Inicial.
El Señor nos llama y nos reúne de nuevo en el domingo, para celebrar juntos la Eucaristía.
Las lecturas de cada domingo nos ofrecen la oportunidad de poder ir dibujando lo que podríamos llamar el retrato del hombre de fe, de ir configurando nuestra propia vida, para que, cada día, aligerada de las trabas y de las cargas que nos impiden avanzar, nuestro corazón pueda ver claro el camino de seguir a Jesús.
Hoy, nos van a invitar a reflexionar sobre el concepto de la riqueza y sus consecuencias. Hemos de descubrir lo que hay en nuestra vida que, a pesar de nuestros buenos propósitos de seguir a Jesús, nos lo impiden.
Primera Lectura.
La sabiduría, en sentido bíblico, es eminentemente práctica. Consiste en saber vivir y conducirse según los valores más altos y nobles del ser humano. Es fruto de la oración y es el tesoro más grande que se puede obtener.
Segunda Lectura.
La Palabra de Dios es la auténtica sabiduría. Ella penetra hasta lo más profundo de nuestro ser y nos ayuda a orientar los deseos y las intenciones de nuestro corazón.
Evangelio.
Escuchamos en el Evangelio las palabras de Jesús al joven, que bien dispuesto a seguirle, cuenta con ataduras que se lo impiden. También nosotros hemos de descubrir lo que nos impide seguir a Jesús, porque en ello está nuestra riqueza y nuestro corazón
Puestos de pie cantamos aleluya.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Deja tu comentario