15 enero 2015

San Pablo, el Ermitaño

San Pablo, el Ermitaño
Nació en Egipto, en la baja Tebaida. Se distinguía por su conocimiento del griego y de la cultura egipcia. Era bondadoso, modesto y temeroso de Dios. La cruel persecución de Decio perturbó la paz de la Iglesia el año 250 provocando la huida de Pablo al desierto. Habitó en una caverna, alimentándose por cuarenta años del fruto de una palmera y del agua de una fuente, que estaban cerca. Luego, fue alimentado milagrosamente por el pan que le traía cada día un cuervo. Estando ahí, decidió no regresar jamás a la ciudad y orar por la conversión del mundo. Murió a los noventa años, siendo enterrado por San Antonio, quien por una revelación de Dios, visitó a San Pablo días antes de su muerte.

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