20 octubre 2014

Moniciones 1. Domingo 30º T.O.- 26 de octubre

MONICIÓN DE ENTRADA

Recibid nuestra mejor acogida en estos momentos que nos reunimos en la Casa del Señor. Y hoy Jesús nos va hablar de amor. Y así nosotros -y hoy muy especialmente- hemos de admitir que si tuviésemos que escoger un sitio donde se expresase de manera auténtica el amor, diríamos que es en la Eucaristía; porque en ella encontramos a Jesucristo que es el amor fiel entregado al Padre por los hermanos. ¿Podríamos acaso encontrar en otro sitio un amor tan perfecto? Además, Jesús arropó este amor en sus entrañas de misericordia. Él es la mano tendida al pobre, la compasión de los oprimidos, el sosiego de los que han perdido la esperanza, el que regala la salud a los enfermos que lo buscan. Vamos a unirnos a Él, a Jesús de Nazaret, para celebrar nuestra Asamblea, nuestra Eucaristía, a su lado, pidiéndole que nos enseñe a amar y que nos haga misericordiosos.



MONICIONES SOBRE LAS LECTURAS

1.- En la primera lectura, procedente del Libro del Éxodo, ya se observa como el pueblo judío recibe la enseñanza de Dios de tratar bien al prójimo, incluso al forastero. Pero será Jesús quien dé universalidad a ese amor. Y es que las lecturas de hoy tienen una generosidad muy concreta, el amor; y nos expresan con la mayor claridad que, solamente cuando se ama de verdad al prójimo, existe en nuestro corazón el amor a Dios.

S.- El salmo 17, que proclamamos hoy, estaba atribuido –como muchos otros—al Rey David y se consideraba como un “Tedeum” regio hecho por David al Señor para agradecer su victoria sobre todos sus enemigos y, especialmente, sobre Saúl. Para nosotros hoy es un canto al Dios fuerte y misericordioso que nos acompaña en todos los pasos de nuestra vida.

2.- San Pablo en la segunda lectura nos pone como ejemplo la comunidad de Tesalónica, que se ha convertido en modelo para los demás creyentes. Y todo ello ha sido posible por dos motivos esenciales: ha acogido con gozo la Palabra de Dios, y ha sido capaz de convertirse. Y tal ejemplo, que iba siendo conocido, por las demás comunidades cristianas o no cristianas de ese tiempo, daba a la Palabra una nueva fuerza: había empezado a ser misionera.

3.- El cerco de los saduceos y fariseos a Jesús se refleja en los textos evangélicos de Mateo, leídos los domingos anteriores y entre ellos la trampa del denario. Hoy le quieren probar preguntándole cual es la doctrina fundamental. Y Él expone con lenguaje del Antiguo Testamento la doctrina del amor. Pues ella está incluida en la plegaria que los judíos rezaban todas las mañanas: “Escucha Israel amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón". Jesús creará además la religión del amor llevándola hasta el hecho difícil para la mentalidad humana de amar también a los enemigos.



Lectura de Postcomunión

MONICIÓN

De autor anónimo, aunque atribuido a Santa Teresa o a San Juan de a Cruz, este bello poema –un soneto—es muy apropiado para estos momentos de paz y de sosiego al final de nuestra eucaristía. Y si siempre lo es, mucho más en este día en que Jesús nos ha hablado del amor al Padre y a los hermanos.

NO ME MUEVE, MI DIOS, PARA QUERERTE

No me mueve, mi Dios, para quererte 

el cielo que me tienes prometido, 

ni me mueve el infierno tan temido

para dejar por eso de ofenderte. 



Tú me mueves, Señor, muéveme el verte 

clavado en una cruz y escarnecido, 

muéveme ver tu cuerpo tan herido, 

muévenme tus afrentas y tu muerte. 



Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera, 

que aunque no hubiera cielo, yo te amara, 

y aunque no hubiera infierno, te temiera. 



No me tienes que dar porque te quiera, 

pues aunque lo que espero no esperara,

lo mismo que te quiero te quisiera.

Exhortación de Despedida

Marchemos en paz y en armonía a nuestras casas. Y meditemos con humildad y sinceridad si verdaderamente amamos a Dios. Si no queremos a nuestros hermanos es más que posible que tampoco amemos al Padre. Debemos tenerlo en cuenta.

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