13 octubre 2014

Moniciones 1. Domingo 29º T.O. 19 octubre

MONICIÓN DE ENTRADA

Recibid, en el inicio de nuestra eucaristía, nuestra más fraterna bienvenida. La Iglesia universal celebra la Jornada Pontificia de la Propagación de la Fe, el popular DOMUND. Vamos a orar hoy muy especialmente por esos miles y miles de hombres y mujeres, hermanos y hermanas de nuestra fe, que trabajan en tierras lejanas para llevar alegría, paz, amor y ayuda a muchas personas que, a veces, no tienen nada y lo esperan todo. Deciros también que hoy el evangelio nos hablará de esa frase tan conocida de Jesús de Nazaret de “Pagadle al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”. Y que no es otra cosa que una respuesta sagaz del Maestro ante la hipocresía de sus enemigos. Alejemos de nosotros cualquier sentimiento de engaño o de hipocresía que ninguna de esas dos cosas convienen a los buenos cristianos.



MONICIONES SOBRE LAS LECTURAS

1.- En la primera lectura, el profeta Isaías nos muestra que Dios rompe, una vez más, nuestros esquemas. Elige a un "sin-Dios" para "ungirlo y que lleve a su pueblo la libertad. Ciertamente Israel no esperaba la libertad desde esa plataforma. Sin embargo esto demuestra que Dios es el Señor absoluto Él escoge sus instrumentos donde nadie se le hubiese ocurrido elegirlos; escogiendo personajes que nosotros hubiéramos rechazado, para decirnos que sólo podremos descubrir las acciones del Señor cuando abandonemos nuestros esquemas raquíticos y calculadores y nos entreguemos a Él sin condiciones.

S.- El salmo 95 expresa de manera clara, que para los judíos, Dios era Rey, un Rey total, con atribuciones incluso políticas y de Gobierno. Para nosotros, sin embargo, su majestad es más del Espíritu. Jesús de Nazaret nos enseñó que Dios es amor y en ese sentido lo aclamamos, sin olvidar que toda la gloria es suya y que todo el poder posible está en sus manos.

2.- San Pablo, en el comienzo de la Carta a los Tesalonicenses –que es nuestra segunda lectura de hoy-- nos recuerda que una comunidad tiene que estar siempre regida por la fuerza del Espíritu. No importa el número de miembros, ni las pruebas que se presenten, ni el ambiente en que se desarrolle; lo importante es la fidelidad a Dios, la vivencia evangélica, y que los miembros hayan sido "tocados" por el mensaje de Cristo. Así lo llevaremos "acuñado" en nuestra manera de vivir y la gente sabrá de quien somos, al ver que nuestra relación con Dios brota del amor. Durante las próximas semanas seguiremos leyendo esta carta a los Tesalonicenses.

3.- Vamos a escuchar hoy el célebre evangelio del denario. San Mateo muestra el deseo de engaño de los fariseos y la sagacidad práctica de Jesús. La respuesta a la trampa está en la cara y en la cruz de un denario. Y es toda una catequesis permanente para entender mejor nuestra vida: hemos de separar los compromisos mundanos de los espirituales, no separándoles pero dando a cada uno su sitio. Hoy todavía a muchos les gustaría que Dios y el César fuesen una misma cosa.

Lectura de Postcomunión

NOTA

No es la primera vez que primera que publicamos esta oración del beato Carlos de Foucauld, pero en los últimos días varios lectores nos han pedido que la reprodujéramos cosa que hacemos con gusto. La monición es nueva.

MONICIÓN

Esta oración del beato Carlos de Foucauld es un prodigio de entrega y amor a Dios. Nos parece muy adecuada para estos momentos de paz y quietud tras haber recibido a Jesús Sacramentado

ORACIÓN DE ENTREGA A DIOS

Padre, me pongo en tus manos,

haz de mí lo que quieras,

sea lo que sea, te doy las gracias.



Estoy dispuesto a todo,

lo acepto todo,

con tal que tu voluntad se cumpla en mí,

y en todas tus criaturas.

No deseo nada más, Padre. 



Te confío mi alma,

te la doy con todo el amor

de que soy capaz,

porque te amo.



Y necesito darme,

ponerme en tus manos sin medida,

con una infinita confianza,

porque Tú eres mi Padre.

Exhortación de Despedida

Hemos celebrado hoy la victoria de Jesús sobre la hipocresía. Y sus victorias son nuestras victorias, como sus derrotas son nuestras derrotas. Salgamos felices de la Iglesia y expandamos por el mundo lo que sólo Jesús de Nazaret sabe darnos: paz, amor, esperanza, belleza y fe.

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