04 diciembre 2014

Laudes 4 diciembre 2014

4 de diciembre de 2014, jueves de la semana I de Adviento. Feria o San Juan Damasceno, presbítero y doctor (Memoria libre).
Oración de la mañana (laudes) 


V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor date prisa en socorrerme.

Gloria al Padre y al Hijo, y al Espíritu Santo. 
Como era en el principio, ahora y siempre, 
Por los siglos de los siglos. Amén.

HIMNO I (a elegir éste o el siguiente)
De luz nueva se viste la tierra,
porque el Sol que del cielo ha venido
en el seno feliz de la Virgen
de su carne se ha revestido.


El amor hizo nuevas cosas,
el Espíritu ha descendido
y la sombra del que es poderoso
en la Virgen su luz ha encendido.

Ya la tierra reclama su fruto
y de bodas se anuncia alegría,
el Señor que en los cielos moraba
se hizo carne en la Virgen María.

Gloria a Dios, el Señor poderoso,
a su Hijo y Espíritu Santo,
que en su gracia y su amor nos bendijo
y a su reino nos ha destinado. Amén
.
HIMNO II
Preparemos los caminos
ya se acerca el Salvador
y salgamos, peregrinos,
al encuentro del Señor.

Ven, Señor, a libertarnos,
ven tu pueblo a redimir;
purifica nuestras vidas
y no tardes en venir.

El rocío de los cielos
sobre el mundo va a caer,
el Mesías prometido,
hecho niño, va a nacer.

Te esperamos anhelantes
y sabemos que vendrás;
deseamos ver tu rostro
y que vengas a reinar.

Consolaos y alegraos,
desterrados de Sión,
que ya viene, ya está cerca,
él es nuestra salvación.

Antífona 1: Despertad, cítara y arpa; despertaré a la aurora.

SALMO 56: Oración matutina de un afligido
Misericordia, Dios mío, misericordia,
que mi alma se refugia en ti;
me refugio a la sombra de tus alas
mientras pasa la calamidad.

Invoco al Dios altísimo,
al Dios que hace tanto por mí:
desde el cielo me enviará la salvación,
confundirá a los que ansían matarme,
enviará su gracia y su lealtad.

Estoy echado entre leones
devoradores de hombres;
sus dientes son lanzas y flechas,
su lengua es una espada afilada.

Elévate sobre el cielo, Dios mío,
y llene la tierra tu gloria.

Han tendido una red a mis pasos,
para que sucumbiera;
me han cavado delante una fosa,
pero han caído en ella.

Mi corazón está firme, Dios mío,
mi corazón está firme.
Voy a cantar y a tocar:
despierta, gloria mía;
despertad, cítara y arpa;
despertaré a la aurora.

Te daré gracias ante los pueblos, Señor;
tocaré para ti ante las naciones:
por tu bondad, que es más grande que los cielos;
por tu fidelidad, que alcanza las nubes.

Elévate sobre el cielo, Dios mío,
y llene la tierra tu gloria.

Gloria al Padre y al Hijo, y al Espíritu Santo. 
Como era en el principio, ahora y siempre, 
Por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 1: Despertad, cítara y arpa; despertaré a la aurora.

Antífona 2: "Mi pueblo se saciará de mis bienes", dice el Señor.

CÁNTICO: Felicidad del pueblo redimido
Escuchad, pueblos, la palabra del Señor, 
anunciadla en las islas remotas: 
“El que dispersó a Israel lo reunirá, 
lo guardará como un pastor a su rebaño; 
porque el Señor redimió a Jacob, 
lo rescato de una mano más fuerte.” 

Vendrán con aclamaciones a la altura de Sión, 
afluirán hacia los bienes del Señor: 
hacia el trigo y el vino y el aceite, 
a los rebaños de ovejas y de vacas; 
su alma será como un huerto regado, 
y no volverán a desfallecer. 

Entonces se alegrará la doncella en la danza, 
gozará los jóvenes y los viejos; 
convertiré su tristeza en gozo, 
los alegraré y aliviaré sus penas; 
alimentaré a los sacerdotes con manjares 
sustanciosos, 
y mi pueblo se saciará de mis bienes. 

