23 agosto 2015

Carta abierta a una catequista

(Tomado de alforjas de pastoral)
CARTA ABIERTA a…
COMPARTIENDO EXPERIENCIAS DE VIDA
Hoy, TU PERSONA y TU VIDA son para mí como UNA PARÁBOLA HERMOSA que me hace presente a tantas personas que, como tú, están “preparándose”, aunque les cueste asumir la tarea del nuevo curso catequético. Y porque la parábola siempre “sugiere muchas cosas”, permíteme que reflexione en voz alta sobre lo que has vivido y he compartido tantas veces contigo, fortaleciéndonos mutuamente, y lo que todavía podemos vivir en favor de la causa de Jesús y de su proyecto.
Te miro atentamente y te descubro como AGOTADA: han sido tantos años, tanta dedicación, tanta generosidad callada que, ahora mismo, “me siento cansada”, dices. Tienes toda la razón del mundo para expresarte así. ¡Cuánto de bueno rezuma tu vida y tiene SABOR EVANGÉLICO! Es como el atleta que ha hecho un gran esfuerzo y se siente agotado. No “rechaces” tu cansancio. Llamémoslo por su nombre y lo… ¡asumiremos!
Pero desde esa situación llegar a la conclusión de que “lo hagan otros”, ya es un paso cualitativamente distinto y vamos a ver si es el mejor paso que puedes/podemos dar. Por supuesto que “otros” tienen que hacerlo. Pero esto no significa que tú y yo no tengamos que seguir haciéndolo.



Permíteme que, por un momento, te recuerde las EXPERIENCIAS de GOZO que hemos vivido en esta tarea. ¿Te acuerdas? ¡Cuántas veces hemos compartido con ilusión lo que íbamos viviendo! Era un grupo que respondía con ganas; eran unos padres de familia que nos manifestaban su apoyo y cercanía; fue aquel encuentro del que salimos reforzados y con ganas de seguir trabajando; fue el final de aquel curso, la excursión y la fiesta explosiva en la que dábamos gracias a Dios por habernos llamado a esta tarea; fue aquel retiro y aquellos días de ejercicios que profundizamos en la espiritualidad del catequista y del seguimiento de Jesús y salimostan llenos de ganas y de ilusión.
¡Realmente ha sido BONITO y GOZOSO todo aquello! ¡Cuántas y cuántas horas hemos dedicado a compartir todo eso, a proyectar, a preparar hasta el último detalle lo que estaba en nuestras manos! Luego, sabíamos que el Espíritu haría su trabajo; estábamos convencidos de ello.
Ahora el cansancio nos quiere hacer olvidar todo esto. Pero… ¿no te parece que nos tenemos que resistir a que sea así? Ha sido demasiado intenso para que ahora lo olvidemos de golpe. ¡No es posible! Recordémoslo, sencillamente, pero con muchísimo cariño. ¡Cuánto nos ha unido todo aquello! El cansancio no puede -aunque quiera- destruir lo que hemos vivido. ¡Imposible!
Por eso, permíteme que meta el “bisturí” en nuestra vida compartida y ANALICE LOS MOTIVOS que nos han podido llevar a esta situación “rara” y que tanto nos incomoda.
1. ¿Te acuerdas? Tu inmensa generosidad -la nuestra- nos llevó a ir ASUMIENDO CADA VEZ MÁS COMPROMISOS. Creo que lo hicimos sin medida. ¡Había tantas cosas que hacer…! Y, claro, esto nos fue minando cosas fundamentales. Recuerda que cuantas más cosas hacíamos, compartíamos MENOS. ¡Qué paradoja! Y es que estábamos tan ocupados… nos iban absorbiendo las tareas, las reuniones, la organización… Creo que “pecamos” de ACTIVISMO y DEJAMOS de COMPARTIR lo esencial, que es la vida. Es mi primera constatación.
2. Pero no quedó ahí el tema. Tantas “ocupaciones” fueron haciendo casi imposible en nuestra vida el SILENCIO y la PAZ necesaria para la ORACIÓN. ¡Estoy convencido de ello! Y creo que esto nos ha hecho mucho daño. Simplemente porque descuidamos lo esencial, y, cuando esto ocurre, lo secundario pasa a ser lo importante, y ahí ya se nos han cambiado la claves; nos estábamos equivocando. En estos momentos, nos preocuparon más las “dinámicas a realizar”, las “cositas” y… claro, nos estábamos liando de mala manera.
3. Pero es que además sentiste (y lo vivimos) como que el AMBIENTE se hacía un “TANTO RARO”: ya ni la Catequesis de Adultos (nuestro Grupo de referencia), ni las acciones generales… nos “agarraban” como antes. “¡Algo está cambiando!”, decíamos. Y posiblemente entonces no fuimos conscientes de que éramos NOSOTROS MISMOS los que estábamos CAMBIANDO. El exceso de cosas, la tensión acumulada, el cansancio interior… nos estaban cambiando. ¿No te parece?
Ante todo esto, ¿cuál puede ser TU (nuestra) RESPUESTA, hoy y aquí, en este comienzo del NUEVO CURSO? Muy brevemente te adelanto -casi en clave- aquellas dimensiones que creo tenemos que TRABAJAR JUNTOS y que las debemos desarrollar y comentar con paz y profundidad en nuestros próximos encuentros.
•  RECUPERAR LA COMUNICACIÓN profunda: es un camino necesario; sin ella todo será más difícil. Es necesario quererlo y trabajarlo. No nos podemos descuidar en este sentido. Esa comunicación, aligera las “cargas” de la vida; esponja el espíritu; tiene un poder SANADOR. ¡Seguro! Cuando alguien me ESCUCHA… vuelve a surgir algo nuevo. Y cuando yo escucho y acojo, sin condiciones, a alguien… ¡todo se renueva! Te prometo poner de mi parte cuanto sea posible para NO DESCUIDAR esta dimensión.
•  CREAR ESPACIOS de SILENCIO y de ORACIÓN en nuestras vidas: si no lo tenemos en cuenta, lo accidental y secundario pasarán al primer plano. Y entonces… ¡qué pena! Y, de hecho, es una enorme “tentación” hoy en día, donde parece que cada vez somos “menos” los empeñados y comprometidos en tareas catequéticas y evangelizadoras. Creo que tenemos que COMPROMETERNOS a evaluar JUNTOS este aspecto con una frecuencia regular y sostenida.
•  REDESCUBRIR A NUESTRO GRUPO DE REFERENCIA: sea un catecumenado de adultos, o un grupo apostólico, donde podamos vivir la fe y compartir la vida, la fiesta y la alegría. Y que, además, nos ayude en la formación para la vida. Seguro que necesitamos ese Grupo de referencia. No puede ser de otra manera. No para “refugiarnos de los peligros”, sino para seguir MADURANDO, seguir APOYÁNDONOS, profundizar en nuestras RELACIONES y dejarnos MODELAR por el Maestro de Nazaret.
• VOLVER A ASUMIR el COMPROMISO y el MINISTERIO: acaso en el marco de un retiro o unos días de Ejercicios desde donde nos dispongamos, junto con Él, a seguir trabajando por un mundo más fraterno y más humano. No dejar “en el olvido” lo que aquel momento asumimos y que CADA DÍA queremos renovar, o lo que tantas veces nos hemos recordado bromeando: “RE-NUEVAR” (¡qué fuerza tenía esta palabra para nosotros!).
Como ves, sólo son unas pinceladas, como insinuaciones, pero que nos pueden ayudar en estos momentos a SERENAR NUESTRO ESPÍRITU y, una vez logrado eso, lo demás puede que venga por añadidura, hasta las ganas de comprometernos DE NUEVO y hasta el fondo.
Saludos cordiales, Asun. Te ofrezco mi reflexión como una OPORTUNIDAD RENOVADA para nuestras vidas y para nuestra relación.
UNA PARÁBOLA PARA LA VIDA
LA MARIPOSA Y LA LUZ
Una noche se reunieron las mariposas. Trataban, anhelantes, de examinar la forma de conocer de cerca el fuego. Unas a otras se decían:
– «Conviene que alguien nos informe un poco sobre el tema».
Una de ellas se fue a un castillo. Y desde fuera, a lo lejos, vio una candela. A su vuelta vino contando sus impresiones, de acuerdo con lo que había podido comprender. Pero la mariposa que presidía la reunión no quedó bastante satisfecha:
– «No sabes nada sobre el fuego», -dijo.

