Abrahán, ten piedad de mí y manda a Lázaro que moje en agua la punta del dedo y me refresque la lengua, porque me torturan estas llamas.” Pero Abrahán le contestó: “Hijo, recuerda que recibiste tus bienes en vida, y Lázaro, a su vez, males: por eso encuentra aquí consuelo, mientras que tú padeces. Y además, entre nosotros y vosotros se abre un abismo inmenso, para que no puedan cruzar, aunque quieran, desde aquí hacia vosotros, ni puedan pasar de ahí hasta nosotros.” El rico insistió: “Te ruego, entonces, padre, que mandes a Lázaro a casa de mi padre, porque tengo cinco hermanos, para que, con su testimonio, evites que vengan también ellos a este lugar de tormento.” Abrahán le dice: “Tienen a Moisés y a los profetas; que los escuchen.” El rico contestó: “No, padre Abrahán. Pero si un muerto va a verlos, se arrepentirán.”

Domingo III de Cuaresma: Comentario Domingo III de Cuaresma

Oración
Señor Jesús:
Suscita en nuestros corazones una profunda sed del agua viva que eres Tú: calma y sacia nuestra sed. Haz que nos desengañemos de toda otra agua que no sacia el corazón humano.
Despierta en cada uno de nosotros lo mejor que anida en lo más hondo de nosotros, como en la samaritana.
Y concédenos adorarte a Ti y a tu Padre “en espíritu y en verdad” en todas las cosas.

Domingo III de Cuaresma: La misa del Domingo

DÉJALA TODAVÍA ESTE AÑO
TERCER DOMINGO DE CUARESMA
Éxodo 3,1-8a.13-15; 1
Corintios 10,1-6.10-12 y
Lucas 13,1-9
OBSERVACIONES PREVIAS
Como en una trasfiguración al revés: no lo vemos, pero está…, como cuando el sol se oculta tras las nubes.
  • Dios está en todo lo que hacemos, en todo lo que vivimos, en todo lo que nos pasa, en todo lo que somos. Nada de lo que somos y de lo que nos rodea es ajeno a su influencia.
  • Por eso es preciso que andemos espabilados y bien despiertos. Ya lo decía Job: “Dios se sentaba todas las tardes a charlar conmigo en la puerta de mi tienda y yo no me daba cuenta” (Job 29,4- 5).
  • Dios quiere vivir en nuestras casas, en nuestros ambientes. A veces intuyo la canción, repetida por Juan Bosco: “Con vosotros me encuentro a gusto”…, por eso nuestras casas también son casas de Dios.

Recursos Cuaresma 2016 publicados en el Blog

Recursos Cuaresma 2016

Recursos Domingo III de Cuaresma: 28 febrero 2016

Domingo III de Cuaresma: Misa con niños 2







Domingo III de Cuaresma: Misa Familiar 1

Domingo III de Cuaresma: La música

«YO SOY EL DIOS DE TUS PADRES»
«Porque has establecido generosamente este
tiempo de gracia para renovar en santidad a tus hijos,
de modo que, libres de todo afecto desordenado,
vivamos las realidades temporales
como primicias de las realidades eternas”
(Prefacio II de Cuaresma)
Ambientación musical: “Perdona a tu pueblo, Señor” en Momentos de Paz-16.
El encuentro con Dios nos lleva a la conversión. Dios acepta el ayuno, la oración y la limosna como medio de conversión y como remedio de nuestros pecados, para liberar al hermano y no perecer. Así no seremos como la higuera estéril que sólo cansa a la tierra, sino que daremos fruto abundante ayudando a los que sufren. “Si  no os convertís, todos pereceréis de la misma manera”.

Domingo III de Cuaresma: Misa con niños 2



Ciclo C

Domingo 3° de Cuaresma – (28 de febrero de 2016)

1- Entrada:

Chicos nos reencontramos en el andar de la Cuaresma para celebrar a nuestro Dios rico en misericordia que hoy quiere hablarnos y enseñarnos un poco más de Él y de nosotros. Empecemos nuestra celebración cantando.

2- Liturgia de la Palabra:

Nuestro Dios es un Dios de la historia, que nos habla y nos llama, a través de ella, a convertirnos. Escuchemos lo que hoy nos enseña la Sagrada Escritura.

