09 diciembre 2014

Moniciones 1 para el 3º Domingo de Adviento, 14 diciembre

LA CORONA DE ADVIENTO

Con el encendido de las velas de la "corona del Adviento" se quiere ir haciendo una secuencia que nos acerque convenientemente al misterio de la Navidad. Cada domingo se irá prendiendo una vela que permanecerá encendida, ya permanentemente, junto a las que esperan ser fuego. Y así en el altar habrá cuatro velas diferentes --el color puede diferenciarlas-- para realizar este signo. El Primer Domingo encendimos la primera de las cuatro, quedando las otras sin prender. En el caso del Segundo Domingo de Adviento la celebración se iniciaba con esa primera vela ya encendida, junto a los cirios normales del altar. Hoy en este Tercer Domingo, en el momento de leer la monición de entrada se prende la tercera. Y el sacerdote bendice la luz de acuerdo con el texto bendicional que aparece tras las moniciones.


La cuarta será encendida en el próximo, en el Cuarto. También es interesante que el cántico de entrada sea más largo y más vibrante. Cada comunidad elegirá los cánticos que sean más adecuados a los lugares en si. El resto del adorno del altar y del presbiterio tenderá a la austeridad. La gran explosión de luz y color hay que reservarla para el Tiempo de Navidad. Hemos creído, asimismo, que para el tiempo de Adviento, tras la comunión y en espera de la bendición final, interesa leer un texto que ayuda a la necesaria reflexión sobre la Llegada del Señor. Hemos ido leyendo algunos himnos de la Liturgia de las Horas, que nos parecen adecuados, pero cada comunidad puede seleccionar cualquier texto que sirva para ese momento de reflexión. Por todo ello, hemos incluido una oración enviada por el Padre Leoz. Tendría que efectuar la lectura uno de los lectores más experimentados y que impusiera una lentitud expresiva a dicha lectura. Se trata de que los asistentes a la Eucaristía puedan saborear los textos.

MONICIÓN DE ENTRADA

Encendemos la tercera vela para que siga creciendo la luz. Hoy traemos la luz de la fuerza que nace en la soledad, de la fuerza que produce el desierto con su austeridad y su sobriedad. Queremos decir de verdad que el Espíritu del Señor está sobre nosotros, porque nos ha ungido en el silencio, junto al Señor. Por eso somos portadores de evangelio, capaces de liberar a los oprimidos, consolar a los tristes y anunciar la Buena Noticia a los Pobres. Jesús nos enseña a hacerlo desde la verdad y la entrega. ¡Señor, te necesitamos! ¡Ayúdanos a hacerlo realidad!


MONICIONES SOBRE LAS LECTURAS

1.- Hemos oído en la antífona de entrada. “Estad siempre alegres en el Señor” Y en esta primera lectura, del Profeta Isaías, se nos repite la invitación a estar alegres porque el profeta desborda de gozo y de alegría con la presencia del Señor. El Espíritu Santo ha ungido a quien nos va a curar y a alegrar, a quien nos va a sacar de la cárcel para ser felices y libres.

S.- El canto de la Virgen, el Magnificat, es nuestro salmo de hoy, el canto interleccional, que así se llama. Es una de las páginas más bellas de la Escritura y su cántico –o rezo-- como salmo da especial brillo a nuestra celebración eucarística en este tiempo de Adviento.

2.- La alegre antífona que hemos escuchado al principio es del apóstol San Pablo y de su carta primera a los Tesalonicenses, que es la segunda lectura de hoy. Pero además Pablo de Tarso nos pide nos pide firmeza en nuestras creencias. El Señor está cerca. Esta espera en la llegada de nuestro Dios hecho niño debe ser un tiempo de esperanza y de consolidación de nuestras creencias. Debemos de estar llenos de fe y de dicha para mejor recibir al Señor que ya viene.

3.- El evangelio de Juan que vamos a escuchar continuación nos narra con gran fuerza la historia de Juan, el Bautista, el precursor del Señor Jesús. Es el anuncio formal de Dios de que el Mesías está por llegar y, por tanto, hay que prepararlo todo, mejorar nuestros caminos y nuestras vidas. El gran momento está muy cerca.

BENDICIÓN DE LA TERCERA VELA DE ADVIENTO

(Preparada por Javier Leoz)

En las tinieblas se encendió una luz,

en el desierto clamó una voz.

Se anuncia la buena noticia:

¡El Señor va a llegar!

Preparad sus caminos, porque ya se acerca.

Adornad vuestra alma 

como una novia que se engalana el día de su boda.

Ya llega el mensajero.

Juan Bautista no es la luz, sino el que nos anuncia la luz.

Cuando encendemos estas tres velas

cada uno de nosotros quiere ser

antorcha tuya para que brilles,

llama para que calientes.

¡Ven, Señor, a salvarnos!,

envuélvenos con tu luz, caliéntanos en tu amor.

(Canto: Sois la semilla)

Lectura de Postcomunión

MONICIÓN

Hoy vamos a leer en este momento de paz y quietud, tras la comunión una plegaria compuesta por Javier Leoz. Es todo un programa de cambio y mejora para lo que nos queda de Adviento.



PUEDES SER UN CONSTRUCTOR DE CAMINOS

Por Javier Leoz



Cuando pones tu voz al servicio de la Palabra

Cuando eres heraldo del mensaje de Dios

Cuando no pones al mismo nivel tu poder y el de Dios

Cuando te presentas en nombre de Jesús y no suplantándole

Cuando preguntas si, todos los días, viene a tu corazón

Cuando te interesas por labrar y sembrar el camino de los demás

Cuando eres voz de Dios y no solamente palabra humana

Cuando en medio de la Palabra divina no olvidas la condición humana

Cuando te sientes indigno de encargos divinos

Cuando las dificultades no son inconvenientes para anunciarle

Cuando acondicionas tu forma de vivir a las expectativas que Dios tiene en ti



Si como mejor regalo de la Navidad, esperas a Dios mismo

Si preparas sobre todo, los caminos de tu vida para que Dios entre en ti.

Si eres consciente, de que Dios está por encima de ti

Si con tu propia vida, señalas a Jesús que viene

Si llevas con alegría y con ilusión, el anuncio de la fe

Si aún en medio de contradicciones, señalas el camino que conduce a Jesús

Si no te lo crees aunque te lo aseguren, que eres grande y único

Si no confundes mensajero con mensaje o voz con aliento
      
Exhortación de despedida

El Señor está cerca y por eso debemos de estar alegre. Hemos celebrado el domingo de la alegría y así hemos de salir del templo. Muchos hermanos buscan nuestra alegría y también nuestra ayuda. Tengámoslo en cuenta en estos días en los que el Nacimiento del Señor está muy cerca.



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