03 noviembre 2014

Reflexión al Evangelio de hoy, 3 noviembre

A la paz de Dios:
Si invitas a los que te van a invitar…
Un fariseo principal convida a Jesús. Y Él se deja invitar. Yo no soy principal pero ¿te invito? ¡Te invito! Y Jesús que viene a nuestra casa. Digo yo que estará barrida y ordenada, porque viene Jesús.
Mejor que invites a pobres, lisiados, cojos y ciegos… Cojo la agenda del móvil y repaso los contactos. En ella hay menos pobres, lisiados, cojos y ciegos de los que me gustaría. ¿Qué ha pasado aquí? Pues que sin darme cuenta (o dándome) se me han colado más de la cuenta esos que me invitarán cuando les invite. Y quedaré pagado.
Todavía estoy a tiempo. No está todo perdido. Hoy cuando camine por la calle, cuando esté en la oficina, o en casa voy a estar a su lado y a compartir con ellos. Y sin esperar nada a cambio. Los amigos de mis amigos son mis amigos: pobres, lisiados, cojos y ciegos...
Los consejos de Pablo a los Filipenses tampoco tienen desperdicio: “manteneos unánimes y concordes con un mismo amor y un mismo sentir. No obréis por rivalidad ni por ostentación, dejaos guiar por la humildad y considerad siempre superiores a los demás. No os encerréis en vuestros intereses, sino buscad todos el interés de los demás”.
Vamos que la semana empieza suavecita.
Vuestro hermano y amigo
Óscar Romano, cmf.

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