16 julio 2016

Hospitalidad

1.- Para empezar os confieso, mis queridos jóvenes lectores que la primera y la tercera lecturas de la misa de hoy, me encantan. Gozo por el contenido y por el marco donde ocurren los hechos que, como os contaré, he visitado más de una vez. Os hablaré de ambos.
(La escena del Génesis que se proclama hoy, la ha recogido la tradición cristiana oriental, como una revelación anticipada del Misterio de la Santísima Trinidad y la ha expresado en un bellísimo icono del que conocemos, generalmente, la copia que de él hizo Andrei Rublev. Para vuestra orientación, os diré, por si no lo sabéis, que la figura central representa a Dios-Hijo, la de la derecha Dios-Espíritu Santo y la de la izquierda Dios-Padre. Sobre esto por internet encontraréis inmensa información)

2.- Ahora bien, la liturgia al escoger este texto e integrarlo, junto con el correspondiente al del evangelio, para el presente domingo, quiere que nos percatemos de la importancia de acoger, hospedar e invitar al ajeno a y en nuestro domicilio, en nuestra interioridad… no sea que nos olvidemos de la hospitalidad que, como advierte la carta a los Hebreos, (13,2) gracias a ella hospedaron algunos, sin saberlo, a ángeles.
3.- En Mambré he estado en bastantes ocasiones. Al principio en coche alquilado y conduciendo nosotros mismos, yo entre otros, después no. La circulación es complicada y la visita supone algún peligro y es preferible ir en taxi. Está el lugar a unos 4km de Hebrón. Una gran explanada, cuyo perímetro marcan muros en alguno de los lados del rectángulo, un pozo en un extremo y lo demás es, o era, abandono, restos de mosaicos en el pavimento, algún arbusto y una higuera. Esto es todo lo que queda. Ninguna encina, por supuesto. Hay que cerrar los ojos de la cara para, con los del espíritu, contemplar la escena. Y aprender de la narración.
4.- El Señor en Siquem se le había revelado como Dios personal, cosa insólita para las gentes de aquel tiempo. Se había convertido después en Dios familiar, privilegio insigne. De acuerdo con ello, Abraham le había confiado sus más íntimas cuitas. Tenía ganado y pastores a su cargo, pero no descendencia. Para un beduino de aquella época, que creía que la supervivencia personal residía únicamente en la prole que engendrara, era la mayor desgracia que uno pueda imaginar. Pero, pese a que no tenía hijos, el Patriarca no le había dado la espalda, no sentía rencor por ello.
5.- Se acercan, según el relato que hoy escuchamos, lo que él intuye son ángeles y sale a saludarles y le ofrece su jaima y un banquete. Están sentados en el suelo cubierto de alfombras y reclinados en cojines, la tal situación es propicia a las confidencias. Le ha abierto al Señor su domicilio, ahora comparten banquete. Esta vez Yahvé le trae una gran sorpresa. El hijo que le había prometido, ya tiene fecha de nacimiento. La esposa Sara, nos lo dice el texto que la lectura de hoy se salta, está escuchando en la tienda de al lado, compartiendo de la manera que una mujer de aquel tiempo puede. El hijo que desean nacerá antes de un año.
6.- Aunque la lectura de hoy se acabe con esta noticia, no voy a ocultaros la continuación. El Señor también le confía a su amigo sus pesares. Va a inspeccionar el comportamiento unas ciudades que abundan en maldad. Abraham intercederá como sabe hacerlo un beduino, el diálogo es una delicia, os recomiendo su lectura…
7.- El evangelio nos relata una escena que ocurre en Betania, población donde viven estas dos hermanas solteras. También he visitado este pueblecito de entonces en bastantes ocasiones y he podido hacerlo a pie. La distancia en línea recta desde Jerusalén, no llegará a 4km, el camino será, dadas sus curvas, algo más largo. Hoy el pequeño núcleo de aquellos tiempos, es una desordenada plaza, de caótico urbanismo, que la situación política, las rivalidades entre palestinos e israelís, las separan por carretera unos 18km.
8.- Dos hermanas hospitalarias, amigas del Señor a quien acogen en su domicilio. Le han abierto casa y mesa. Una de ellas, María, también su corazón. La otra, Marta, seguramente diría cuando el Maestro se puso a hablar, que no tenía tiempo, que debía estar en la cocina. La posteridad le ha dado el título de “hospedera del Señor”, muy acertado. María, la que escucha atentamente, es la que ama. Se limita a amar, que es mucho, que lo es todo. La posteridad le atribuye el don de amante.
Sí, mis queridos jóvenes lectores, he vuelto a consultar el diccionario de la R.A.L y de las cinco acepciones del término, solo la última tiene el significado de amor incorrecto. Aun así, pese a haberlo escrito ahora yo, no me atrevo de expresarlo de palabra. Según nuestro lenguaje de hoy, no nos atreveríamos a pronunciarlo en público, pero como es un mensaje confidencial, me atrevo a confiároslo a vosotros.
8- Escoger la mejor parte, que es lo que hace María, no es elegir lo que tiene mejores salidas profesionales, ni lo que le procurará más éxito y dinero. Pero es lo mejor. Lo cual no quiere decir que la elección que ha hecho Marta sea la peor, o sea mala. Simplemente, es la menos buena, pero también excelente. ¿Escogéis así, mis queridos jóvenes lectores? Si es así, vuestro gozo no os lo arrebatará nadie. Yo así lo hice y cumplo, como mejor puedo, siempre. Y soy feliz de acuerdo con mis capacidades y posibilidades.
Por Pedrojosé Ynaraja

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