23 julio 2015

Guión Litúrgico 3. Domingo 26 de julio

DOMINGO 17 EN TIEMPO ORDINARIO
  1. 1.Dios Provee Alimento
  2. 2.El Compartir Generoso de un Muchacho
  3. 3.Tomó Pan y Dio Gracias

Nota: Cinco domingos tratarán sobre el rico e importante tema de la eucaristía. El celebrante, para preparar su homilía, debería planificar los cinco domingos por adelantado y evitar el peligro de tocar todos los aspectos importantes de la eucaristía en una sola celebración. 

Saludo (Ver la Segunda Lectura)
Estamos aquí todos juntos, 
reunidos como un cuerpo
por el poder del Espíritu Santo. 
Estamos unidos en un solo Señor, 
una sola fe, un solo bautismo 
y un solo Dios, el Padre de todos. 
Que el Señor Jesús,
que nos ha llamado a todos juntos, 
esté siempre con ustedes. R/ Y con tu espíritu. 

Introducción por el Celebrante (Tres posibles opciones)
  1. Dios Provee Alimento
    El signo tradicional en las Escrituras de que Dios nos ama y se cuida de nosotros es que provee alimento a su pueblo, normalmente pan, el alimento básico en gran parte del mundo. ¿Podemos creer esta afirmación cuando tanta gente pasa hambre en el mundo? Primeramente preguntémonos a nosotros mismos: ¿es que faltan alimentos o es que hay una mala distribución y un mal compartir de los mismos? El pan, según la Biblia, no solo significa alimento para el cuerpo, sino también para el espíritu. Los regalos de Dios significados también en el “pan” serían: su palabra, su interés por nosotros, su presencia bondadosa, su amor. El más profundo de estos signos del cuidado providente de Dios es la eucaristía, en la que Jesús sigue entregándose a sí mismo como nuestro alimento y bebida para el camino de la vida. Demos gracias al Padre, con Jesús, por este excelente regalo.
  2. El Compartir Generoso de un Muchacho
    ¿Quiénes somos nosotros a los ojos de Dios? ¿Qué puede hacer Dios con nosotros? Después de todo, no somos más que pequeñas criaturas en un vasto mundo. La liturgia de hoy nos muestra que Dios puede hacer muchas cosas por medio de nosotros; y con lo poco que tenemos para ofrecer... Cuando le damos nuestro tiempo, nuestra vida, nuestros talentos y lo poco que podemos hacer, él los convierte en bendiciones para muchos. Él puede hacer grandes cosas con nosotros, pero tenemos que ponernos a su disposición. El evangelio de hoy nos muestra lo que Jesús pudo hacer para satisfacer las necesidades de una gran muchedumbre con el irrisorio regalo de un muchacho: cinco panes y dos peces. Le pedimos al Señor que nos haga ser siempre generosos de corazón, con lo poco o mucho que tengamos.
  3. Tomó Pan y dio Gracias
    Siempre que los cristianos vienen a la eucaristía oyen lo que Jesús hizo por la gente. Tomó pan, dio gracias, y dio el pan a los allí presentes, diciendo: “Tomen esto, todos ustedes, y coman. Este soy yo, que me entrego a mí mismo por ustedes”. Oímos en el evangelio de hoy que un día Jesús alimentó a una muchedumbre hambrienta. Él es quien puede saciar las hambres de toda la gente de nuestro mundo. Es más: Él quiere que le compartamos a él con todos y para todos, y, como Señor nuestro, quiere que nos repartamos también a nosotros mismos, los unos a los otros. Pidámosle en esta eucaristía que nos enseñe verdaderamente cómo hacerlo.
Acto Penitencial
¿Tenemos hambre de la palabra y del cuidado cariñoso de Dios, o nos mantenemos fríos ante su amor a causa del pecado? Examinémonos delante del Señor.
(Pausa)
  • Señor Jesús, tú tuviste compasión de la muchedumbre hambrienta y les diste de comer. Señor, ten piedad de nosotros. R/ Señor, ten piedad de nosotros.
  • Cristo Jesús, tú tienes misericordia de nosotros y nos nutres con tu cuerpo y con tu sangre. Cristo, ten piedad de nosotros. R/ Cristo, ten piedad de nosotros.
  • Señor Jesús, tú quieres que sintamos compasión de la gente que tiene hambre, tanto de alimento material como de respeto, comprensión y amor. Señor, ten piedad de nosotros. R/ Señor, ten piedad de nosotros.
    Ten piedad de nosotros, Dios misericordioso, y calma nuestra hambre de perdón. Nútrenos en esta eucaristía con la palabra y con el cuerpo de Jesús y llévanos al banquete de fiesta de la vida eterna. R/ Amén