Gloria al Padre y al Hijo, y al Espíritu Santo. 
Como era en el principio, ahora y siempre, 
Por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 2: "Mi pueblo se saciará de mis bienes", dice el Señor.

Antífona 3: Grande es el Señor y muy digno de alabanza en la ciudad de nuestro Dios.+

SALMO 47: Himno a la gloria de Dios en Jerusalén
Grande es el Señor y muy digno de alabanza
en la ciudad de nuestro Dios,
+su monte santo, altura hermosa,
alegría de toda la tierra:

el monte Sión, vértice del cielo,
ciudad del gran rey;
entre sus palacios,
Dios descuella como un alcázar.

Mirad: los reyes se aliaron
para atacarla juntos;
pero, al verla, quedaron aterrados 
y huyeron despavoridos;

Allí los agarró un temblor
y dolores como de parto;
como un viento del desierto,
que destroza las naves de Tarsis.

Lo que habíamos oído lo hemos visto
en la ciudad del Señor de los ejércitos,
en la ciudad de nuestro Dios:
que Dios la ha fundado para siempre.

Oh Dios, meditamos tu misericordia
en medio de tu templo:
como tu renombre, oh Dios, tu alabanza
llega al confín de la tierra;

Tu diestra está llena de justicia:
el monte Sión se alegra,
las ciudades de Judá se gozan
con tus sentencias.

Dad la vuelta en torno a Sión,
contando sus torreones;
fijaos en sus baluartes,
observad sus palacios,

para poder decirle a la próxima generación:
"Este es el Señor, nuestro Dios."
El nos guiará por siempre jamás.

Gloria al Padre y al Hijo, y al Espíritu Santo. 
Como era en el principio, ahora y siempre, 
Por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 3: Grande es el Señor y muy digno de alabanza en la ciudad de nuestro Dios.

LECTURA BREVE (Is 45, 8)
Cielos, destilad el rocío; nubes, derramad al Justo; ábrase la tierra y brote la salvación, y con ella germine la justicia.

RESPONSORIO BREVE
V. Sobre ti, Jerusalén, amanecerá el Señor.
R. Sobre ti, Jerusalén, amanecerá el Señor.
V. Su gloria aparecerá sobre ti.
R. Amanecerá el Señor.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Sobre ti, Jerusalén, amanecerá el Señor.

Antífona Benedictus: Aguardaré al Señor, mi salvador, y esperaré en él mientras se acerca. Aleluya.

CÁNTICO DE ZACARÍAS
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham. 
Para concedernos que libres de temor,
arrancados de la mano de nuestros enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días. 
Y a ti, niño, te llamaran Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados. 
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas,
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre y al Hijo, y al Espíritu Santo. 
Como era en el principio, ahora y siempre, 
Por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona Benedictus: Aguardaré al Señor, mi salvador, y esperaré en él mientras se acerca. Aleluya.

PRECES
Invoquemos confiados a Cristo, fuerza y sabiduría de Dios, cuyo gozo es estar con los hijos de los hombres, y digámosle:
Quédate junto a nosotros, Señor.
Señor Jesucristo, que nos has llamado al reino de tu luz, 
- haz que nuestra vida sea agradable a Dios Padre.
Tú que, desconocido del mundo, has acampado entre nosotros, 
- manifiesta tu rostro a todos los hombres.
Tú que estás más cerca de nosotros que nosotros mismos, 
- fortalece nuestros corazones con la esperanza de la salvación.
Tú que eres la fuente de toda santidad, 
- consérvanos santos y sin mancha hasta el día de tu venida.
Se pueden añadir algunas intenciones libres.

PADRE NUESTRO

ORACIÓN:
Despierta tu poder, Señor, y ven a socorrernos con tu fuerza; que tu amor y tu perdón apresuren la salvación que nuestros pecados retardan. Por nuestro Señor Jesucristo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Deja tu comentario