09 junio 2015

Recursos para el Sagrado Corazón de Jesús

Evangelii Gaudium: Una Iglesia de corazón abierto
“La Iglesia está llamada a ser siempre la casa abierta del Padre. Uno de los signos concretos de esa apertura es tener templos con las puertas abiertas en todas partes. De ese modo, si alguien quiere seguir una moción del Espíritu y se acerca buscando a Dios, no se encontrará con la frialdad de unas puertas cerradas. Pero hay otras puertas que tampoco se deben cerrar. Todos pueden participar de alguna manera en la vida eclesial, todos pueden integrar la comunidad, y tampoco las puertas de los sacramentos deberían cerrarse por una razón cualquiera. Esto vale sobre todo cuando se trata de ese sacramento que es “la puerta”, el Bautismo. La Eucaristía, si bien constituye la plenitud de la vida sacramental, no es un premio para los perfectos sino un generoso remedio y un alimento para los débiles. Estas convicciones también tienen consecuencias pastorales que estamos llamados a considerar con prudencia y audacia. A menudo nos comportamos como controladores de la gracia y no como facilitadores. Pero la Iglesia no es una aduana, es la casa paterna donde hay lugar para cada uno con su vida a cuestas”. (47)
UN POEMA: Envíame el amor
En el país del Amor quiero habitar,
y de amor construir mi casa.
Amor será mi vecino, amor será mi amigo;
lo demás me da igual.
El amor me acaricia y me hace vivir,
el amor hará mi fuerza.
Del amor siempre hablaré
y al amor consagraré mi tiempo.
Del lecho del amor haré mi lecho,
el amor es la almohada bajo mi cabeza.
En el océano de amor nadaré.
Beberé el agua de amor.
Con quien de amor sufre
compartiré mi vida.
En la jaula de mi corazón
encierro el amor.
No quiero el amor
que no conoce medida,
porque, como un vino espumoso
que ha desbordado su vaso,
corre a derramarse en un momento.
Envíame el amor,
que es fresco y puro como tu lluvia,
que bendice la tierra sedienta
y llena las jarras de barro de la casa.
Envíame el amor
que quisiera abismarse
hasta el centro del ser,
y desde allí brotar
como savia invisible,
a través de las ramas del árbol de la vida,
dando origen a frutos y a flores.
Envíame el amor,
que contiene el corazón tranquilo
en plenitud de paz.
Brahamen Chandidas Rabindranath Tagore

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