Domingo III de Cuaresma: La hojita de los niños

DESCARGAR HOJITA PARA NIÑOS AQUÍ



Domingo III de Cuaresma: Misa familia 2



* Objetivo: transmitir que hemos de convertirnos de algo. Cambiar en algo o, incluso, de “alguien” que nos está induciendo a no dar fruto. A vivir según los dictados del mundo.
* Idea: Jesús nos enseña a vivir de una forma diferente
1. MONICIÓN DE ENTRADA
Estamos ya en el tercer domingo de la Santa Cuaresma. Nos hacemos hoy la siguiente pregunta: ¿estamos haciendo algo extraordinario, como cristianos, para que se note que vamos camino de la Semana Santa? El miércoles de ceniza nos comprometimos a cambiar: ¿lo hemos intentado? Todos, en la vida de cada día, estamos tan encerrados en nuestros problemas que, escasamente, tenemos tiempo para reflexionar sobre cómo va nuestra vida de cristianos.
Que el Señor, que en este domingo nos invita a la conversión nos ayude en este Año de la Misericordia a poner nuestro corazón en los corazones y sufrimientos de los demás.
2. PENITENCIAL
a) Es fácil, Señor, cambiar las cosas de lado e incluso embellecerlas. Te pedimos perdón porque no cuidamos suficientemente la belleza del corazón y del alma. Señor ten piedad (en una bandeja se presentan diferentes productos de belleza: jabón, perfume, cremas. Conviene que sean visibles)

Domingo III de Cuaresma: Oración de los Fieles 5



CONFIAMOS EN TU PODER Y TU MISERICORDIA
Señor, en tus manos ponemos nuestras necesidades y las de todos los hombres y mujeres de la Tierra. Y respondemos:
R. - CONFIAMOS EN TU PODER Y TU MISERICORDIA
1.- Te pedimos, Padre, por el Papa Francisco, por toda la Iglesia, para que, en esta cuaresma del Año de la Misercordia, aumenten las conversiones de sus miembros y así llegue a la Pascua, renovada y resucitada.
OREMOS
2. - Por todos los hombres y mujeres; para que sepamos ser agradecidos a tantos dones como recibimos cada día del Señor. OREMOS

Domingo III de Cuaresma: Oración de los Fieles 4



SEÑOR, HAZNOS CAMINAR HACIA TI
Hoy Cristo sigue esperando fruto de cada uno de nosotros. Dios nos vuelve a llamar como a Moisés desde la zarza, busquemos pues acercarnos más a Dios diciendo:
R.- SEÑOR, HAZNOS CAMINAR HACIA TI.
1. – Por el Papa Francisco, los obispos y sacerdotes, para que en este año de la Misericordia, no se cansen de predicar la Palabra, reconciliar al mundo con Dios y partir el pan para todos. OREMOS

Domingo III de Cuaresma: Oración de los Fieles 3



ORACIÓN DE LOS FIELES
  1. Por la iglesia para que escuche la revelación de Dios en el grito de los oprimidos.
  2. Por los gobernantes, para que escuchen el grito de los pobres, de los inocentes que viven el dolor de la guerra, y de los marginados y alivien sus sufrimientos con leyes justas.
  3. Por nosotros los cristianos, para que adoremos al Dios vivo y demos frutos que le agraden.
  4. Por los catecúmenos, para que se preparen con intensidad para recibir los dones del espíritu.
  5. Por los enfermos de la comunidad, por los encarcelados y por todos los que viven el dolor de la ancianidad y de la soledad.
  6. Por todos los difuntos de nuestras familias y (nombres…), para que el Dios que no se consume y vive siempre los asocie a la familia de los redimidos.

Domingo III de Cuaresma: Oración de los Fieles 2

ORACIÓN DE LOS FIELES
Responderemos: "Ten misericordia de nosotros y escúchanos"
  1. Por la Iglesia, Pueblo de Dios, que peregrina en la Cuaresma hacia la Pascua: para que sepa responder a la llamada de Dios en todo lo que sucede en el mundo. Roguemos al Señor
2. Por la salvación del mundo: para que en este tiempo de cuaresma a todas las naciones alcance la misericordia de Dios y brote la conversión de los más alejados. Roguemos al Señor

Domingo III de Cuaresma: Moniciones 3



MONICIÓN DE ENTRADA 

Muy buenos días (tardes, noches) queridos hermanos que este día nos reunimos  para celebrar la Santa Eucaristía Saludos en este templo santo. Sean bienvenidos. Nos unimos también en oración con los hermanos que nos sintonizan a través de la radio.

La figura de Moisés y el episodio de la higuera, con la llamada a la conversión en el evangelio de hoy, resaltan en la liturgia de la que participaremos en este Tercer Domingo de Cuaresma. Y en el evangelio de Lucas leeremos también en los próximos domingos esa invitación a la conversión, asegurándonos el amor misericordioso y el perdón de Dios.

Con esta Eucaristía seguimos preparándonos para celebrar dignamente las fiestas pascuales, y comenzamos cantando...

Domingo III de Cuaresma: Moniciones 2



ENTRADA

Bienvenidos, hermanos y hermanas, a la fiesta del Señor, a la fiesta de los elegidos de Dios.

Vivimos en un mundo en el que muchos hermanos no creen en Dios. Y donde Dios no está, todo se convierte en desierto, sin caminos ni salidas. Pero Dios puede hacerse presente en nuestro desierto si miramos a lo alto, si miramos a los acontecimientos de cada día como regalos de Dios, si miramos a nuestro corazón y sentimos el deseo de convertirnos.

