30 octubre 2014

Laudes 30 de octubre

30 de octubre de 2014, jueves de la semana XXX del Tiempo Ordinario.
Oración de la mañana (laudes) 


V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor date prisa en socorrerme.

Gloria al Padre y al Hijo, y al Espíritu Santo. 
Como era en el principio, ahora y siempre, 
Por los siglos de los siglos. Amén.

HIMNO
Alfarero del hombre, mano trabajadora
que, de los hondos limos iniciales,
convocas a los pájaros a la primera aurora,
al pasto, los primeros animales.


De mañana te busco, hecho de luz concreta,
de espacio puro y tierra amanecida.
De mañana te encuentro, Vigor, Origen, Meta
de los sonoros ríos de la vida.

El árbol toma cuerpo, y el agua melodía;
tus manos son recientes en la rosa;
se espesa la abundancia del mundo a mediodía,
y estás de corazón en cada cosa.

No hay brisa, si no alientas, monte, si no estás dentro,
ni soledad en que no te hagas fuerte.
Todo es presencia y gracia. Vivir es este encuentro:
tú, por la luz, el hombre, por la muerte.

¡Que se acabe el pecado! ¡Mira, que es desdecirte
dejar tanta hermosura en tanta guerra!
Que el hombre no te obligue, Señor, a arrepentirte
de haberle dado un día las llaves de la tierra. Amén.

Antífona 1: Despierta tu poder, Señor, y ven a salvarnos.

SALMO 79: Ven, Señor, a visitar tu viña
Pastor de Israel, escucha,
tú que guías a José como a un rebaño;
tú que te sientas sobre querubines, resplandece
ante Efraín, Benjamín y Manasés;
despierta tu poder y ven a salvarnos.

Oh Dios, restáuranos,
que brille tu rostro y nos salve.

Señor, Dios de los ejércitos,
¿hasta cuando estarás airado
mientras tu pueblo te suplica?

Les diste a comer llanto,
a beber lágrimas a tragos;
nos entregaste a las contiendas de nuestros vecinos,
nuestros enemigos se burlan de nosotros.

Dios de los ejércitos, restáuranos,
que brille tu rostro y nos salve.

Sacaste una vid de Egipto,
expulsaste a los gentiles, y la trasplantaste;
le preparaste el terreno, y echó raíces
hasta llenar el país;

Su sombra cubría las montañas,
y sus pámpanos, los cedros altísimos;
extendió sus sarmientos hasta el mar,
y sus brotes hasta el Gran Río.

¿Por qué has derribado su cerca
para que la saqueen los viandantes,
la pisoteen los jabalíes
y se la coman las alimañas?

Dios de los ejércitos, vuélvete:
mira desde el cielo, fíjate,
ven a visitar tu viña,
la cepa que tu diestra plantó
y que tú hiciste vigorosa.

La han talado y le han prendido fuego;
con un bramido hazlos perecer.
Que tu mano proteja a tu escogido,
al hombre que tú fortaleciste.

No nos alejaremos de ti:
danos vida, para que invoquemos tu nombre.

Señor, Dios de los ejércitos, restáuranos,
que brille tu rostro y nos salve.

Gloria al Padre y al Hijo, y al Espíritu Santo. 
Como era en el principio, ahora y siempre, 
Por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 1: Despierta tu poder, Señor, y ven a salvarnos.

Antífona 2: Anunciad a toda la tierra que el señor hizo proezas.

CÁNTICO: Acción de gracias del pueblo salvado
Te doy, gracias, Señor, 
porque estabas airado contra mí, 
pero ha cesado tu ira 
y me has consolado. 

Él es mí Dios salvador: 
confiare y no temeré, 
porque mi fuerza y mi poder es el Señor, 
él fue mi salvación. 
Y sacaréis aguas con gozo 
de las fuentes de salvación. 

Aquel día, diréis: 
Dad gracias al Señor, 
invocad su nombre, 
contad a los pueblos sus hazañas, 
proclamad que su nombre es excelso. 

