01 junio 2015

Comentario al Evangelio de hoy, 1 junio

Queridos amigos, paz y bien.
A Jesús no se le puede acusar de ocultar las cosas. A sus amigos, desde el comienzo les deja bien claro cuál es el camino. Hay que subir a Jerusalén con él, pasar por la cruz y vivir en actitud de servicio, en especial a los más débiles. A los enemigos tampoco se lo pone fácil. No se esconde, y dice lo que debe decir. En este caso, veían que la parábola iba por ellos. Dice un refrán español que no hay peor sordo que el que no quiere oír. Una reacción, cuando te dicen que estás haciendo algo mal, es la de cambiar de actitud. Olvidar el orgullo, que no conduce a nada, y reconocer los errores. En todos los aspectos de la vida, en el profesional, en el familiar, en el religioso.
Cuando vemos que no tenemos razón, que nos hemos equivocado, hay dos variantes. Podemos aceptarlo, y, pidiendo perdón a quien corresponda, seguir adelante. O. Podemos no aceptarlo, seguir como hasta ese momento, y repetir nuestros errores. Algunas personas no saben o no quieren agradecer las correcciones. Yo, que hasta el día de hoy sigo estudiando una lengua extranjera, acepto bien las “samichánias”, los comentarios y correcciones. Porque si no, seguiré repitiendo mis errores lingüísticos. Y la gente me entiende, pero no suena bonito.
Ojalá en nuestra vida hay siempre gente cerca, capaz de decirnos lo que hacemos bien y lo que hacemos no tan bien. Ojalá Dios nos dé un corazón sencillo, apaz de aceptar los comentarios y sugerencias.
Vuestro hermano en la fe, Alejandro, C.M.F.

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