31 octubre 2014

Vísperas 31 de octubre de 2014

31 de octubre de 2014, viernes víspera de Todos los Santos (Solemnidad). 
Oración de la tarde (vísperas I) 


V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor date prisa en socorrerme.

Gloria al Padre y al Hijo, y al Espíritu Santo. 
Como era en el principio, ahora y siempre, 
Por los siglos de los siglos. Amén.

HIMNO I (a elegir entre éste o el siguiente)
Cuando contemplo el cielo
de innumerables luces adornado,
y miro hacia el suelo
de noche rodeado,
en sueño y en olvido sepultado;



El amor y la pena
despiertan en mi pecho un ansia ardiente;
despiden larga vena
los ojos hechos fuente,
hasta que digo al fin con voz doliente:

"Morada de grandeza,
templo de claridad y hermosura,
el alma que a tu alteza
nació, ¿qué desventura
la tiene en esta cárcel baja, oscura?

¿Qué mortal desatino
de la verdad aleja así el sentido,
qué, de tu bien divino
olvidado, perdido,
sigue la vana sombra, el bien fingido?"

El hombre está entregado
al sueño de su suerte no cuidando,
y, con paso callado,
el cielo vueltas dando
las horas del vivir le va hurtando.

¡Oh, despertad, mortales,
mirad con atención en vuestro daño!
¿Las almas inmortales,
hechas a bien tamaño,
podrán vivir de sombras y de engaño?

¡Ay! Levantad los ojos
a aquesta celestial eterna esfera;
burlaréis los antojos
de aquesta lisonjera
vida, con cuanto teme y cuanto espera.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu,
por los siglos de los siglos. Amén.

HIMNO II
Peregrinos del reino celeste,
hoy, con nuestras plegarias y cantos,
invocamos a todos los santos,
revestidos de cándida veste.

Estos son los que a Cristo siguieron,
y por Cristo la vida entregaron,
en su sangre de Dios se lavaron,
testimonio de amigos le dieron.

Sólo a Dios en la tierra buscaron,
y de todos hermanos se hicieron.
Porque a todos sus brazos se abrieron,
éstos son los que a Dios encontraron.

Desde el cielo, nos llega cercana
su presencia y su luz guiadora:
nos invitan, nos llaman ahora,
compañeros seremos mañana.

Animosos, sigamos sus huellas,
nuestro barro será transformado
hasta verse con Cristo elevado
junto a Dios en su cielo de estrellas.

Gloria a Dios, que ilumina este día:
gloria al Padre, que quiso crearnos,
gloria al Hijo, que vino a salvarnos,
y al Espíritu que él nos envía. Amén.

Antífona 1: Una luz sin ocaso iluminará a tus santos, Señor, y la eternidad los esclarecerá. Aleluya. 

SALMO 112: Alabado sea el nombre del Señor
Alabad, siervos del Señor,
alabad el nombre del Señor.
Bendito sea el nombre del Señor,
ahora y por siempre:
de la salida del sol hasta su ocaso,
alabado sea el nombre del Señor.

El Señor se eleva sobre todos los pueblos,
su gloria sobre los cielos.
¿Quién como el Señor, Dios nuestro,
que se eleva en su trono
y se abaja para mirar
al cielo y a la tierra?

Levanta del polvo al desvalido,
alza de la basura al pobre,
para sentarlo con los príncipes,
los príncipes de su pueblo;
a la estéril le da un puesto en la casa,
como madre feliz de hijos.

Gloria al Padre y al Hijo, y al Espíritu Santo. 
Como era en el principio, ahora y siempre, 
Por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 1: Una luz sin ocaso iluminará a tus santos, Señor, y la eternidad los esclarecerá. Aleluya. 

Antífona 2: Jerusalén, ciudad de Dios, te alegrarás en tus hijos, porque todos serán bendecidos y se congregarán junto al Señor. Aleluya. 

SALMO 147: Acción de gracias por la restauración de Jerusalén
Glorifica al Señor, Jerusalén;
alaba a tu Dios, Sión:
que ha reforzado los cerrojos de tus puertas,
y ha bendecido a tus hijos dentro de ti;
ha puesto paz en tus fronteras,
te sacia con flor de harina.

