24 agosto 2015

Liturgia del día 24 agosto


Introducción
    Es totalmente probable que el Natanael del evangelio de hoy es la misma persona que el apóstol Bartolomé. Si es así, era un hombre abierto y honesto, “en quien no había dolo ni engaño,” como dice Jesús. 

Oración Colecta

Señor Dios nuestro:
Ojalá se pudiera decir de cada uno de nosotros 
lo que Jesús dijo de Bartolomé: 
“Ahí tienen a una persona honesta, 
a un cristiano cabal, en quien no hay engaño”, 
uno que es digno del nombre de cristiano. 
Haznos, Señor, verdaderos discípulos de Jesús, 
que vivamos día a día tal como creemos, 
y que con nuestro modo de vida
cooperemos en atraer a los hermanos 
hacia tu Hijo, Jesucristo nuestro Señor. 


Intenciones

  • Por la fe de la Iglesia y por confianza en el futuro, porque estamos seguros de que Cristo está presente entre nosotros, roguemos al Señor
  • Por el espíritu de amor cristiano y de perdón para todos, porque estamos seguros de que todos están invitados en Cristo a participar de la felicidad inacabable de Dios, roguemos al Señor.
  • Por todos los que están bautizados en el nombre de Cristo, para que sigan fielmente a su Salvador en su amor y en su espíritu de servicio, roguemos al Señor.
Oración sobre las Ofrendas
Señor Dios nuestro:
Nos has llamado juntos,
tanto a santos como a pecadores,
a la mesa de tu Hijo. 
Acepta la disponibilidad que te ofrecemos
para llevar a cabo en la vida de cada día 
la misión que nos confías. 
Que tu Hijo nos haga tu nuevo pueblo
siempre abiertos a los impulsos de tu amor.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.


Oración después de la Comunión

Dios Señor nuestro, Padre amoroso:
En esta celebración eucarística 
hemos encontrado a tu Hijo
como nuestro Señor y Salvador.
Él nos ha mirado y nos ama.
Te pedimos que sepamos ser coherentes,
viviendo según creemos, 
para que no haya en nosotros 
ni falsedad ni engaño,
sino que sigamos a tu Hijo
en el camino del amor por el que se da a sí mismo, 
porque él es nuestro Señor
por los siglos de los siglos.


Bendición
Hermanos: ¡Qué gran honor para nosotros si el Señor puede afirmar de nosotros, como de Bartolomé, que somos una auténtica persona, alguien en quien no hay engaño! 
Que el Dios todopoderoso nos bendiga a todos, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Deja tu comentario