Celebremos con gozo esta fiesta del encuentro con Dios.

Domingo III De cuaresma: Moniciones 1



MONICIÓN DE ENTRADA

Sed todos bienvenidos a la Eucaristía de hoy. Celebramos hoy el Tercer Domingo de Cuaresma que nos sitúa en el centro de este tiempo fuerte. Hemos recorrido ya la mitad de la “subida” cuaresmal y es un buen día para meditar sobre lo hecho hasta ahora y discernir en torno a lo que nos falta. Jesús de Nazaret nos va a hablar de dos cosas muy importantes: de la necesidad de conversión y de la paciencia que Dios tiene con los pecadores. Ambas cosas constituyen como un mensaje hecho a la medida para nosotros y mucho más en este Año Jubilar de la Misericordia. Moisés y la travesía del desierto es también un símbolo de la cuaresma. Caminamos por el desierto hasta el encuentro de la tierra de promisión que es el Tiempo de Pascua, la noche gloriosa en que Nuestro Señor Jesús resucita. Iniciemos, pues, nuestra Eucaristía con alegría y mucha esperanza. Es lo que necesitamos todos.

II Jueves de Cuaresma: la alianza

“La ley y la alianza fueron transformadas totalmente. Dios cambió el primer pacto, hecho con Adán, e impuso otro a Noé; luego concertó otro también con Abrahán, que cambió para darle uno nuevo a Moisés” (Afraates).
II JUEVES DE CUARESMA: LA ALIANZA
El Monte Sinaí es símbolo de las alianzas de Dios con su pueblo, pactos progresivos hasta llegar a la Alianza nueva y eterna, sellada con la sangre de Jesucristo
Texto bíblico: “Dichoso el hombre que no sigue el consejo de los impíos, ni entra por la senda de los pecadores, ni se sienta en la reunión de los cínicos; sino que su gozo es la ley del Señor, y medita su ley día y noche” (Sal 1).

Domingo III de Cuaresma: ¿Qué me quiere decir hoy Jesús?

Ver morir a quienes nos rodean siempre nos invita a reflexionar. Y así ocurrió con los galileos que estaban alarmados por la muerte de unos compañeros a manos de Pilato. Jesús les hace ver, a través del ejemplo de la higuera, que a todos se nos acaba el tiempo en esta vida, por lo que hemos de aprovecharla al máximo para dar frutos, y vivir en constante arrepentimiento de nuestras faltas.
Como el viñador, Dios siempre está esperando que demos fruto. Es decir, que ocupemos nuestra vida en usar esos dones que nos dio, para amar, sirviendo a los demás. Y espera que como el árbol con sus frutos, multipliquemos esos dones y que los hagamos crecer. Al morir, Dios nos preguntará qué hicimos con esos dones y cuánto bien hicimos en ellos.
Como el viñador quería aflojar la tierra y abandonarla, en nuestras vidas hay quienes nos aman y aflojan nuestro corazón con amor y ternura, y lo abonan con educación, buenos ejemplos, conocimiento de la Palabra de Dios, oración y sacramentos… Sólo tenemos que aprovechar todo eso y ponernos a trabajar para dar fruto.
Nuestra vida terminará algún día. ¿Queremos morir después de haber dado mucho fruto o ser “cortados” por no darlos?
¿Doy frutos todos los días, haciendo mi mejor esfuerzo en todo lo que hago y procurando servir a los demás?

Domingo III de Cuaresma: Para la catequesis con niños

Tercer Domingo de Cuaresma
28 Febrero 2016
Lecturas: 
Éxodo 3: 1-8a, 13-15; 
Salmo 103; 
1Corintios 10, 1-6.10-12; 
Lucas 13, 1-9
Importancia de la conversión
En aquel tiempo, algunos hombres fueron a ver a Jesús y le contaron que Pilatos había mandado matar a unos galileos, mientras estaban ofreciendo sus sacrificios. Jesús les hizo este comentario: “¿Piensan ustedes que aquellos galileos, porque les sucedió esto, eran más pecadores que todos los demás galileos? Ciertamente que no; y si ustedes no se arrepienten, perecerán de manera semejante. Y aquellos dieciocho que murieron aplastados por la torre de Si loé, ¿piensan acaso que eran más culpables que todos los demás habitantes de Jerusalén? Ciertamente que no; y si ustedes no se arrepienten, perecerán de manera semejante”. Entonces les dijo esta parábola: “Un hombre tenía una higuera plantada en su viñedo; fue a buscar higos y no los encontró. Dijo entonces al viñador: ‘Mira, durante tres años seguidos he venido a buscar higos en esta higuera y no los he encontrado. Córtala. ¿Para qué ocupa la tierra inútilmente?’ El viñador le contestó: ‘Señor, déjala todavía este año; voy a aflojar la tierra alrededor y a echarle abono, para ver si da fruto. Si no, el año que viene la cortaré’ ”.
(Lucas 13, 1-9)