18 noviembre 2014

Moniciones 1. Festividad de Cristo Rey, 23 noviembre

MONICIÓN DE ENTRADA

Bienvenidos a esta Eucaristía, la última del Tiempo Ordinario. Hoy celebra la Iglesia la festividad de la Realeza de Cristo. Con ella se termina el ciclo litúrgico para dar paso al Adviento. Sin embargo nos resulta extraño escuchar el mensaje de un rey que no admite que le rindan honores, sino que pretende que sus seguidores desempeñen su misión en los lugares más desfavorecidos, donde existe el sufrimiento y la pobreza. Nos resulta extraño, asimismo, que este rey no nos controle, sino que, solamente, intenta constatar si somos humanos, si hemos aprendido a ser hombres, si somos capaces de vivir como hermanos. Es un momento para plantearnos que aquello que seamos para los otros, eso seremos para Dios.


MONICIONES SOBRE LAS LECTURAS

1.- Cuando leemos hoy, tanto la Profecía de Ezequiel –nuestra primera lectura—como el Evangelio, enseguida nos viene a la cabeza el juicio final, sin embargo lo que quieren advertirnos es que el "gran día" es hoy. Que el momento en que tenemos que afrontar nuestra responsabilidad es ahora. Hemos de prepararnos para el tiempo nuevo y por eso es oportuno meditar sobre todo lo que hemos hecho en el tiempo viejo.


S.- El salmo 22 es uno de los más bellos del salterio. Los judíos, contemporáneos de Jesús, comparaban la preocupación de Dios por los justos como la de un pastor que luego se convierte en anfitrión de un gran banquete para sus protegidos. Para los cristianos este salmo siempre ha sido con un símbolo del festín mesiánico. Además, el agua, el aceite y el vino que se mencionan en el salmo han servido a la Iglesia para utilizarle como contenido de las oraciones litúrgicas que se utilizan en los tres sacramentos de la iniciación cristiana: el bautismo, la confirmación y la Eucaristía.

2.- San Pablo, en la primera carta a los fieles de Corinto, “profetiza” con el final de los tiempos, pero en el plano de la relación inefable entre el Padre y el Hijo. Además nos dice que el último enemigo de Cristo es la muerte y que esta también será derrotada. Cristo, el nuevo Adán, nos llevará a todos a la felicidad eterna.

3.- El evangelio de San Mateo de hoy es de una solemnidad y gravedad excepcionales. Jesús nos va a juzgar nuestro amor, que dirigido a los hermanos es como hacérselo a Él. Pero Jesús, más que querer llevarnos al final de los tiempos, nos instala en el presente para que tomemos una decisión. Cristo viene a dar sentido a las acciones de los hombres. No viene a destruir sino a recuperar lo positivo, a dar valor a lo que realizamos. Todo lo que hagamos, hasta los gestos más triviales, se convierten en opción decisiva, en historia de salvación o de condenación. Por tanto lo esencial no es lo que veamos en los demás, sino lo que hemos hecho por ellos.

Lectura de Postcomunión

MONICIÓN

Parece más que oportuno ofrecer como lectura para después de la Comunión esta plegaria en la Solemnidad de Jesucristo Rey del Universo.



ORACIÓN A CRISTO REY



¡Oh Cristo, Tú eres mi Rey!

Dame un corazón caballeroso para contigo.



Magnánimo en mi vida: escogiendo todo cuanto sube hacia arriba, 

no lo que se arrastra hacia abajo.



Magnánimo en mi trabajo: viendo en él no una carga que se me impone, 

sino la misión que Tú me confías.



Magnánimo en el sufrimiento: verdadero soldado tuyo ante mi cruz, 

verdadero Cireneo para las cruces de los demás.



Magnánimo con el mundo: perdonando sus pequeñeces, 

pero no cediendo en nada a sus máximas.



Magnánimo con los hombres: leal con todos, 

más sacrificado por los humildes y por los pequeños, 

celoso por arrastrar hacia Ti a todos los que me aman.



Magnánimo con mis superiores: 

viendo en su autoridad la belleza de tu Rostro, 

que me fascina.



Magnánimo conmigo mismo:

jamás replegado sobre mí, siempre apoyado en Ti.



Magnánimo contigo: Oh Cristo Rey: 

orgulloso de vivir para servirte, 

dichoso de morir, 

para perderme en Ti.

Amén

EXHORTACIÓN DE DESPEDIDA

Salgamos alegres a proclamar que tenemos un Rey que quiere nuestra felicidad, la paz y la concordia entre todos los hombres y mujeres. Esa es la política que más nos gusta. ¡Qué lo sepan todos!

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