03 junio 2016

Domingo 5 junio: Moniciones

MONICIÓN DE ENTRADA

Sed bienvenidos a la Eucaristía de este Décimo Domingo del Tiempo Ordinario. El evangelio de Lucas nos va a contar como Jesús de Nazaret, acompañando de un gran y alegre cortejo de discípulos y seguidores, se tropieza, en la entrada de la ciudad de Naín. con otro también gran cortejo que sigue un féretro, con un entierro. Ha muerto el hijo único de una viuda, su único remedio futuro para su vejez. Y sus conciudadanos lo entienden y se solidarizan con la tragedia de la viuda de Naín. Jesús, consuela a la mujer, manda parar a los porteadores que llevaban el féretro y pide al muchacho muerto que se incorpore. Lo hace, ya vivo y sin parar de hablar… Jesús, como otras muchas veces, devuelve la alegría a mucha gente.




MONICIONES SOBRE LAS LECTURAS

1.- La primera lectura esta sacada del Libro Primero de los Reyes y se narra la escena de cómo el profeta Elías resucita al niño de una viuda que le hospeda. Le pide al Señor Dios que los despierte. Y el niño resucita. Guarda el habitual paralelismo entre la primera lectura y el evangelio que observamos en nuestras eucaristías.

S.- El Salmo 29 se compuso como un canto de agradecimiento al Señor al Señor por haber curado a un enfermo grave. Más tarde, ya en tiempo de Macabeos se convirtió en un himno oficial para la dedicación del Templo de Jerusalén.

2.- El apóstol San Pablo en el capítulo primero de la Carta a los Gálatas narra directamente sus primera momentos tras su conversión y como conoció a los apóstoles Pedro y Santiago. Y ratifica que su conversión fue una elección sobre él de Dios, por medio de su Hijo, Jesucristo.

3.- Es el relato minucioso y muy bello de la resurrección del hijo único de la viuda de Naín que nos hace el evangelista San Lucas. Nos muestras la capacidad de Jesús para conmoverse y de actuar para devolver la alegría a los afligidos.



Lectura de Postcomunión

MONICIÓN

Oremos en estos momentos finales de nuestra eucaristía con la oración que nos remite el sacerdote navarro, Javier Leoz



¡NO TODO ESTÁ PERDIDO!

El Señor, hoy y siempre, en  este Año de la Misericordia

nos dice: ¡A TI TE LO DIGO, LEVÁNTATE!

De tu frialdad y cobardía, de tu tristeza y de tu cerrazón

de tus caídas y de tus combates, de tus ideas y debilidades

¡LÉVANTATE, HOMBRE O MUJER, NIÑO O JÓVEN!

¡LÉVANTATE QUE, TODO, NO ESTÁ PERDIDO!

Exhortación de despedida

Salgamos felices del templo con la misma alegría que Jesús comunica a los que le siguen y con la tristeza de los abatidos convertida en júbilo por su acción milagrosa. La viuda de Naín continuará teniendo ayuda.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Deja tu comentario