25 agosto 2015

Liturgia del día, 25 agosto

Evangelio del día 19 de agosto
Introducción
La sola razón por la que estamos ahora juntos aquí es porque creemos en Dios y en su Hijo Jesucristo; porque por el Espíritu Santo esperamos las promesas de Dios nuestro Padre y el futuro al que Jesucristo nos conduce; y porque estamos unidos, por el Espíritu de amor que nos lleva a amar a Dios y a los hermanos.
Estas son las señales de una buena comunidad cristiana, por las que Pablo alaba a sus cristianos de Tesalónica, que fue la primera fundación cristiana en Europa (en la actual Salónica, en Grecia). La Primera Carta a los Tesalonicenses es también el primer documento del Nuevo Testamento, escrito en el año 51 de la era cristiana.
Que ojalá la fe, la esperanza y el amor sean características que nos identifiquen a nosotros y a todas nuestras comunidades cristianas.

Evangelio. Cuando nos aferramos a la letra de la ley sin preocuparnos por su espíritu, fácilmente nos convertimos en hipócritas, quizás sin darnos cuenta del todo; lo mismo cuando en el nombre de la tradición le quitamos a la ley toda vida, o peor todavía: cuando hablamos lindas palabras, pero actuamos de manera diferente. Por ejemplo, cuando hablamos de pobreza, comunidad, o diálogo, pero vivimos en gran estilo, a lo rico, o fallamos en comunicarnos cálidamente con los otros, de persona a persona. Tales contradicciones son la suerte no solo de los Escribas y Fariseos del tiempo de Jesús: Con frecuencia están también aquí con nosotros.

Oración Colecta
Oh Dios, Padre nuestro:
Tú sueñas en que seamos el cuerpo visible de tu Hijo. 
Danos una fe fuerte y profunda,
como una luz en la tiniebla
que nos ilumine a nosotros y a nuestros prójimos,
estén lejos o cerca.
Que la esperanza nos sostenga
en nuestro caminar hacia ti y hacia los hermanos,
y líbranos siempre del desaliento.
Que el Espíritu Santo nos enlace juntos
en un amor fiel y leal
que esté siempre dispuesto
a excusar, a confiar, a esperar,
y, venga lo que venga, a aguantar con firmeza, 
a causa de Jesucristo nuestro Señor.

Intenciones
- Por la comunidad de la Iglesia, para que nuestros líderes nos inspiren con su fe, y para que nosotros llevemos la paz y la alegría de Dios a un mundo que vive en urgente necesidad de esperanza y amor, roguemos al Señor. 
- Por nuestra comunidad nacional, nuestro país, para que donde estemos divididos haya reconciliación, y que tanto el pueblo como sus líderes, crean firmemente y trabajen sin descanso por un futuro mejor basado en la justicia, en el respeto a la dignidad de las personas y en la paz, roguemos al Señor.
- Por nuestras comunidades de religiosos y religiosas, para que sus miembros se acepten, se respeten y se enriquezcan mutuamente; y que esto redunde en un mejor servicio a la Iglesia y al evangelio, roguemos al Señor.

Oración sobre las Ofrendas
Oh Dios, Padre nuestro:
Con fe llena de confianza
te presentamos estos dones de pan y vino.
Unidos a nuestro Señor Jesucristo
nos ofrecemos a ti; 
te presentamos especialmente
nuestra buena disposición para servir 
y nuestro fuerte deseo
de ser cada vez más como él. 
Acepta nuestra ofrenda, 
por medio del mismo Cristo nuestro Señor.

Oración después de la Comunión 
Oh Dios y Padre nuestro: 
Acabamos de celebrar el misterio de fe
de Jesucristo nuestro Señor.
Que siga viviendo él 
en nuestros corazones y en nuestra conducta,
y nos marque con su amor, un amor sin fronteras,
para que pueda él crecer en nosotros
y para que nosotros construyamos esperanzados
tu reino de justicia y de paz,
que durará por siempre, por los siglos de los siglos.

Bendición
Es bueno oír la gozosa alabanza que Pablo da a la fervorosa iglesia de Tesalónica, una buena comunidad cristiana. ¡Ojalá nuestra comunidad mereciera semejante alabanza! 
Que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre ustedes y les acompañe siempre.

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