14 febrero 2015

Comentario al Evangelio de hoy, 14 febrero



Fernando Torres Pérez cmf
       Hoy celebramos el santo de dos grandes misioneros: Cirilo y Metodio. Fueron los evangelizadores de los pueblos eslavos. Su fiesta, y las lecturas de hoy, nos sirve para pensar en algo que es siempre una tarea urgente para la Iglesia y para todos y cada uno de los que la formamos: la tarea de evangelizar, de anunciar el Evangelio a los que nos rodean, de dar testimonio del amor que Dios nos ha manifestado en Jesús. 
      Hay quien piensa que evangelizar es dar catequesis, construir iglesias y cosas por el estilo. Todo eso es parte de la evangelización. No hay que dudarlo. Pero resulta que tengo una religiosa conocida que lleva más de treinta años viviendo en un país musulmán. Allí por ley están prohibidas las conversiones. No sólo. Es que la gente es muy poco receptiva al anuncio del Evangelio. ¡Están convencidos de que su religión es la verdadera! Eso es razón suficiente para que no se quieran pasar a otra. En todos esos años han tenido muy pocas conversiones. ¿Qué que han hecho? Pues sencillamente vivir y trabajar en medio de la gente, tener su casa abierta para ayudar a todos los que lo necesitan, relacionarse con todos y no excluir a nadie. Ella y sus hermanas de comunidad aman mucho y hablan poco. Y hablan menos de Jesús. Y están evangelizando. No lo dudo. 
      Así que evangelizar es vivir dando testimonio del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús. Evangelizar es acoger a todos sin excepción. Evangelizar es ser y vivir como discípulo de Jesús. Evangelizar es hacer lo que dice el Evangelio de hoy: poneos en camino y, cuando entréis en una casa, desead la paz. Y hacer presente el reino de Dios. A veces con palabras y a veces sin ellas. Recordemos la anécdota de Francisco de Asís despidiendo a dos de sus frailes que iban a tierra de musulmanes y diciéndoles: “Evangelizad siempre pero hablad sólo cuando sea necesario.”
      Ayer, hoy y mañana, hace falta que los cristianos vivamos así, evangelizando siempre y hablando sólo cuando sea necesario. No vaya a ser que se nos vaya la fuerza por la boca y no hagamos lo que tenemos que hacer: amar.

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