Fue otra mariposa a investigar. Ésta penetró en el castillo y se acercó a la lámpara, pero manteniéndose lejos de la llama. También ella aportó su pequeño puñado de secretos, refiriendo entusiasta su encuentro con el fuego. Pero la mariposa sabia contestó:
– «Tampoco esto es un auténtico informe, querida. Tu relato no aporta más que los anteriores».

Partió luego una tercera hacia el castillo. Ebria y borracha de entusiasmo se posó, batiendo sus alas, sobre la pura llama. Extendió las patitas y la abrazó entusiasta, perdiéndose en ella alegremente. Envuelta totalmente por el fuego, como el fuego, sus miembros se pusieron al rojo vivo.
Cuando la mariposa sabia la vio de lejos convertirse en una sola cosa con el fuego, llegando a ser del color mismo de la luz, dijo:
– «Sólo ésta ha logrado la meta. Sólo ella sabe ahora algo sobre la llama»..

A MODO DE CONCLUSIÓN
• Recojo aquello que más me ha gustado, que, personalmente, me ha ayudado y que siento puede servirme y ENRIQUECER mi vida. Lo anoto para no olvidarlo a la primera.
• Acaso… también me he encontrado con alguna reflexión o una afirmación que no me ha gustado o no he entendido. ¿Te importaría compartirla? Puedes expresarla abiertamente, escribiendo a: bidean@bidean.net.
• ¿Qué me sugiere el cuento-parábola? ¿Tiene aplicaciones concretas para tu vida y para tus compromisos…? Si los tuviere… ¡utilízalas!
Esteban

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Deja tu comentario