07 octubre 2015

Domingo 11 octubre: Moniciones 2



MONICIÓN DE ENTRADA

Bienvenidos a la Eucaristía de este Domingo XXVIII del Tiempo Ordinario. San Marcos nos va a relatar el conocido episodio del joven rico, aquel que marchó entristecido, cuando Jesús le pidió que lo dejara todo por Él. Es verdad que Jesús de Nazaret no se lo exige a todos, pero sí lo hace con algunos y algunas. Les pide la entrega total, sin condiciones. No es fácil entregarse del todo, pero tampoco es fácil decir a Jesús que no. Sabemos, intuimos, que Jesús, en algún momento, nos va a pedir algo muy especial, un gran esfuerzo. No podemos dejarlo pasar por alto. Meditemos en este domingo lo que Jesús nos ha pedido ya, o lo que nos va a pedir en algún momento de nuestras vidas. Lo hemos de tener siempre muy presente.
 
MONICIÓN SOBRE LAS LECTURAS

1.- En el Libro de la Sabiduría, en su capitulo siete, que es nuestra primera lectura de hoy, se nos tiende una mano: necesitamos la Sabiduría de Dios para mejor seguir su camino. Es un don preciado de Dios que no debemos olvidar ni desaprovechar.

S.- La sabiduría antigua reflejaba que la vida humana es breve y, según el pueblo judío, el pecado la acortaba aún más. El hombre sabio es el que mejor aprovecha el tiempo. Y eso es lo que nos dice el salmo número 89. Su mensaje es actual para todos nosotros, aquí y ahora.

2.- El autor de la Carta a los Hebreos –es nuestra segunda lectura-- realiza una genial descripción del efecto en el hombre de la Palabra de Dios. El breve texto que escuchamos hoy es todo un programa de principios para el pueblo cristiano.

3.- En el evangelio de San Marcos que se va a proclamar ahora mismo vemos como el Señor mira con cariño a un joven que quiere seguirle. Las riquezas impedirán a aquel muchacho convertirse en apóstol. Este domingo acompañamos a Jesús ya en el territorio de Judea, acercándose a Jerusalén. Se le siguen acercando aspirantes a discípulos y él les marca las exigencias de ese seguimiento, igual que hace con nosotros, hoy.

Lectura de Postcomunión

MONICIÓN

Leemos a continuación la plegaria creada por el padre Javier Leoz para estos momentos finales de nuestra Eucaristía

 

MÍRAME, SEÑOR

Mírame, Señor, y muéstrame  la exigencia de la fe

El ser libre para caminar  junto a Ti

Y, sobre todo, Señor,

ayúdame a descubrir “esa  cosa” que me falta

para que pueda entrar por  esa puerta estrecha

que conduce a ese lugar de  inmenso espacio 

de alegría y de eternidad.

 

¿Lo harás, Señor?

Y, si por lo que sea, Señor,  tu respuesta 

no me gusta o me sorprende,

no dejes que me pierda en la  riqueza que, 

cuando muera, será pobreza

incapaz de ganar tan divina  riqueza.

Amén.

Exhortación de despedida

Jesús nos pide que vivamos con sencillez, con humildad. Y en pobreza. Como Él vivió. No es tan difícil. Casi, casi lo más complicado de todo es vivir pendientes del poder y del dinero. La avaricia por el dinero es lo que ha generado esta tan dura crisis económica que nos está tocando vivir. Y recordaros que mañana nos volveremos a reunir para festeja a María en su advocación del Pilar.

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