MONICIÓN DE ENTRADA
Sed todos bienvenidos a la Eucaristía. No siempre tenemos vacaciones. Hay momentos en la vida en los que el cansancio, las preocupaciones, los problemas nos superan. Sentimos ganas, como Elías, de dormirnos y no despertar. Queremos “tirar la toalla”, sin darnos cuenta que ahí es donde nos sacude y nos agarra el Señor. En el desierto de la vida los caminos se hacen al andar. En el día a día. En cada esfuerzo realizado. Uno a uno. Dios todopoderoso y amable está con nosotros y nunca nos abandona. Por ello iniciemos nuestra celebración con alegría…
MONICIONES SOBRE LAS LECTURAS
1.- “Dios se acerca a Elías para reanimarlo”. Llena de esperanza esta frase de la primera lectura, del Libro Primero de los Reyes. En toda crisis siempre llega “el día después”. En este mundo con tantas crisis de aburrimiento, de monotonía, de cosas que se repiten, parece que perdemos la esperanza de que Dios llegue para reanimarnos. Pero Él llegará, ¡seguro!
S.- El Salmo 33 es una bellísima oración para dar gracias a Dios en todo momento. Él nos salva y nos envía su ángel para que acampe entre nosotros. Es uno de los salmos llamados alfabéticos y muy repetido como acción de gracias entre los judíos contemporáneos de Jesús de Nazaret
2.- Esperamos el alimento que lleva a vivir en el amor, como nos dice San Pablo en la Carta a los Efesios, que es nuestra segunda lectura. Un camino donde no exista la amargura, la ira, los enfados, los insultos, un camino que nos lleve a Dios y a los hermanos.
3.- Nosotros sabemos que el amor nos lleva al hermano y que este sentimiento nace de Dios. Y todos juntos nos alimentamos de “Pan bajado del cielo”, como oiremos en el evangelio de Juan. Pero no era así en tiempos de Jesús y cuando Él decía esas cosas sus coetáneos desconfiaban. Pero Él los enseñaba el camino de vida Eterna.
Lectura de Postcomunión
MONICIÓN
Oración muy bella y fuerte de Javier Leoz para nuestra Eucaristía de hoy.
ERES PAN VIVO, SEÑOR;
ayúdame a responderte con mi fe
enséñame a ver más allá de mí mismo
condúceme hasta tu regazo
para que, allá donde yo vaya,
siempre contigo me encuentre.
Y, cuando yo crea sentirme demasiado vivo,
haz que, con tu pan,
comprenda que el mundo
está demasiado muerto
cuando es incapaz de reconocerte
como el pan vivo y verdadero sustento.
Amén.
Exhortación de Despedida
Salgamos felices del templo. El Señor nos ha enseñado que es nuestro alimento para la vida eterna, el Pan vivo que ha bajado del cielo.
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