07 octubre 2014

Moniciones Domingo XXVIII del T.O. 12 de octubre

MONICIÓN DE ENTRADA

Sed siempre bienvenidos a esta reunión de amigos que, cada domingo, en honor al Señor Jesús –y en su memoria—celebramos juntos. La palabra que el Señor nos presenta hoy hace una clara alusión a la Eucaristía. La Eucaristía es: ese banquete abierto a todos es el compartir desde la gratuidad, es la universalidad que no discrimina a nadie, es... la fiesta. Pero para entrar en la fiesta se requiere: una actitud de agradecimiento, un traje adecuado y una total participación. Sin embargo las excusas, a la hora de responder, nos impiden saborear el banquete en plenitud. Vivamos esta Eucaristía, respondiendo a la invitación que Cristo nos hace hoy a cada uno de nosotros.

NOTA.- Se recuerda que el texto de introducción, en la primera página, puede servir perfectamente, también, como monición de entrada.



MONICIONES SOBRE LAS LECTURAS

1.- En la visión de Isaías habla de "todos los pueblos" –que es nuestra primera lectura—y de su vocación a participar en la fiesta eterna del Mesías. Esto es lo fundamental de visión profética del banquete que nos acerca, también, a la promesa eucarística.

2.- San Pablo en la segunda lectura –breve texto de la Carta a los Filipenses-- nos anima a responder a ello desde cualquier situación que se nos presente, para salvaguardar así la libertad del evangelio por encima de todo. Una libertad, vivida desde la pobreza y el amor, pues tanto el dar como el recibir son siempre una gracia recibida de Dios.

S.- El salmo 22 es uno de los más bellos y más conocidos del salterio. Es una confesión personal de fe que expresa –hoy y ayer—la total confianza en la providencia de Dios que protege de todo lo malo, de todos los peligros e, incluso, de la muerte. Puede llamarse la atención que en este salmo 22 surge la obsesión por la presencia permanente de los enemigos y parece que dicha obsesión por los adversarios de su entorno sigue viva en el pueblo de Israel.

3.- El evangelio de san Mateo nos dice: "los reclutados en los cruces de los caminos". No podemos dudar que no se excluye a nadie en la invitación, lo que pasa es que a veces no nos queremos dar por enterados, o bien la rechazamos, o bien cambiamos los "vinos de solera y los "manjares suculentos" por lágrimas de sabor amargo. La primera lectura y el evangelio tienen hoy una gran similitud. "El Dios del gran Banquete es el Dios de todos". Y esa cercanía es la permanente y sabia coordinación de mensajes que nos dan siempre los textos litúrgicos.

Lectura de Postcomunión

MONICIÓN

Escuchemos en estos instantes de reflexión la plegaria que el Papa Pablo VI compuso para rogar por la paz. Sus palabras están hoy más vigentes que nunca.

ORACIÓN POR LA PAZ

Señor, Dios de la paz, 

Tu que creaste a los hombres para ser herederos de tu gloria, 

Te bendecimos y agradecemos 

porque nos enviaste a Jesús, tu hijo muy amado. 



Tú hiciste de El, en el misterio de su Pascua, 

el realizador de nuestra salvación, 

la fuente de toda paz, el lazo de toda fraternidad. 

Te agradecemos por los deseos, esfuerzos y realizaciones 

que tu Espíritu de paz suscitó en nuestros días, 

para sustituir el odio por el amor, 

la desconfianza por la comprensión, 

la indiferencia por la solidaridad. 



Abre todavía más nuestro espíritu y nuestro corazón 

para las exigencias concretas del amor a todos nuestros hermanos, 

para que seamos, cada vez mas, artífices de la PAZ. 



Acuérdate, oh Padre, de todos los que luchan, 

sufren y mueren para el nacimiento de un mundo más fraterno. 

Que para los hombres de todas las razas y lenguas 

venga tu Reino de justicia, paz y amor. 

Amen. 

EXHORTACIÓN DE DESPEDIDA

Salgamos del templo con la noticia del banquete de bodas que el Señor Jesús nos ha hecho y que es valida para todos los hombres y mujeres de la tierra. Vayamos en busca de los más pobres, de los hambrientos, de los marginados. Y, luego, allí todos juntos, en la sala del Banquete, acompañemos al Señor en su gran fiesta.

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