31 octubre 2014

Guión Litúrgico 2. Domingo 2 de noviembre

LITURGIA DE LA CONMEMORACIÓN DE LOS FIELES DIFUNTOS

2 DE NOVIEMBRE DE 2014
DOMINGO 31 DEL TIEMPO ORDINARIO “A”
Liturgia de las Horas – Tercera Semana del Salterio.

R I T O S    I N I C I A L E S

CANTO DE ENTRADA.
Somos un pueblo que camina, y juntos caminando podremos alcanzar otra ciudad que no se acaba, sin penas ni tristezas: ciudad de eternidad.

Somos un pueblo que camina, que marcha por el mundo buscando otra ciudad.  Somos errantes peregrinos en busca de un destino, destino de unidad.  Siempre seremos caminantes, pues sólo caminando podremos alcanzar otra ciudad que no se acaba, sin penas ni tristezas: ciudad de eternidad.

SALUDO Y MONICIÓN.

ACTO PENITENCIAL.

ORACIÓN COLECTA.

LITURGIA DE LA PALABRA

PRIMERA LECTURA.
Lectura del libro de Job 19, 1. 23‑27a

Respondió Job a sus amigos:
«¡Ojalá se escribieran mis palabras, ojalá   se grabaran en cobre, con cincel de hierro y en plomo se escribieran para siempre en la roca!
Yo se que está vivo mi Redentor, y que al final se alzará sobre el polvo: después que me arranquen la piel, ya sin carne, veré a Dios; yo mismo lo veré, y no otro, mis propios ojos lo verán.» 
                                     PALABRA DE DIOS


SALMO RESPONSORIAL.  Salmo 22.   
Antífona: El Señor es mi pastor, nada me falta.

El Señor es mi pastor, nada me falta: en verdes praderas me hace recostar; me conduce hacia fuentes tranquilas y repara mis fuerzas; me guía por el sendero justo, por el honor de su nombre.

Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tu vas conmigo: tu vara y tu cayado me sosiegan.

Preparas una mesa ante mí, enfrente de mis enemigos; me unges la cabeza con perfume, y mi copa rebosa.

Tu bondad y tu misericordia me acompañan todos los días de mi vida, y habitaré en la casa del Señor por años sin término.

SEGUNDA LECTURA.
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 15, 20‑24a. 25‑28

Hermanos:
Cristo resucitó de entre los muertos: el primero de todos.
Si por un hombre vino la muerte, por un hombre ha venido la resurrección. Si por Adán murieron todos, por Cristo todos volverán a la vida. Pero cada uno en su puesto: primero Cristo, como primicia; después, cuando el vuelva, todos los que son de Cristo; después los últimos, cuando Cristo devuelva a Dios Padre su reino.
Cristo tiene que reinar hasta que Dios haga de sus enemigos estrado de sus pies. El último enemigo aniquilado será la muerte. Porque Dios ha sometido todo bajo sus pies.
Pero, al decir que lo ha sometido todo, es evidente que excluye al que le ha sometido todo.
Y, cuando todo esté sometido, entonces también el Hijo se someterá a Dios, al que se lo había sometido todo.
Y así Dios lo será todo para todos.
                        PALABRA DE DIOS

ALELUYA.
Antífona: Yo soy la resurrección y la vida —dice el Señor—; el que cree en mi no morirá para siempre.

EVANGELIO.
Lectura del santo evangelio según san Lucas 23, 44‑46. 50. 52‑53; 24, 1‑6a

Era ya eso de mediodía, y vinieron las tinieblas sobre toda la región, hasta la media tarde; porque se oscureció el sol. El velo del templo se rasgó por medio. Y Jesús, clamando con voz potente, dijo:
—«Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu.»
Y, dicho esto, expiró.
Un hombre llamado José, que era senador, hombre bueno y honrado, acudió a Pilato a pedirle el cuerpo de Jesús. Y, bajándolo, lo envolvió en una sábana y lo colocó en un sepulcro excavado en la roca, donde no habían puesto a nadie todavía.
El primer día de la semana, de madrugada, las mujeres fueron al sepulcro llevando los aromas que hablan preparado. Encontraron corrida la piedra del sepulcro. Y, entrando, no encontraron el cuerpo del Señor Jesús. Mientras estaban desconcertadas por esto, se les presentaron dos hombres con vestidos refulgentes. Ellas, despavoridas, miraban al suelo, y ellos les dijeron;
—«¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? No está aquí. Ha resucitado.»
                   PALABRA DEL SEÑOR

HOMILÍA.

CREDO.

ORACIÓN DE LOS FIELES.

LITURGIA EUCARÍSTICA

OFERTORIO.
Canto:
Te ofrecemos, Señor, este pan y este vino, que en tu cuerpo y tu sangre quedarán convertidos.

Juntamente, Señor, te ofrecemos la vida que tú nos has dado, la esperanza, la fe y el amor que nos hace sentirnos hermanos. 

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS.

PREFACIO Y SANTO.

PLEGARIA EUCARÍSTICA.

RITO DE LA COMUNIÓN

PADRE NUESTRO.

RITO DE LA PAZ.

CORDERO DE DIOS.

COMUNIÓN.
Canto:
Yo soy el pan de vida, el que viene a mí no tendrá hambre, el que cree en mí no tendrá sed.  Nadie viene a mí, si mi Padre no le atrae.

Yo le resucitaré, yo le resucitaré, yo le resucitaré, en el día final.  Yo le resucitaré, yo le resucitaré, yo le resucitaré, en el día final. 

El pan que yo daré es mi cuerpo, vida para el mundo.  El que siempre coma de mi carne, vivirá en mí, como yo vivo en mi Padre.

Yo soy esa bebida que se prueba y no se siente sed.  El que siempre beba de mi sangre, vivirá en mí y tendrá la vida eterna.

Sí, mi Señor, yo creo que has venido al mundo a redimirnos.  Que tú eres el Hijo de Dios y que estás aquí alentando nuestras vidas.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN.

Gracias, Señor, por esta comunión, viático para recorrer el camino.

Gracias, por tus palabras de esperanza y certeza de que la muerte no es el final, que Tú nos tienes preparada otra vida mejor.

Ayúdanos a vivir cada día el amor, el servicio y la disponibilidad, como camino que nos acerca esperanzados a la meta definitiva.

Señor, sé misericordioso con todos los difuntos.

ORACIÓN.

RITO DE CONCLUSIÓN.

BENDICIÓN Y DESPEDIDA.

Canto:
¡Qué resplandor que luz recién amanecida¡ ¡Resucitó Jesús y nos llama a la vida!

Caminad al viento de la fe, sembrando de ilusión vuestro sendero: viviendo del amor.  No temáis que Cristo nos salvó; la muerte ya no hiere a sus amigos, Jesús resucitó.  No temáis que Cristo nos salvó; la muerte ya no hiere a sus amigos, Jesús resucitó.

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