19 marzo 2015

V Domingo de Cuaresma: Guión Litúrgico (3)



22 DE MARZO DE 2015  
Liturgia de las Horas – Primera Semana del Salterio-Cuaresma.

R I T O S    I N I C I A L E S

CANTO DE ENTRADA.
Tengo los ojos puestos en el Señor porque Él saca mis pies de la red.  Mírame, oh Dios y ten piedad de mí, que estoy sólo y afligido.  Mírame, oh Dios y ten piedad de mí, que estoy sólo y afligido.

Hazme justicia, oh Dios, defiende mi causa contra gente sin piedad.  Sálvame del hombre traidor y malvado.  Tú, mi Dios y Salvador.

SALUDO Y MONICIÓN.

ACTO PENITENCIAL.

ORACIÓN COLECTA.

LITURGIA DE LA PALABRA

PRIMERA LECTURA.
Lectura del libro de Jeremías 31, 31-34.

“Mirad que llegan días –oráculo del Señor- en que haré con la casa de Israel y la casa de Judá una alianza nueva.
No como la alianza que hice con sus padres, cuando los tomé de la mano para sacarlos de Egipto: ellos quebrantaron mi alianza, aunque yo era su Señor –oráculo del Señor-.
Sino que así será la alianza que haré con ellos, después de aquellos días –oráculo del Señor-: Meteré mi ley en su pecho, la escribiré en sus corazones; yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo.
Y no tendrá que enseñar uno a su prójimo, el otro a su hermano, diciendo: ´´Reconoce al Señor``
Porque todos me conocerán, desde el pequeño al grande –oráculo del Señor-, cuando perdone sus crímenes y no recuerde sus pecados.” 
     PALABRA DE DIOS

SALMO RESPONSORIAL. Salmo 50.
Antífona: Oh Dios, crea en mí un corazón puro.

Misericordia, Dios mío, por tu bondad, por tu inmensa compasión borra mi culpa, lava del todo mi delito, limpia mi pecado.

Oh Dios, crea en mí un corazón puro, renuévame por dentro con espíritu firme; no me arrojes lejos de tu rostro, no me quites tu santo espíritu.

Devuélveme la alegría de tu salvación, afiánzame con espíritu generoso: enseñaré a los malvados tus caminos, los pecadores volverán a ti.


SEGUNDA LECTURA. 
Lectura de la carta a los Hebreos 5, 7-9.

Cristo, en los días de su vida mortal, a gritos y con lágrimas, presentó oraciones y súplicas al que podía salvarlo de la muerte, cuando en su angustia fue escuchado.
Él, a pesar de ser Hijo, aprendió, sufriendo, a obedecer.  Y, llevado a la consumación, se ha convertido para todos los que le obedecen en autor de salvación eterna.  
PALABRA DE DIOS

ANTES DEL EVANGELIO.
Canto: Convertíos y creed en el Evangelio.
Antífona: El que quiera servirme, que me siga –dice el Señor-, y donde esté yo, allí también estará mi servidor.

EVANGELIO.
Lectura del santo Evangelio según San Juan 12, 20-33

En aquél tiempo, entre los que habían venido a celebrar la fiesta había algunos griegos; éstos, acercándose a Felipe, el de Betsaida de Galilea, le rogaban: “Señor, quisiéramos ver a Jesús.”
Felipe fue a decírselo a Andrés; y Andrés y Felipe fueron a decírselo a Jesús.
Jesús les contestó: “Ha llegado la hora de que sea glorificado el Hijo del hombre.
Os aseguro que si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, da mucho fruto.  El que se ama a sí mismo, se pierde, y el que se aborrece a sí mismo en este mundo, se guardará para la vida eterna.  El que quiera servirme, que me siga, y donde esté yo, allí también estará mi servidor; a quien me sirva, el Padre lo premiará.
Ahora mi alma está agitada, y ¿qué diré?: Padre, líbrame de esta hora.  Pero si por esto he venido, para esta hora.  Padre, glorifica tu nombre.”
Entonces vino una voz del cielo: “Lo he glorificado y volveré a glorificarlo.”
La gente que estaba allí y lo oyó decía que había sido un trueno; otros decían que le había hablado un ángel.
Jesús tomó la palabra y dijo: “Esta voz no ha venido por mí, sino por vosotros.  Ahora va a ser juzgado el mundo; ahora el Príncipe de este mundo va a ser echado fuera.  Y cuando yo sea elevado sobre la tierra atraeré a todos hacia mí.”
Esto lo decía dando a entender la muerte de que iba a morir.
PALABRA  DEL SEÑOR

HOMILÍA.

CREDO.

ORACIÓN DE LOS FIELES.

LITURGIA EUCARÍSTICA

OFERTORIO.
Canto:
Yo no soy nada y del polvo nací, pero Tú me amas y moriste por mí. Ante la cruz sólo puedo exclamar: Tuyo soy, tuyo soy.

Toma, mi mano, te pido, toma, mis labios te amo, toma mi vida ¡oh Padre!, tuyo soy, tuyo soy.

Cuando de rodillas te miro, oh Jesús, veo tu grandeza y mi pequeñez. ¿Qué puedo darte yo?  Sólo mi ser. Tuyo soy, tuyo soy.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS.

PREFACIO Y SANTO.

PLEGARIA EUCARÍSTICA.

RITO DE LA COMUNIÓN

PADRE NUESTRO.

RITO DE LA PAZ.

CORDERO DE DIOS.

COMUNIÓN.
Canto:
Dios es fiel: guarda siempre su Alianza; libra al pueblo de toda esclavitud.  Su Palabra resuena en los profetas, reclamando el bien y la virtud.

Pueblo en marcha por el desierto ardiente: horizontes de paz y libertad.  Asamblea de Dios, eterna fiesta; tierra nueva perenne heredad.

Si al mirar hacia atrás somos tentados de volver al Egipto seductor, el Espíritu empuja con su fuerza a avanzar por la vía del amor.

El maná es un don que el cielo envía, pero el pan hoy se cuece con sudor.  Leche y miel nos dará la tierra nueva, si el trabajo es fecundo y redentor.

Y Jesús nos dará en el Calvario su lección: “Hágase tu voluntad”.  Y su sangre, vertida por nosotros, será el precio de nuestra libertad.   

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN.

ORACIÓN DÍA DEL SEMINARIO
Señor Jesús, que eliges a los que quieres para el ministerio sacerdotal; ayúdales, para que estén siempre atentos a tu palabra, para que sepan prescindir de sus gustos y se pongan incondicionalmente al servicio de tu Pueblo.

Que, como santa Teresa de Jesús, te sientan siempre cercano, compañero y amigo, modelo de vida entregada a Dios y a los hermanos.

Atentos a leer, en los signos de este tiempo, lo que Tú pides a tu Iglesia y a sus servidores, para que tu palabra sea, de nuevo, la luz que encamine a los hombres y mujeres de nuestro tiempo hacia la felicidad y plenitud de vida.

Te pedimos, Señor, que tus sacerdotes, y aquellos que se preparan para recibir el ministerio, llenos de tu gozo, irradien la alegría de vivir, de amar y comunicar el Evangelio, de modo que su vida ilusione a los jóvenes y les anime a responder a tu llamada, para que, como santa Teresa, se pregunten: «Señor ¿qué mandáis hacer de mí?». Amén. 

ORACIÓN.

RITO DE CONCLUSIÓN.

BENDICIÓN Y DESPEDIDA.
Canto:
Perdona a tu pueblo, Señor, perdona a tu pueblo, perdónale, Señor.

Por tu poder y amor inefable, por tu misericordia entrañable, perdónanos, Señor. 

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