Tañed para el Señor, que hizo proezas; 
anunciadlas a toda la tierra; 
gritad jubilosos, habitantes de Sión: 
“¡Qué grande es en medio de ti 
el Santo de Israel!” 

Gloria al Padre y al Hijo, y al Espíritu Santo. 
Como era en el principio, ahora y siempre, 
Por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 2: Anunciad a toda la tierra que el señor hizo proezas.

Antífona 3: Aclamad a Dios, nuestra fuerza.+

SALMO 80: Solemne renovación de la alianza
Aclamad a Dios, nuestra fuerza;
+dad vítores al Dios de Jacob:

acompañad, tocad los panderos,
las cítaras templadas y las arpas;
tocad la trompeta por la luna nueva,
por la luna llena, que es nuestra fiesta.

Porque es una ley de Israel,
un precepto del Dios de Jacob,
una norma establecida por José
al salir de Egipto.

Oigo un lenguaje desconocido:
"retiré sus hombros de la carga,
y sus manos dejaron la espuerta.

Clamaste en la aflicción, y te libré,
te respondí oculto entre los truenos,
te puse a prueba junto a la fuente de Meribá.

Escucha, pueblo mío, doy testimonio contra ti;
¡ojalá me escuchases Israel!

No tendrás un dios extraño,
no adorarás un dios extranjero;
yo soy el Señor, Dios tuyo,
que saqué del país de Egipto;
abre la boca que te la llene".

Pero mi pueblo no escuchó mi voz,
Israel no quiso obedecer:
los entregué a su corazón obstinado,
para que anduviesen según sus antojos.

¡Ojalá me escuchase mi pueblo
y caminase Israel por mi camino!:
en un momento humillaría a sus enemigos
y volvería mi mano contra sus adversarios;

Los que aborrecen al Señor te adularían,
y su suerte quedaría fijada;
te alimentaría con flor de harina,
te saciaría con miel silvestre.

Gloria al Padre y al Hijo, y al Espíritu Santo. 
Como era en el principio, ahora y siempre, 
Por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 3: Aclamad a Dios, nuestra fuerza

LECTURA BREVE: (Rm. 14, 17-19)
No reina Dios por lo que uno come o bebe, sino por la justicia, la paz y la alegría que da el Espíritu Santo; y el que sirve así a Cristo agrada a Dios, y lo aprueban los hombres. En resumen: esmerémonos en lo que favorece la paz y construye la vida común. 

RESPONSORIO BREVE
V. Velando medito en ti, Señor.
R. Velando medito en ti, Señor.
V. Porque fuiste mi auxilio.
R. Medito en ti, Señor.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Velando medito en ti, Señor.

Antífona Benedictus: Anuncia, Señor la salvación a tu pueblo y perdónanos nuestros pecados.

CÁNTICO DE ZACARÍAS
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham. 
Para concedernos que libres de temor,
arrancados de la mano de nuestros enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días. 
Y a ti, niño, te llamaran Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados. 
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas,
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre y al Hijo, y al Espíritu Santo. 
Como era en el principio, ahora y siempre, 
Por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona Benedictus: Anuncia, Señor la salvación a tu pueblo y perdónanos nuestros pecados.

PRECES
Bendito sea Dios, nuestro Padre, que mira siempre con amor a sus hijos y nunca desatiende sus súplicas; digámosle con humildad: 
Ilumina nuestros ojos, Señor. 
Te damos gracias, Señor, porque nos has alumbrado con la luz de Jesucristo; 
—que esta claridad ilumine hoy todos nuestros actos. 
Que tu sabiduría nos guíe en nuestra jornada; 
—así andaremos en una vida nueva. 
Que tu amor nos haga superar con fortaleza las adversidades 
—para que te sirvamos con generosidad de espíritu. 
Dirige y santifica nuestros pensamientos, palabras y obras en este día, 
—y danos un espíritu dócil a tus inspiraciones 
Se pueden añadir algunas intenciones libres.

PADRE NUESTRO

ORACIÓN:
Humildemente te pedimos, a ti, Señor, que eres la luz verdadera y la fuente misma de toda luz, que, meditando fielmente tu ley, vivamos siempre en tu caridad. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Deja tu comentario