11 octubre 2014

Vuestras reflexiones...DESHACERSE ENTRE LAS MANOS: SOÑAR REALIDAD ACOMPASADA de Antonio Martínez

DESHACERSE ENTRE LAS MANOS: SOÑAR REALIDAD ACOMPASADA

“tal vez tendremos que decir: somos apariencia, sí. Pero, por encima de eso, somos palabra, la que decimos, y la que callamos, la que escribimos y la que cantamos. Somos inteligencia (más o menos) y afecto. Somos lo que hacemos: las heridas que curamos, las caricias que compartimos, los brazos que tendemos. Somos una historia, una vida, hecha de fracasos y de triunfos, de errores y aprendizajes, de luces y sombras. Somos familia. Y caracteres. Sentido del humor. Poesía. Inquietud. Pertenencias y soledades. Entrañas de misericordia-o de hielo-. Somos temores, y sueños. Somos lo que creemos y lo que esperamos. Somos debilidad y fortaleza. Y, desde la fe, somos, cada uno, imagen imperfecta pero genial de Dios. Y todo eso es lo que estamos llamados a valorar, a descubrir, a descifrar en nosotros mismos y en otros.”(J.M. Rodríguez Olaizola,sj)

En este bosque animado
me siento como en casa,
en su distancia acompañado,
con su roce enebro mi alma
ante el inútil sobresalto de los días.

La alfombra otoñal me recibe
entre crujidos de lamentos y alegrías.
En mis manos se deshace el temblor
de este tiempo a veces marchito,
a veces lleno de aliento y éxtasis.


Y llegado el momento,
deshacerse al entregarse
como la hoja postrera
entre las palmas
de mis manos,
en el aliento frío de este bosque
fluyendo ya en mis venas
su savia milenaria.

Somos realidad acompasada
entre la prisa y lo quieto,
entre el murmullo y el grito,
entre lo imaginado y lo vivido.
Como pedir deseos a los árboles
sin fijarnos en sus raíces,
sin abrazarnos a su piel rugosa
y besarlos sin miedo.
Así no prenden,
huyen ante el tumulto
de cualquier vendaval.

Luz y aire
conjugando historias varias
entre las sombras vespertinas,
nuestro tiempo corre y vuela
como escarcha matutina.
Olvidar ya no es posible,
aguantar, la rutina diaria
que nos reseca.
Tendrán que cicatrizar
nuestros sueños de hadas
para abrirnos sin reservas
al misterio de estar vivos
con pasión reverdecida
bañada por lágrimas proscritas.

Al salir de este horizonte verde y húmedo
siento el último chasquido,
tentado estoy de apretar
otra tamuja entre los dedos.
Mejor, que venga a mí
de la mano del viento
para abrirnos mutuamente
y rompernos a la par;
así, como en los buenos boleros:
“la tierra y el lamento
se abrirán a la esperanza.”

                        (Antonio Martínez. En parques y bosques)


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