19 julio 2015

Domingo XVI de Tiempo Ordinario

1. Palabra
Los textos de hoy se refieren, especialmente, a los responsables de la comunidad cristiana, obispos y sacerdotes. Pero se aplican perfectamente a todos los que tienen alguna responsabilidad respecto a personas: padres, educadores…
Caben muchas resonancias:
– La promesa del Señor de conducir a su Pueblo mediante responsables dignos, sabios y generosos, según el corazón de Dios. Es Jesús el pastor mesiánico, en quien se cumple lo anunciado por Jeremías (primera lectura).
– La pedagogía de Jesús respecto al Reino. Ante el rechazo de Israel Jesús va concentrando su misión en los Doce, preparándoles para cuando El muera.
– La sabiduría práctica de entrega y descanso que Jesús busca para sí y los suyos; pero que, en definitiva, sólo el amor juzga. Impresiona la frase última del Evangelio de hoy (Mc 6,34): Le dio lástima… y se puso a enseñarles con calma.
2. Vida
Un buen tema de discernimiento, cuando una persona es responsable y, además, vive la responsabilidad incondicionalmente, y, además, la fundamenta en el amor incondicional de Jesús, entregado hasta no tener tiempo ni siquiera para comer.
Es de sentido común descansar cuando uno confunde la responsabilidad con la ansiedad perfeccionista (su signo frecuente, el estrés).
Es más difícil discernir cuando la responsabilidad nace de la necesidad de amar y no reservarse. Sin embargo, no siempre el amor es «discreto»; y, fácilmente, la necesidad de no reservarse depende de otra necesidad, la de «estar a la altura» de la situación, de modo que uno no puede permitirse defraudar a los demás ni a la propia conciencia. Parece generosidad, pero no es amor de libertad interior.
El amor de libertad interior nunca se reserva, incluso cuando descansa, pues lo hace para entregarse más y mejor a los demás.
Lo que pasa es que la vida obliga en ocasiones a prescindir de análisis, y no tienes otro remedio que olvidarte del todo de ti.
Hay un momento en el proceso de crecimiento del amor en que ya no se distingue entre entrega y descanso: «todo es uno».
Javier Garrido

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