10 marzo 2015

IV Domingo de Cuaresma: Guión Litúrgico (2)




DOMINGO 15 DE MARZO DE 2015
DOMINGO IVº DE CUARESMA

PREPARACIÓN: 
Antes de la salida del celebrante

Hermanos, ya a la mitad de este tiempo fuerte de Cuaresma, del cual hemos vivido tres semanas, celebramos hoy el cuarto domingo, y comenzamos a vivir las tres semanas que nos restan para llegar a la Pascua; por eso ya este domingo es de una alegría pre-pascual en medio del rigor de la Cuaresma, y por eso es llamado "Laetare", que significa alégrate, regocíjate. Por ello este día es uno de los dos domingos en el año en que se puede mitigar el rigor del morado en los ornamentos litúrgicos, con el uso de ornamentos rosados.

AMBIENTACIÓN: 
Luego del saludo inicial y antes del acto penitencial

El inmenso amor de Dios, que supera totalmente nuestra inteligencia, se nos manifiesta plenamente en el envío de su Hijo, para que muriendo en la cruz, nos obtenga el perdón de los pecados. Y quien ha descubierto el camino de seguimiento de Jesús, se siente transformado, renacido, dispuesto a reiniciarse en una vida más limpia y de mayor servicio a los hermanos. Los viejos tiempos ya no cuentan y una nueva vida se abre ante los ojos de los creyentes.

1ª. LECTURA:  (2 Cro 36, 14-16. 19-23)      (Ver texto)

El castigo del exilio del pueblo, es parte del plan salvador de Dios, que quiere su conversión y por eso, les anuncia su perdón y la promesa de su reconstrucción.

SALMO RESP.:      (136, 1-6)    (Ver texto)

                    R.   ¡Que no me olvide de ti, ciudad de Dios!

2ª. LECTURA:     (Ef 2, 4-10)     (Ver texto)

Pablo nos explica el mayor don que Dios nos da para ser salvados, la manifestación máxima de su infinita misericordia: su Hijo.

EVANGELIO:    (Jn 3, 14-21)    (Ver texto)

Escuchemos atentamente a Jesús en su diálogo con Nicodemo, en el que nos anuncia la voluntad de su Padre: que el hombre tenga vida.

ORACIÓN DE LOS FIELES:


CELEBRANTE:

Y ahora hermanos, pongamos en manos de nuestro Padre, que nos concede ofrecerle el sacrificio de alabanza cuaresmal, esta súplica humilde y confiada, en la que le pedimos que nos ayude a prepararnos para poder recibir su salvación.

GUÍA:  A cada una de las peticiones responderemos orando:

"SEÑOR, DANOS TU LUZ"

v Padre, queremos que por la proclamación de la Iglesia y del Santo Padre, vivamos en búsqueda permanente del Resucitado y seamos verdaderos hijos de la luz, y por ello te pedimos...

v Padre, queremos que junto a nuestro Obispo y nuestros sacerdotes, formemos una comunidad diocesana en la que vivamos este tiempo en el reconocimiento de que Dios nos busca y nos quiere, y por ello te pedimos...

v Padre, porque queremos que en nuestra patria todos seamos constructores de tu Reino, para que todas nuestras familias y nuestra sociedad tenga a tu Hijo por cabeza, te pedimos...

v Padre, porque no queremos ignorar la presencia de tu Hijo en los pobres, los sencillos y los marginados y queremos atender a Cristo en cada uno de ellos, te pedimos...

v Padre, porque queremos que este tiempo sea para toda nuestra comunidad, un auténtico morir a nuestros pecados, que cambie radicalmente nuestras vidas y vivamos verdaderamente la alegría, la esperanza, el amor y el perdón, te pedimos...

CELEBRANTE:

Dios nuestro, que renovando al mundo por medio de sacramentos divinos, nos salvas sin mérito de nuestra parte, haz que encontremos la luz y la vida en la persona de tu Hijo y la transmitamos a todos nuestros hermanos, para que todos alcancen la salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor.

PRESENTACIÓN DE LAS OFRENDAS:

En necesario que junto al pan y el vino, nos ofrezcamos nosotros mismos al Padre, pidiéndole que él nos purifique y así podamos alcanzar la salvación que nos ofrece.

Al término del “Lavatorio de Manos” y cuando el celebrante vuelve al centro del altar y antes de la oración siguiente, se hace poner de pie a la asamblea

DIÁLOGO DEL PREFACIO:
Al iniciarse el Prefacio (antes de "El Señor esté con vosotros")

Elevemos nuestra plegaria de profunda acción de gracias al Padre, por su gran amor manifestado en su Hijo único, Cristo, que es origen de nuestra esperanza en la Patria definitiva del Cielo.

COMUNIÓN:

Cristo es la luz que vino al mundo, y nos dejó el mandato de ser nosotros también, luz del mundo, por ello se quedó en medio nuestro, para alimentar constantemente nuestra llama, con su Palabra y con este Pan de Vida,

COMUNIÓN ESPIRITUAL:
Al término de la distribución de la comunión.

Hermanos:
Todos aquellos que no han podido acercarse a recibir a Jesús Sacramentado, pueden hacer la Comunión Espiritual rezando la siguiente oración:

Creo Señor mío que estás realmente presente
en el Santísimo Sacramento del altar.
Te amo sobre todas las cosas y deseo
ardientemente recibirte dentro de mi alma;
pero, no pudiendo hacerlo  ahora sacramentalmente,
ven al menos espiritualmente a mi corazón.
Y como si te hubiese recibido, me abrazo
y me uno todo a Ti;
Oh Señor, no permitas que me separe de Ti.
Amén.

DESPEDIDA:

Iluminados por la Palabra y fortalecidos por la Eucaristía, volvamos a nuestros hogares dispuestos a comportarnos como verdaderos hijos de la luz, obrando en nuestras vidas con bondad, justicia y verdad.

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