04 junio 2015

Domingo 7 de junio: Moniciones




MONICIÓN DE ENTRADA

Sed todos, hermanos y hermanas, bienvenidos a nuestra Eucaristía. Es el día de Corpus Christi, como se dice en su denominación latina. Celebramos, pues la Solemnidad del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo… Sabemos –Cristo nos lo ha dicho—que Dios es amor. Y la prueba máxima de ese amor es la presencia permanente de Jesús, el Maestro, en el sacramento de la Eucaristía por voluntad de la Trinidad Santísima. Con ello, Padre, Hijo y Espíritu Santo forman parte de este prodigio maravilloso, que todo un Dios esté en un poco de pan, en un poco de vino. La comunión del Cuerpo y Sangre de Cristo nos acompaña todos los días, pero hoy lo celebramos especialmente como prueba directa de nuestro agradecimiento ante tal milagro, siempre vivo y presente. Aprovechemos el día para, por supuesto, festejar al Sacramento del Altar, pero también para hacer una Jornada de Caridad, de amor y solidaridad, para con los hermanos, sobre todo para los más necesitados, los débiles, los indefensos…



MONICIONES SOBRE LAS LECTURAS

1.- La primera lectura de hoy procede del capítulo 24 del Libro del Éxodo. Y nos narra como Moisés, mediante la sangre de unas vacas, fórmula de sacrificio, confirma la alianza del pueblo judío con Dios. Después, la sangre de Cristo confirmará la nueva alianza que dura para siempre.

S.- El Salmo 147 –uno de los últimos del salterio—tiene dos partes bien diferenciadas y por eso la Vulgata lo dividió en dos. Nosotros utilizamos hoy la segunda parte en la que se exalta el poder y la misericordia de Dios, el creador y salvador del género humano, que ayuda a los más pobres y los sinceramente humildes.

2.- Escucharemos ahora en nuestra segunda lectura unas palabras muy bellas y certeras del capítulo 9 de la Carta a los Hebreos. Y es que nadie como el autor de esta Carta ha reflejado mejor el papel sacerdotal y sacrificial de Jesús, el Mesías. Y es que la sangre de Cristo, vertida por nuestros pecados, purificará para siempre a los redimidos y por Él y, asimismo, purificará las conciencias de quienes –con entrega y sinceridad—siguen su camino.



3.- El fragmento del Evangelio de San Marcos que se proclama a continuación narra con precisión y maestría el momento de la Instauración del Sacramento de la Eucaristía. Las palabras de Jesús que nos muestra Marcos han sido, desde hace muchos siglos, la fórmula litúrgica en el momento de la consagración: “Esto es mi cuerpo. Esta es mi sangre”



Lectura de Postcomunión

MONICIÓN

Una semana más el padre Leoz nos presenta una breve plegaria para este momento final de nuestra Eucaristía



QUE ME ATREVA, CUÁNTO PUEDA SEÑOR

A manifestar, en este vacío  mundo,

que Tú lo puedes llenar todo

cuando, el hombre y la mujer  de este tiempo,

busque en la profundidad (y  no en la superficialidad)

el Agua Viva que calma la  sed de una vez por todas.

¡Bendito, Señor, sea tu  nombre!

¡Bendita, Señor, sea tu  presencia!

¡Grande, Señor, sea tu  reinado en el corazón del hombre!

¡Única y para Ti, Señor, sea  nuestra adoración!

Tuyos, siempre tuyos Señor, 

en este día en el que tu  Cuerpo y tu Sangre

hacen de innumerables  rincones de nuestra tierra

un inmenso altar desde el  cual hablas,

miras, callas, observas,  lloras y bendices.

¡QUE ME ATREVA, CUÁNTO PUEDA  SEÑOR!
Exhortación de despedida

Hemos celebrado con alegría y fervor la solemnidad del Corpus, la Solemnidad del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo…. Algunos de nosotros vamos a participar ahora en la procesión del Corpus. Otros ya lo hicimos. Tanto da. Lo importante es que sabemos que nuestro Dios está en las calles de aquí, de nuestra ciudad y de todo el mundo.

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