Colecta
Roguemos para que nuestro Padre celestial
nos dé, en Cristo Jesús, todo lo que necesitamos.
(Pausa)
Oh Dios, Padre nuestro:
Tú das a tus hijos en todas partes
el alimento y los dones necesarios
para una vida plenamente humana,
aunque el egoísmo nos impida tantas veces
repartirlos justa y fraternalmente. 
Que tu Hijo nos dé bondadosamente
el pan de su palabra, que nutre nuestra fe,
el de su paz, que nos proporciona descanso,
el de su consuelo, que nos da esperanza y alegría,
y también el pan nutritivo “de cada día”, 
que nos sustenta en nuestro caminar 
hacia ti y hacia los hermanos.
Enséñanos a compartir este pan con todos,
movidos por la justicia y la fraternidad,
como un detalle anticipado del banquete de fiesta 
que tú tienes preparado para nosotros en el cielo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. R/ Amén.

Primera Lectura: Pan para los Pobres (2 Re 4:42-44)
En un tiempo de hambruna, el profeta Elías ordena que el pan destinado para una ofrenda religiosa se reparta entre los pobres hambrientos. Como no hay bastante, Dios se encarga de que haya incluso más de lo necesario para saciar a todos.

Segunda Lectura: Un solo Pueblo, ya que Dios es Uno (Ef 4:1-6)
El apóstol Pablo exhorta a la comunidad cristiana a ser una. Nuestra unidad da testimonio de la Trinidad, que es la fuente y modelo de toda unidad.

Evangelio: Pan para los hambrientos (Jn 6:1-15)
En la multiplicación de los panes, Jesús se revela a sí mismo como quien da pan a los hambrientos. Él usará esta misma señal posteriormente, en la eucaristía, para revelarse a sí mismo como el pan de vida.

Oración de los Fieles (Inspirado por René Mouret)
Oremos a Dios, de quien procede todo bien, para que todos tengan en abundancia lo que necesitan para vivir como hijos e hijas suyos. Digamos como respuesta: 
R/ Señor, danos todo lo bueno.
  • Por la Iglesia, para que los que la dirigen y la presiden –los ministros consagrados- unan y sirvan a todos en Cristo. Que constantemente recuerden al pueblo de Dios los verdaderos valores del evangelio. Roguemos al Señor: R/ Señor, danos todo lo bueno.
  • Por los líderes y también por los fieles en la Iglesia, para que tengan el valor y la fortaleza para alzarse en todas las partes del mundo en favor de los derechos humanos, de una justa distribución de los bienes de la tierra, de la justicia y de una libertad responsable, roguemos al Señor. R/ Señor, danos todo lo bueno.
  • Por las agencias de ayuda internacional, por las Naciones Unidas y por los gobiernos, para que empleen todos los potenciales humanos y todos los recursos de ciencia y naturaleza para alimentar a los hambrientos y para desarrollar la tierra, roguemos al Señor: R/ Señor, danos todo lo bueno.
  • Por todas las comunidades cristianas, para que no abandonen a nadie en necesidad; que nosotros sepamos compartir alegrías y tristezas y todo lo que es verdadero, lindo y bueno; y que sepamos servirnos unos a otros, roguemos al Señor: R/ Señor, danos todo lo que es bueno.
  • Por esta nuestra comunidad, reunida aquí para partir el pan del Señor, para que el Espíritu de Jesús nos haga signos eficaces de su generosidad y su amor, roguemos al Señor: R/ Señor, danos todo lo que es bueno.
    Realmente, Señor Dios nuestro: Danos la gracia de ser abiertos y receptivos a todos tus dones y disponibles para intentar remediar todas las necesidades en favor de todos los hermanos. Por medio de Jesucristo nuestro Señor. R/ Amén.

