21 septiembre 2016

Domingo 25 de septiembre: La senda DE LA SENSIBILIDAD

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La senda DE LA SENSIBILIDAD 
Como denuncia el papa Francisco, vivimos en la “globalización de la indiferencia” desde nuestra situación de “ricos” (los que gozamos de una mejor situación económica, social, europea, etc.) frente al mundo de la necesidad. El “epulón” está ciego: no se ha enterado de la realidad que tiene a su puerta. Cuando se entera, es demasiado tarde… Hay que aprender a “ver”, porque tal vez mañana ya será tarde. Es necesaria la “empatía” con el sufrimiento del “otro” yo. 

TESTIGO DE LA SENSIBILIDAD ANTE EL DOLOR 
SIMONE WEIL (1909-1943) 
«Además de ser una de las tres mujeres filósofas más importantes nacidas a comienzos del s. XX, junto con María Zambrano y Hannah Arendt, Simone Weil es la que estuvo más implicada en poner en práctica sus ideales de educación y de justicia para lograr una humanidad más sabia y más libre. 
Su itinerario vital e intelectual se manifiesta en tres direcciones: una búsqueda continua y apasionada de la verdad; una marcada pureza natural que se asombra ante la contemplación de la belleza del mundo y del arte, en donde presiente la huella de Dios; y una vulnerabilidad ante la desgracia de las clases más desprotegidas de la sociedad, que la llevó a luchar por mejorar sus vidas. 
Su compasión por las condiciones esclavizantes de los trabajadores y su rebelión contra la ignorancia y la injusticia del orden social imperante, la hacían estar muy por encima de cuantos solo hablaban de teorías. Ningún intelectual de izquierdas, a cuyos líderes comenzó admirando, había intentado antes que ella experimentar la vida cotidiana de los obreros, su tristeza, su desesperación, su cansancio y sus angustias vitales. 
Pero no fue solo la trayectoria de su vida y su pensamiento filosófico sino su identificación con los más débiles y su lucha sin tregua por ayudarles a mejorar sus existencias lo que hace de ella una mujer admirable. Es también necesario constatar cómo su vida fue una continua ofrenda de puro amor hacia los demás, un ejemplo de dación y sacrificio en el mejor sentido de esta palabra. Renunció a una cómoda forma de vivir para hacerlo con absoluta austeridad, rechazando incluso, en los últimos meses de su vida, comer más de lo que le daban como ración a un compatriota en el frente de batalla; pasó de ser una profesora universitaria de prestigio y brillante porvenir a trabajar como obrera en una fábrica en condiciones infrahumanas; y de ser una preciosa niña mimada perteneciente a la alta sociedad, a convertirse en una miliciana austeramente vestida» 
Algunos vídeos interesantes: 
1) Biografía (en inglés): https://www.youtube.com/watch?v=xmBwVgOirPM (7’) 
2) Simone Weil, una de las grandes pensadoras:
3) Postcapitalismo: Simone Weil. Verdad o nada: 
https://www.youtube.com/watch?v=ru2uOl5WnIk (en francés, con subtítulos en español: 1.09.42’) 
UNA ORACIÓN 
SI YO TUVIERA ENTRAÑAS DE MISERICORDIA 
Señor, si yo tuviera entrañas de misericordia…saldría de mi apatía para ayudar a los que sufren;de mi ignorancia para conocer a los ignorados;de mis caprichos para socorrer a los hambrientos;de mi actitud crítica para comprender a los que fallan;de mi suficiencia para estar con quienes no se valen;de mis prisas para dar un poco de mi tiempo a los abandonados;de mi pereza para socorrer a quienes están cansados de gritar.Señor, si yo tuviera entrañas de misericordia…aprovecharía mi experiencia para ayudar a los equivocados;mi ternura, para acoger a emigrantes y niños;mi salud, para acompañar a enfermos y ancianos;mi ciencia, para orientar a los perdidos;mi paz interior, para reconciliar a los enemigos;mi amor, para acoger a los desengañados;mi oración, para hacerme más hijo y hermano;mi vida, para darla a quien la necesita.¡Señor, dame entrañas de misericordia!

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