03 febrero 2015

Guión Litúrgico 1. Domingo 8 febrero

DOMINGO 8 DE FEBRERO DE 2015
DOMINGO 5º DURANTE EL AÑO

PREPARACIÓN: 
Antes de la salida del celebrante

Queridos hermanos, celebramos hoy el domingo quinto del tiempo durante el año, y lo hacemos con la inmensa alegría de esta reunión convocada por el mismo Señor, en su día, para celebrar su Pascua, que es también la nuestra, ya que el domingo es también el día del paso de cada cristiano, de la muerte a la vida por la fe y el bautismo.

AMBIENTACIÓN: 
Luego del saludo inicial y antes del acto penitencial

Hoy el Señor nos da la respuesta, desde la fe, al problema de la existencia humana y de sus sufrimientos, algo que nos resulta totalmente inexplicable y sin solución. Él nos manifiesta que el pecado es el causante del dolor, de la enfermedad y de la muerte. Y esa respuesta está dada plenamente en Jesucristo, cuyo sufrimiento y cruz tuvo como objetivo vencer al pecado y a la misma muerte: su dolor y el de todos los que asocien el suyo al de Él, es origen de resurrección y de vida.

1ª. LECTURA:  (Jb 7, 1-4. 6-7)     (Ver texto)

En esta lamentación de Job encontramos la de tantas personas que ante el dolor y el sufrimiento, se rebelan amargamente de su condición cuando se encierran en ella, sin abrirse a Dios para encontrar el sentido pleno de la vida.

SALMO RESP.:      (146, 1-6)    (Ver texto)


                    R.   Alaben al Señor, que sana a los afligidos.

2ª. LECTURA:     (1 Co 9, 16-19. 22-23)     (Ver texto)

San Pablo nos da su testimonio que marca cuál debe ser nuestra actitud de discípulos de Cristo: el deber irrenunciable de anunciar la salvación a todos los hombres.

EVANGELIO:    (Mc 1, 29-39 )    (Ver texto)

En el Santo Evangelio vemos hoy a Jesús en su lucha contra el mal, devolviendo la salud, signo de su misión de comunicar la verdadera vida, la eterna.

ORACIÓN DE LOS FIELES:

CELEBRANTE:

Y ahora queridos hermanos y hermanas, siendo solidarios con los anhelos y necesidades de nuestro mundo, elevemos a nuestro Padre del Cielo, nuestra oración humilde y esperanzada.

GUÍA:  A cada una de las peticiones responderemos orando:

"PADRE, ESCÚCHANOS"

v Padre, te pedimos por la Santa Iglesia y el Papa Francisco, para que con su ejemplo, hagamos de nuestras vidas, un servicio para dar Vida a nuestros hermanos, oremos...

v Padre, te pedimos por nuestro Obispo y nuestros sacerdotes, para que junto a ellos tengamos siempre una verdadera actitud de fe que nos una cada vez más a ti, oremos...

v Padre, te pedimos por nuestra patria, para que se terminen las injusticias sociales, los privilegios y el escándalo de las diferencias que permiten que haya en ella hermanos que sufran, oremos...

v Padre, te pedimos por nuestros hermanos que se encuentran sufriendo, física o psíquicamente, para que descubran para que su dolor, asociado al de tu Hijo, es el que puede darles la liberación y la vida, oremos...

v Padre, te pedimos por nuestra comunidad, para que con una actitud de verdadera fe y siendo anunciadores del mensaje de salvación, seamos alivio y consuelo para todos los que en ella se encuentran sufriendo, oremos...

CELEBRANTE:

Señor, hoy al expresarte nuestras necesidades, queremos pedirte que tu Santo Espíritu nos de la fortaleza necesaria para afrontar siempre con fe y cristiana alegría, las dificultades de la vida presente. Por Cristo, nuestro Señor.

PRESENTACIÓN DE LAS OFRENDAS:

Junto al pan y el vino para el sacrificio, pongamos también hoy todo nuestro pecado, nuestro sufrimiento, nuestro dolor, para que sea convertido en una oblación agradable a Dios.

Al término del “Lavatorio de Manos” y cuando el celebrante vuelve al centro del altar y antes de la oración siguiente, se hace poner de pie a la asamblea

DIÁLOGO DEL PREFACIO:
Al iniciarse el Prefacio (antes de "El Señor esté con ustedes")

Demos gracias al Padre, por su Hijo, que con su sufrimiento y su cruz venció al pecado y a la misma muerte, haciéndonos partícipes de su resurrección y de la vida eterna.

COMUNIÓN:

El Señor llamó a todos los atribulados, los sufrientes, los perseguidos, asegurándoles el alivio. Ahora aquí, en la Eucaristía, Él es el que nos da la fortaleza para poder superar estas cargas de nuestras vidas.

COMUNIÓN ESPIRITUAL:
Al término de la distribución de la comunión.

Hermanos:
Todos aquellos que no han podido acercarse a recibir a Jesús Sacramentado, pueden hacer la Comunión Espiritual rezando la siguiente oración:

Creo Señor mío que estás realmente presente
en el Santísimo Sacramento del altar.
Te amo sobre todas las cosas y deseo
ardientemente recibirte dentro de mi alma;
pero, no pudiendo hacerlo  ahora sacramentalmente,
ven al menos espiritualmente a mi corazón.
Y como si te hubiese recibido, me abrazo
y me uno todo a Ti;
Oh Señor, no permitas que me separe de Ti.
Amén.

DESPEDIDA:


Como fruto de esta Eucaristía, debemos tomar cuenta de nuestro compromiso de ser, en nuestras vidas, otros Cristo que lleven alivio y esperanza al dolor de tantos hermanos que cotidianamente se cruzan en nuestro camino.

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