19 febrero 2015

Liturgia 19 febrero

Jueves después de Ceniza
Morado
 
Antífona       cf. Sal 54, 17-20. 23
Invoqué al Señor, y él me escuchó; me defendió de los que me atacaban. Confía tu suerte al Señor, y él te sostendrá.
Oración colecta     
Que tu gracia, Señor, inspire y acompañe todas nuestras obras, para que siempre comiencen en ti y en ti terminen. Por nuestro Señor Jesucristo…
Lectura         Deut 30, 15-20
Lectura del libro del Deuteronomio.
Moisés habló al pueblo diciendo: Hoy pongo delante de ti la vida y la felicidad, la muerte y la desdicha. Si escuchas los mandamientos del Señor, tu Dios, que hoy te prescribo, si amas al Señor, tu Dios, y cumples sus mandamientos, sus leyes y sus preceptos, entonces vivirás, te multiplicarás, y el Señor, tu Dios, te bendecirá en la tierra donde ahora vas a entrar para tomar posesión de ella. Pero si tu corazón se desvía y no escuchas, si te dejas arrastrar y vas a postrarte ante otros dioses para servirlos, yo les anuncio hoy que ustedes se perderán irremediablemente, y no vivirán mucho tiempo en la tierra que vas a poseer después de cruzar el Jordán. Hoy tomo por testigos contra ustedes al cielo y a la tierra: yo he puesto delante de ti la vida y la muerte, la bendición y la maldición. Elige la vida, y vivirás, tú y tus descendientes, con tal que ames al Señor, tu Dios, escuches su voz y le seas fiel. Porque de ello depende tu vida y tu larga permanencia en la tierra que el Señor juró dar a tus padres, a Abraham, a Isaac y a Jacob.
Palabra de Dios.
Comentario
El Dios viviente nos llama a elegir la vida. Las prácticas de la Cuaresma –ayuno, limosna y oración– nos abren el corazón para que nuestra existencia se funda más sólidamente en Dios, y así podamos también dar más vida a nuestro prójimo. Elegir la vida es elegir todo lo bueno que viene de Dios, para nosotros y para nuestros hermanos.

 

Salmo 1, 1-4. 6

R. ¡Feliz el que pone su confianza en el Señor!

¡Feliz el hombre que no sigue el consejo de los malvados, ni se detiene en el camino de los pecadores, ni se sienta en la reunión de los impíos, sino que se complace en la ley del Señor y la medita de día y de noche! R.
Él es como un árbol plantado al borde de las aguas, que produce fruto a su debido tiempo, y cuyas hojas nunca se marchitan: todo lo que haga le saldrá bien. R.
No sucede así con los malvados: ellos son como paja que se lleva el viento. Porque el Señor cuida el camino de los justos, pero el camino de los malvados termina mal. R.
Versículo     Mt 4, 17
“Conviértanse, porque el Reino de los Cielos está cerca”, dice el Señor.
Evangelio     Lc 9, 22-25
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
Jesús dijo a sus discípulos: “El Hijo del hombre debe sufrir mucho, ser rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, ser condenado a muerte y resucitar al tercer día”. Después dijo a todos: “El que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz cada día y me siga. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; y el que pierda su vida por mí, la salvará. ¿De qué le servirá al hombre ganar el mundo entero, si se pierde o se arruina a sí mismo?”.
Palabra del Señor.
Comentario
Desde su humanidad y su libertad, Jesús también hizo una elección. Su opción por el Reino de Dios le trajo el rechazo y la condena de los reinos de este mundo. Esa es la cruz que Jesús comenzó a cargar desde el primer momento en que aceptó su misión. Nosotros “caminamos detrás de él”.
Oración sobre las ofrendas       
Mira con bondad, Señor, las ofrendas que presentamos sobre tu altar, para que nos consigan tu misericordia y así glorifiquen tu Nombre. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de comunión       Sal 50, 12
Crea en mí, Dios mío, un corazón puro y renueva la firmeza de mi espíritu.
Oración después de la comunión
Dios todopoderoso, te pedimos que la Eucaristía que hemos recibido como don del cielo, nos alcance siempre el perdón y la salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Oración sobre el pueblo   (Facultativa)
Dios todopoderoso, enseñaste a tu pueblo el camino de la vida eterna; te pedimos llegar a ti, luz inextinguible, por este mismo camino. Por Jesucristo, nuestro Señor.

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