09 agosto 2015

El trabajo para el Señor

En este domingo, cuando muchos de los creyentes pueden encontrarse disfrutando de su descanso vacacional, nos encontramos con las siguientes palabras del Señor al acudir a celebrar nuestra fe: «Trabajad no por el alimento que perece, sino por el alimento que perdura para la vida eterna, el que os dará el Hijo del hombre». Dos pensamientos pueden venir a nuestra mente. El primero podría referirse a nuestra necesidad de un tiempo de merecido reposo, fundamentado también desde un punto de vista teológico y espiritual. Entonces, ¿por qué estas palabras justo en este momento? Podríamos hacer una aplicación sencilla y práctica a nuestra vida, distinguiendo entre aquello que hace referencia a nuestra vida laboral o cotidiana y lo que va al fondo de nuestra fe: nuestro caminar constante hacia la santidad. Jesús usa la misma palabra, trabajar, para ambos ámbitos recordándonos, por un lado, el valor subjetivo del trabajo en la formación y desarrollo de la propia persona y, por otro, que en nuestra vida espiritual no hay tiempo de vacaciones y siempre necesitamos de la Eucaristía para avanzar. El segundo pensamiento puede referirse a la situación laboral actual. Es cierto que, hoy día, un trabajo, especialmente para los jóvenes, es un tesoro muy preciado. Sin embargo, el Evangelio nos recuerda que nada puede ocupar el lugar de Dios, por muy importante que sea para nosotros en este mundo. Pidamos al Señor ambas cosas: que nos esforcemos por el verdadero alimento de nuestras vidas y que todos los hombres y mujeres de nuestro mundo encuentren un trabajo digno.
Alberto Ruiz

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Deja tu comentario