20 enero 2015

Liturgia 20 de enero

Misa a elección:
Feria. Verde
San Fabián, papa y mártir. Memoria libre. Rojo
San Sebastián, mártir. Memoria libre. Rojo
San Fabián fue elegido papa mientras aún era un laico. Con mucho amor y entrega, se dedicó a conservar la memoria de los mártires romanos y a impulsar la evangelización de Europa. Murió mártir durante la persecución del emperador Decio (año 250). Su fiesta se celebra junto con la de san Sebastián, otro mártir, ya que sus restos descansan en la iglesia que venera a este santo.

Antífona de entrada          cf. Sal 65, 4
Toda la tierra se postra ante ti, Señor, y canta en tu honor, en honor de tu nombre.

Oración colecta      

Dios todopoderoso y eterno, que gobiernas el cielo y la tierra, escucha las súplicas de tu pueblo y concede tu paz a nuestro tiempo. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
O bien:         de san Fabián
Dios nuestro, gloria de tus sacerdotes, te pedimos, por la intercesión del mártir san Fabián, alcanzar la comunión de la fe y la santidad en el servicio. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.
O bien:         de san Sebastián
Concédenos, Padre, el espíritu de fortaleza; e instruidos con el ejemplo admirable del mártir san Sebastián aprendamos a obedecerte a ti antes que a los hombres. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.

Lectura        Heb 6, 10-20
Lectura de la carta a los Hebreos.
Hermanos: Dios no es injusto para olvidarse de lo que ustedes han hecho y del amor que tienen por su Nombre, ese amor demostrado en el servicio que han prestado y siguen prestando a los santos. Solamente deseamos que cada uno muestre hasta el final el mismo celo para asegurar el cumplimento de su esperanza. Así, en lugar de dejarse estar perezosamente, imitarán el ejemplo de aquellos que por la fe y la paciencia heredan las promesas. Porque cuando Dios hizo la promesa a Abraham, como no podía jurar por alguien mayor que él, juro por sí mismo, diciendo: “Sí, yo te colmaré de bendiciones y te daré una descendencia numerosa”. Y por su paciencia, Abraham vio la realización de esta promesa. Los hombres acostumbran a jurar por algo más grande que ellos, y lo que se confirma con un juramento queda fuera de toda discusión. Por eso Dios, queriendo dar a los herederos de la promesa una prueba más clara de que su decisión era irrevocable, la garantizó con un juramento. De esa manera, hay dos realidades irrevocables –la promesa y el juramento– en las que Dios no puede engañarnos. Y gracias a ellas, nosotros, los que acudimos a él, nos sentimos poderosamente estimulados a aferrarnos a la esperanza que se nos ofrece. Esta esperanza que nosotros tenemos, es como un ancla del alma, sólida y firme, que penetra más allá del velo, allí mismo donde Jesús entró por nosotros, como precursor, convertido en Sumo Sacerdote para siempre, según el orden de Melquisedec.
Palabra de Dios.

Comentario
El autor resalta la fidelidad de Dios hacia nosotros y hacia su promesa. Si Dios ha prometido comprometerse para siempre con nosotros, ¿qué podemos temer? No podemos perder las esperanzas en un Dios que ha prometido estar siempre con nosotros.

Salmo 110, 1-2. 4-5. 9. 10c
  1. El Señor se acuerda eternamente de su Alianza.
Doy gracias al Señor de todo corazón, en la reunión y en la asamblea de los justos. Grandes son las obras del Señor: los que las aman desean comprenderlas. R.
Él hizo portentos memorables, el Señor es bondadoso y compasivo. Proveyó de alimento a sus fieles y se acuerda eternamente de su Alianza. R.
Él envió la redención a su pueblo, promulgó su Alianza para siempre: Su Nombre es santo y temible. ¡El Señor es digno de alabanza eternamente! R.

Aleluya        cf. Ef 1, 17-18
Aleluya. El Padre de nuestro Señor Jesucristo ilumine nuestros corazones, para que podamos valorar la esperanza a la que hemos sido llamados. Aleluya.

Evangelio     Mc 2, 23-28
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos.
Un sábado en que Jesús atravesaba unos sembrados, sus discípulos comenzaron a arrancar espigas al pasar. Entonces los fariseos le dijeron: “¡Mira! ¿Por qué hacen en sábado lo que no está permitido?”. Él les respondió: “¿Ustedes no han leído nunca lo que hizo David, cuando él y sus compañeros se vieron obligados por el hambre, cómo entró en la Casa de Dios, en el tiempo del Sumo Sacerdote Abiatar, y comió y dio a sus compañeros los panes de la ofrenda, que sólo pueden comer los sacerdotes?”. Y agregó: “El sábado ha sido hecho para el hombre, y no el hombre para el sábado. De manera que el Hijo del hombre es dueño también del sábado”.
Palabra del Señor.

Comentario
Jesús debate con los defensores de la Ley. Estos hombres tenían la dificultad de aceptar que Dios se pudiera manifestar en lugares impensados y hasta incorrectos. Esto también puede pasarnos a nosotros. Y no es que tengamos que buscar a Dios “fuera de la ley”, sino que debemos dejarnos sorprender por él, que puede estar en el lugar menos pensado.

Oración sobre las ofrendas         
Concédenos, Señor, participar dignamente de estos misterios, pues cada vez que celebramos el memorial del sacrificio de tu Hijo, se realiza la obra de nuestra redención. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Antífona de comunión        cf. Sal 22, 5
Tú preparas ante mí una mesa, y mi copa rebosa.
O bien:         1 Jn 4,16
Nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene, y hemos creído en él.

Oración después de la comunión
Infunde en nosotros, Padre, tu espíritu de amor, para que, saciados con el único Pan de vida, permanezcamos unidos en la misma fe. Por Jesucristo, nuestro Señor.

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