13 octubre 2014

Hoy es 13 de octubre, lunes de la XXVIII semana de Tiempo Ordinario.

Hoy es 13 de octubre, lunes de la XXVIII semana de Tiempo Ordinario.
Señor, seréname por dentro. Ayúdame a descubrir la verdad de tus palabras. Tú puedes hacerme crecer cada día con tu evangelio. Dame una mente abierta y lúcida. Dame un corazón humilde y valiente. Te lo pido, Señor.
La lectura de hoy es del evangelio de Lucas (Lc 11, 29-32):
En aquel tiempo, la gente se apiñaba alrededor de Jesús, y él se puso a decirles: -«Esta generación es una generación perversa. Pide un signo, pero no se le dará más signo que el signo de Jonás. Como Jonás fue un signo para los habitantes de Nínive, lo mismo será el Hijo del hombre para esta generación. Cuando sean juzgados los hombres de esta generación, la reina del Sur se levantará y hará que los condenen; porque ella vino desde los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí hay uno que es más que Salomón. Cuando sea juzgada esta generación, los hombres de Nínive se alzarán y harán que los condenen; porque ellos se convirtieron con la predicación de Jonás, y aquí hay uno que es más que Jonás.»

Jesús denuncia con dureza la incredulidad de los dirigentes judíos de su tiempo. “Generación perversa”, les llama. No hacen más que exigir signos a su gusto y medida, para creer que era el Mesías. ¡Cuando Jesús es el signo de Dios por excelencia y está mostrando, con sus obras, que el Reino de Dios está en medio de ellos! ¿Qué más signo quieren? Dios está obrando la salvación por Jesús y en Jesús: está sanando a toda clase de enfermos, expulsando demonios y anunciado la buena nueva a los pobres…; pero ellos se niegan a ver. Jesús les dice que a esa generación“no se le dará más signo que el signo de Jonás.” Como Jonás volvió a la vida después de tres días en el vientre del cetáceo, y fue señal para que los de Nínive se convirtieran con su predicación, así Jesús, a quien ellos condenarán a morir, resucitará al tercer día. La resurrección será la señal que se dará a estas gentes incrédulas. Pero ni así creerán. ¡Qué dureza de corazón! Pero cuidado: es fácil condenar a los que se resistían a convertirse entonces; pero ¿qué decimos del corazón duro que tenemos muchos cristianos, y de la resistencia que oponemos a la gracia de Dios?
En el día del juicio -dice Jesús- a los de esta generación “la reina del Sur se levantará y hará que los condenen”, y también “los hombres de Nínive se alzarán y harán que los condenen.” Ese día la reina del Sur y los ninivitas testificarán contra ellos. Porque ella hizo un largo viaje para escuchar a Salomón, y los ninivitas se convirtieron ante la predicación de Jonás. Y Jesús es más que Salomón y más que Jonás. Y ellos están viendo las obras de Jesús y oyendo su mensaje, pero no dan un paso adelante y se convierten. Y es que sólo el que tiene voluntad de cambio, de conversión, escucha y acepta la palabra de Dios, y en aquella gente no había esa voluntad. El Señor llamaba, pero ellos no le abren, porque no se somete a sus criterios y no hace el milagro que le exigen. Señor, yo quiero acoger con gozo tu salvación. No necesito hechos extraordinarios. Tu amor, Señor, y tu entrega por los hombres es el signo que me conmueve y me convence. Eso me basta.
Jesús es el Dios vivo que nos ha traído una vida nueva. Por eso ser discípulo de Cristo no consiste sólo en conocer su doctrina, sino en vivir su vida, una vida que tenemos que alimentar mediante los sacramentos y el trato personal con él en la oración. Señor, que nosotros, los cristianos de hoy no echemos en saco roto las gracias que nos das; que no seamos tan obcecados como aquéllos y te abramos las puertas y no merezcamos que, por nuestro corazón duro, tengas que hacernos los mismos reproches que hiciste a aquellos contemporáneos tuyos. Y no demos lugar a que, en el juicio, los ninivitas y la reina de Saba testifiquen contra nosotros porque ellos hicieron más caso a Salomón y a Jonás que nosotros a ti, Señor.
Gloria al Padre,
y al Hijo,
y al Espíritu Santo.
Como era en el principio,
ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

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