El envía su mensaje a la tierra,
y su palabra corre veloz;
manda la nieve como lana,
esparce la escarcha como ceniza;

Hace caer como el hielo como migajas
y con el frío congela las aguas;
envía una orden, y se derriten;
sopla su aliento, y corren.

Anuncia su palabra a Jacob,
sus decretos y mandatos a Israel;
con ninguna nación obró así,
ni les dio a conocer sus mandatos.

Gloria al Padre y al Hijo, y al Espíritu Santo. 
Como era en el principio, ahora y siempre, 
Por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 2: Jerusalén, ciudad de Dios, te alegrarás en tus hijos, porque todos serán bendecidos y se congregarán junto al Señor. Aleluya. 

Antífona 3: Los santos cantaban un cántico nuevo ante el trono de Dios y del Cordero, y sus voces llenaban toda la tierra. 

CÁNTICO: Las bodas del Cordero
Aleluya.
La salvación y la gloria y el poder son de nuestro Dios,
porque sus juicios son verdaderos y justos.

Alabad al Señor, sus siervos todos,
los que le teméis, pequeños y grandes.

Porque reina el Señor, nuestro Dios, dueño de todo,
alegrémonos y gocemos y démosle gracias.

Llegó la boda del Cordero, 
su esposa se ha embellecido.
Aleluya.

Gloria al Padre y al Hijo, y al Espíritu Santo. 
Como era en el principio, ahora y siempre, 
Por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 3: Los santos cantaban un cántico nuevo ante el trono de Dios y del Cordero, y sus voces llenaban toda la tierra. 

LECTURA BREVE: (Hb 12,22-24)
Vosotros os habéis acercado al monte Sión, ciudad del Dios vivo, Jerusalén del cielo, a millares de ángeles en fiesta, a la asamblea de los primogénitos inscritos en el cielo, a Dios, juez de todos, a las almas de los justos que han llegado a su destino y al Mediador de la nueva alianza, Jesús, y a la aspersión purificadora de una sangre que habla mejor que la de Abel. 

RESPONSORIO BREVE:
V. Alégrense los justos en la presencia de Dios. 
R. Alégrense los justos en la presencia de Dios. 
V. Y rebosen de alegría. 
R. En la presencia de Dios. 
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Alégrense los justos en la presencia de Dios. 

Antífona Magnificat: A ti ensalza el glorioso coro de los apóstoles, la multitud admirable de los profetas, el blanco ejército de los mártires; todos los santos y elegidos te proclaman a una sola voz, santa Trinidad, único Dios. 

MAGNIFICAT:
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el todo poderoso ha hecho obras grandes en mí,
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abrahán y su descendencia para siempre.

Gloria al Padre y al Hijo, y al Espíritu Santo. 
Como era en el principio, ahora y siempre, 
Por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona Magnificat: A ti ensalza el glorioso coro de los apóstoles, la multitud admirable de los profetas, el blanco ejército de los mártires; todos los santos y elegidos te proclaman a una sola voz, santa Trinidad, único Dios. 

PRECES
Invoquemos con alegría a Dios, corona de todos los santos, y digámosle: 
Sálvanos, Señor, por la intercesión de los santos. 
Dios sapientísimo, que por medio de Cristo has constituido a los apóstoles fundamento de tu Iglesia, 
— conserva a tus fieles en la doctrina que ellos enseñaron. 
Tú que has dado a los mártires la fortaleza del testimonio, hasta derramar su sangre, 
— haz de los cristianos testigos fieles de tu Hijo. 
Tú que has dado a las santas vírgenes el don insigne de imitar a Cristo virgen, 
— haz que reconozcan la virginidad a ti consagrada como una señal particular de los bienes celestiales. 
Tu que manifiestas en todos los santos tu presencia, tu rostro y tu palabra 
— otorga a tus fieles sentirse más cerca de ti por su imitación. 
Concede a los difuntos vivir por siempre en compañía de la bienaventurada Virgen María, de san José y de todos los santos, 
—y otórganos a nosotros, por su intercesión, esas misma compañía. 
En esta víspera de la celebración de todos los Santos, 
—colma, Señor, de santidad a todos los sacerdotes. 

PADRE NUESTRO

ORACIÓN:
Dios todopoderoso y eterno, que nos has otorgado celebrar en una misma fiesta los méritos de todos los santos, concédenos, por esta multitud de intercesores, la deseada abundancia de tu misericordia y tu perdón. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.

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