05 mayo 2016

La Ascensión del Señor: Moniciones 3


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SOLEMNIDAD LA ASCENCION DEL SEÑOR CICLO C
MONICION DE ENTRADA
Hoy celebramos la Ascensión de Jesús al Cielo, ahora glorificado, está junto al Padre. Ahora nosotros como sus discípulos, debemos ejercer nuestra misión de testigos, con la fuerza del Espíritu Santo.
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Bienvenidos hermanos a la celebración de la Ascensión del Señor al Cielo. Desde el año 1967, en este domingo, también realizamos la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, que hoy cumple sus bodas de oro, 50 años. El Papa nos invita, en su mensaje, a convertir todo encuentro y comunicación con los demás en un momento de verdadera misericordia. Participemos con fe y devoción de nuestra Eucaristía. De pie. (sugerida por el Semanario de Gdl.)

LITURGIA DE LA PALABRA
Video de las lecturas
1º Lectura   Hech 1,1-ll
Salmo        Sal 46,2-3.6-9
2º Lectura   Hb 9,24-28; 10,19-23
Evangelio    Lc 24, 46-53

MONICION A LAS LECTURAS (unica)
Las lecturas que vamos a escuchar nos acercan al Misterio de la Ascensión del Señor. Su misión, la sigue llevando adelante su cuerpo visible que es la Iglesia. Hoy, Jesús, sube al cielo: ha cumplido, ha vencido, ha ganado y, ahora, va camino del abrazo del Padre. Escuchemos con atención.
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Las lecturas de hoy nos anuncian la subida del Señor a los Cielos; pues cumplió ya con su misión en la tierra; pero al mismo tiempo nos recuerdan que es una misión inacabada a la que todos somos invitados (sugerida por el Semanario de Gdl)
MONICION A LAS LECTURAS (Individual)
Primera Lectura
Escuchemos la narración de la Ascensión del Señor al cielo, y su promesa del envío Espíritu Santo sobre todos nosotros.
Salmo
En este salmo 46 aclamamos con gozo al rey supremo que asciende a su trono, Respondamos todos: Entre voces de Júbilo, Dios asciende a su trono, Aleluya
Segunda Lectura
San Pablo expone el fundamento teológico del misterio del triunfo de Cristo en su plenitud del que participa también la Iglesia. La Ascensión debe ser punto de partida para renovar nuestra decisión de ser testigos del mensaje de Cristo.
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La carta a los Hebreos nos recuerda que Cristo es el único y verdadero Sacerdote. Él es el Hombre Nuevo que nos restituye a una nueva dignidad y a una nueva esperanza
Evangelio
Jesús asciende al cielo y nos invita a continuar su misión en el mundo. Por el poder del Espíritu Santo todos somos sus testigos.
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Para bien de su Iglesia, Jesús, antes de subir a los cielos, indica a sus apóstoles el programa y  la misión que los han de guiar a lo largo de toda su existencia. Para ello les asegura la presencia viva de su Espíritu Santo
ORACIÓN UNIVERSAL
Pongamos, hermanos, nuestra mirada en Jesús, nuestro gran sacerdote, que ha atravesado el cielo para interceder por nosotros, y pidámosle por las necesidades de todos los hombres.
Respondamos todos: Rey vencedor, Escúchanos
1.- Para que Cristo, desde le trono de su gloria, venga en ayuda de su Iglesia, que lucha en medio de las dificultades del mundo, y no permita que sus fieles se dejen cautivar por los bienes de la tierra, Roguemos al Señor.
2.- Para que Jesús, el Señor, que prometió que, al ser elevado sobre la tierra, atraería a todos hacia sí, revele su nombre a los hombres que aún no lo conocen, Roguemos al Señor.
3.- Para que el Señor, que con su triunfo  ha glorificado nuestra carne colocándola cerca de Dios Padre, llene de esperanza a los que sufren enfermedades en el cuerpo o angustias en el Espíritu, Roguemos al Señor.
4.- Para que el Señor, elevado al cielo, nos envíe el Espíritu Santo, para que nos enseñe a amar los bienes de arriba y a no dejarnos cautivar por las cosas de la tierra, Roguemos al Señor.
Dios, padre todopoderoso, que has resucitado a Cristo, tu Hijo, y lo has hecho Señor del universo, reconoce la vez de tu amado en las oraciones de la Iglesia y concédenos lo que, con fe,  te hemos pedido. Por Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina, inmortal y glorioso, por los siglos de los siglos.
MONICION AL OFERTORIO
Acercamos al altar los dones eucarísticos que nos servirán de alimento, junto al compromiso de hacer presente al Señor en nuestra vida cotidiana, desde el servicio hasta el testimonio, siendo así verdaderos testigos suyos.

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El Señor no se ha ido para desentenderse de los suyos o para dejarlos huérfanos. El está presente con nosotros hasta el fin de los tiempos sobre todo en el pan y en el vino, prenda de nuestra redención
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Presentemos, junto con el pan y el vino, nuestra vida y familia; para que unidas a Cristo, florezca en ellas la misericordia
COMUNIÓN
Llenos de gozo acerquémonos a recibir a Cristo glorificado en su cuerpo y en su sangre, que son para nosotros fuerza y vida.

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Recibamos con devoción a Cristo que se nos ofrece como verdadero Pan de vida eterna, Vengamos a gustar del Cuerpo y de la Sangre del Señor en esta sagrada Eucaristía.
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Participemos del banquete del Señor, alimento que nos nutre para cumplir la misión que Jesús mismo nos encomendó
MONICIÓN PARA DESPUES DE LA COMUNION
Hemos recibido a Cristo en nuestro corazón, alabémoslo y glorifiquémoslo siempre, no solo de palabra sino también con nuestras obras. Pidámosle que nos deje la puerta abierta para actuar conforme a su voluntad, Repitan todos:
¡DEJANOS LA PUERTA ABIERTA, SEÑOR!
Que no la cierre el viento del camino fácil
Que no la empuje nuestra falta de fe
Que no la obstruya nuestro afán de tener aquí
¡DEJANOS LA PUERTA ABIERTA, SEÑOR!
Para vivir y morar contigo
Para amar y vivir junto a Dios
Para sentir el soplo eterno del Espíritu
Para gozar en el regazo de María Virgen
¡NO NOS CIERRES LA PUERTA DEL CIELO, SEÑOR!
MONICION DE DESPEDIDA
Salgamos felices de nuestra celebración. Jesús, nuestro Maestro, nos impregna con su paz y con su amor. Asciende a los cielos, pero se queda con nosotros en el Sagrario. Ojalá seamos capaces de transmitir a todo nuestro entorno la sublime doctrina de Jesús de Nazaret.
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Para el creyente, el futuro está asegurado, porque el futuro ya  está entre nosotros por medio de la vida que Cristo nos ha compartido. Vivamos de esta certeza gozosa todos los momentos de nuestra vida
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Vayamos a nuestras casas, y demos testimonio de lo bueno que es nuestro Dios y lo misericordioso que ha sido con nosotros.

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