04 octubre 2015

La misa del Domingo



Domingo XXVII Tiempo Ordinario (B) 4 de octubre de 2015
  • Gn 2, 18-24: Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne.
  • Sal 127: que el Señor nos bendiga todos los días de nuestra vida.
  • Hb 2, 9–11: Porque el que santifica y los que son santificados tienen un mismo origen.
  • Mc 10, 2–16: Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre.
Estamos ya en el vigésimo sexto domingo del tiempo ordinario y la liturgia nos sigue conduciendo por el Evangelio de San Marcos. Claramente podemos ver en el evangelio dos relatos; uno sobre el matrimonio y el divorcio, y otro sobre Jesús y los niños.
Lo más fácil a la hora de plantear una homilía sobre este evangelio es centrarse en el tema del matrimonio y del divorcio para concluir con el tema de los niños. Una lectura superficial y poco profunda y que a todos nos podría dejar más o menos satisfechos y con la idea de “he cumplido”. Todos conocemos a alguien que se ha divorciado, separado,… Con dolor hemos visto esto en nuestras familias, nuestros amigos… los datos sociológicos así lo demuestran. Para colmo los que nos dedicamos a la educación no paramos de encontrarnos con esta situación que sufren niños cada vez más pequeños. Una lectura negativa y catastrofista de esta realidad social podría llevar a “utilizar” la homilía para una visión apocalíptica de nuestra sociedad y poner toda la carga negativa en el divorcio.
Por suerte para todos, para mi el primero y no aumentar mi úlcera de estómago, os animo a buscar una lectura más positiva de este texto, os propongo otro nivel de lectura. Personalmente creo que predicar sobre el divorcio en vez de en el matrimonio es ir en contra de la Vida y de la propia Iglesia. Acerquemos nos un poco al texto para ver una lectura más profunda.

• Jesús es preguntado por la fariseos, no para conocer la respuesta, sino para ponerlo a prueba. Es decir ver de qué pie cojea y lo consiguen porque Jesús siempre es claro en sus respuestas.
• Ante la pregunta Jesús responde con lo que ya saben, lo que dijo Moisés y además les recuerda lo “tozudos” que son.
• Ante esta situación los discípulos le vuelven a preguntar por el mismo tema, pero profundizando un poco más, ya que lo dijo Moisés no termina de concordar con lo que Jesús está predicando.
• La respuesta ahora es mucho más amplia, Jesús no habla sobre el divorcio, habla sobre la igualdad del hombre y la mujer a los ojos de Dios. Anteriormente el adulterio solo era penado para la mujer, Jesús nos dice que tanto hombre como mujer deben de respetar a su marido o mujer, y ambos son responsables en caso de fijar sus ojos en otro u otra. En realidad está dando dignidad a la mujer más que criticar la separación.
• El broche final termina con el gesto que Jesús tiene con los niños delante de sus discípulos. Recordemos que las mujeres y los niños no tenían derechos dentro de la familia.
• Resumiendo ante la pregunta sobre lo que el varón tiene que hacer ante un posible repudio de la mujer, Jesús da dignidad a los que por costumbre no la tienen, la mujer y los niños.
Desde este planteamiento podemos descubrir que la intención de Jesús es otra. Ante la ley, la norma, lo importante son las personas, mirar sus situaciones concretar y devolver la dignidad al que la había perdido (o se la habían quitado). Y lo mejor de todo plantearnos lo siguiente; ¿cómo nos situamos ante Dios con nuestras preguntas, nuestras preocupaciones? responder desde Dios es la clave, desde el Dios misericordia y amor, no desde la Ley o la norma.
La segunda lectura nos ayuda también a reflexionar desde esta perspectiva, aunque en principio parezca una lectura complicada de leer y de entender. Si la leemos varias veces, encontramos una idea muy buena: el sufrimiento y el dolor es el paso necesario para la Vida. Detrás del sufrimiento se encuentra la Vida. Esta es una promesa hecha por Dios y ratificada por Cristo en la cruz.
Quedarnos en el sufrimiento es optar por la muerte. Pasar por el sufrimiento “de puntillas”, huyendo, es optar por la muerte. Pero vivir el sufrimiento en clave orante y personal (este dolor ¿qué me quiere decir?, ¿qué me dice de la Vida y de mi mismo?) es opta por la Vida. Rezar el evangelio desde la crítica al divorcio y la separación nos impide dar gracias y apostar por el amor. Nos hace huir de la vida para adentrarnos en los putrefacto de la crítica y la murmuración.
Te animo a seguir por la opción de la pregunta pero contestando desde la clave de Dios como hace Jesús.
• No sólo hay divorcio en el matrimonio, también hay separaciones en nuestras relaciones: ¿Qué vínculos rompemos en nuestra vida? ¿Por qué? – o en clave positiva: ¿contamos con las personas?
• ¿En qué ocasiones traicionamos a quienes confían en nosotros? – o en clave positiva: ¿contamos con las personas?
¿Cuáles son nuestras infidelidades de corazón? ¿Qué nos lleva a ser infieles?- o en clave positiva: ¿cuáles son nuestras fidelidades de corazón? doy gracias por ser fiel a Dios, a los amigos, mi pareja,…
Jota Llorente, sdb

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