Este domingo hemos visto cómo Jesús liberaba del mal a un hombre enloquecido. Te pedimos, Padre, que nos libres, a nosotros y al mundo, de todas las fuerzas del mal:
- Que la Iglesia se convierta realmente en una “autoridad” mundial de la sanación, la liberación y la salvación uniendo enseñanza y gestos, palabra y acción.
- Que quienes son responsables de la vida pública y el orden justo de la convivencia posean, en vez de poder, una verdadera autoridad basada en su honradez y coherencia, que sea capaz de transformar las estructuras injustas en estructuras liberadoras.
- Por todas las personas que padecen enfermedades mentales y por quienes les cuidan y les atienden, especialmente sus familiares. Que exista una mayor atención pública a estos enfermos.
- Que, junto con la solidaridad, la liberación sea una de las tareas primordiales de las comunidades cristianas. Que ayudemos a desdemonizar y desengañar a quienes son víctimas de cualquier tipo de manipulación.
- Que el Señor nos ayude a todos nosotros a librarnos de los “demonios” personales que anidan en nuestro corazón y nos impiden ser generosos, alegres y esperanzados.
Escucha, Padre, nuestra oración. Ayuda a nuestro mundo, donde tantas personas son esclavas, sobre todo sin saberlo. Haznos un pueblo libre, justo, pacífico y pacificador.
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