Oración sobre las Ofrendas
Padre nuestro:
Aquí está un trozo de pan
y aquí estamos nosotros 
con nuestras vidas vacías.
Multiplica nuestra pobre ofrenda
y sustitúyela con el rico pan 
y con el sabroso vino de Jesús, la eucaristía.
Que él se convierta en nuestro pan de cada día,
para que aprendamos de él
a compartir nuestro pan y nosotros mismos
con todos los que con dolor nos gritan su necesidad.
Te lo pedimos en el nombre de Jesús el Señor. R/ Amén. 

Introducción a la Plegaria Eucarística
En esta eucaristía, Jesús dirá de nuevo: “Este es mi cuerpo entregado por ustedes. Soy yo mismo, que me entrego a ustedes.” Demos gracias al Padre por este magnífico don de Jesús a nosotros, a su Iglesia.

Invitación al Padre Nuestro
Unidos en una fe y en un bautismo, 
oremos por medio del Espíritu Santo
a Dios, Padre de todos,
con las palabras de nuestro Señor Jesucristo:
R/ Padre nuestro...

Líbranos, Señor
Líbranos, Señor, de todos los males
y ayúdanos en nuestros días
a llevar alimento a un mundo hambriento.
Por tu misericordia guárdanos libres
de la avaricia y de la autosuficiencia,
que cierran nuestros corazones 
a tus dones y a los hermanos.
Danos el pan que no perece, la eucaristía,
mientras caminamos en gozosa esperanza
hacia la venida gloriosa de nuestro Salvador, Jesucristo.
R/ Tuyo es el reino...

Al Partir el Pan
Jesús se dejó quebrar su vida por nosotros. 
Ahora parte el pan de sí mismo
para satisfacer nuestras hambres más profundas 
Que aprendamos también de él
a compartir nuestro pan con los otros,
porque sabe mejor cuando es compartido... 

Invitación a la Comunión
Este es Jesús, el Señor,
que multiplicó el pan para los hambrientos
y que se da a nosotros, diciendo: 
“Este es mi cuerpo para la salvación del mundo”.
Dichosos nosotros, 
invitados a comer este Pan de Vida. 
R/ Señor, no soy digno...

Oración después de la Comunión
Te damos gracias, Padre generoso, 
por darnos a Jesús, tu Hijo,
como nuestro alimento 
en el camino hacia ti y hacia los hermanos.
Danos voluntad y creatividad
para llevar alimento a un mundo hambriento
y participación justa 
en las riquezas de la tierra.
Ayúdanos también a partir el pan
de la dignidad y de la esperanza para todos.
Y que seas tú, Señor, el más alto cumplimiento
de todas nuestras aspiraciones,
por medio de Jesucristo nuestro Señor. R/ Amén.

Bendición
Hermanos: Hemos partido y compartido pan con el Señor. Esto nos compromete a contar con todos los recursos humanos, para poder compartir alimento, justicia, cultura y libertad con los que viven en necesidad.
El nos invita también a partir y repartir a todos el pan más alto del evangelio, la eucaristía, que satisface las hambres más profundas de cada corazón humano. 
Que el Señor les fortalezca y les bendiga para esta tarea: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. R/ Amén.

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