21 septiembre 2016

Domingo 25 septiembre: Moniciones 2


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MONICIÓN DE ENTRADA

Sed todos bienvenidos a la Eucaristía del Domingo 26 del Tiempo Ordinario. Jesús de Nazaret, con la parábola del rico comilón y del pobre Lázaro, nos va a mostrar a nosotros, hoy, como ya lo hizo con aquellos que escuchaban su voz hace más de dos mil años, que los abusos de unos pocos traen hambre y muerte a muchos. Y que el abuso de las riquezas y de los medios materiales no es otra cosa que un camino criminal que lleva el sufrimiento a muchos. Pero ese comportamiento tendrá su castigo. Ya lo dice el profeta Amós. Dispongámonos a aprender, un domingo más, lo que nos muestra y enseña la Palabra de Jesucristo. Ojalá le hagamos caso y evitemos el mal y el hambre que sufren muchos de nuestros semejantes.




MONICIONES SOBRE LAS LECTURAS

1.- Seguimos, como el domingo pasado, leyendo al Profeta Amós. Este profeta siempre condenó a los ricos de su época, crueles explotadores de los pobres. Hoy afea a esos poderosos sus excesos con la comida y las fiestas a costa de la indigencia de los más desfavorecidos.

S.- El salmo 145 es primero de una serie de salmos dexológicos –que ensalzan y glorifica a Dios—con los cuales termina el libro de los Salmos, que llega hasta el 150. Son Salmos que los judíos contemporáneos de Jesús recitaban por la mañana, como oración para dar gracias al Señor que abría el día y con ello las maravillas de la naturaleza. Los versículos que proclamamos hoy guardan relación con la ofensa a los pobres de lo que hablan las otras lecturas de hoy.

2.- Continuamos, también, leyendo fragmentos de la Carta Primera a Timoteo. El apóstol Pablo continúa con la formación, a distancia, de uno de sus discípulos más queridos. Hoy le pide perseverancia hasta el momento que haya de presentarse hasta el Señor

3.- El Evangelio de San Lucas nos narra hoy la parábola del rico Epulón y del pobre Lázaro. Es una enseñanza clara en torno a que los abusos –también los de la comida—llevan a tiranizar al hombre. E invoca el Señor Jesús un problema muy acuciante todavía hoy: el del hambre en el mundo.



Lectura de Postcomunión

MONICIÓN

El padre Leoz nos ofrece esta semana estos bellos versos para inspirar nuestros momentos finales de esta Eucaristía. Escuchemos:



NO SEA YO, EPULÓN, SEÑOR

Si estoy frío, calienta mi espíritu

Si vivo de espaldas a tu Palabra, vuélveme en la dirección adecuada

Si soy insensible a tu llamada, háblame de nuevo

Si estoy sordo, ábreme mi oído

Si escucho demasiado al mundo, llévame al oasis del silencio

SI estoy pendiente de los mil tesoros, hazme descubrirte como el más valioso



No sea yo, Epulón, Señor

Y cuando llegue el día de partir, 

encuéntrame dispuesto

Y cuando llegue el momento de morir,

hazme vivir en Ti

Y cuando llegue el instante de dejarlo todo, 

que sienta pena de aquello que, por falta de tiempo,

no me dio lugar a poder ofrecer.

Amén.

Exhortación de despedida

Jesús nos ha mostrado, con su parábola, el lado más terrible de la riqueza y de algunos ricos. Y no nos engañemos muchos epulones de hoy sumen en la máxima pobreza, en el hambre, a muchos hermanos nuestros.

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