“La palabra codicia
tiene una acepción taurina que alude al ímpetu con el que embisten algunos
toros, y ese significado es aplicable al capitalismo, que es esencialmente
predatorio, sin respeto a la naturaleza ni tampoco a las personas.” (José Luis
Sampedro)
Cuando
la codicia de los poderosos nos cerca
me
encanta retornar al líquido elemento
con
su paz en movimiento,
los paseos por su orilla con la arena
rozando
mis dedos ávidos de un por qué;
la
espera frente al lago,
la
indignación trata de ahogarme
pero
al perder mis ojos en tan inmensa belleza,
su
ira se desploma
hasta
su fondo más hondo;
ha
conseguido salir de mí
para
que pueda respirar este aire fresco
con
sus fragancias deleitando mis sentidos.
La
contemplación permite una pausa a la espera,
mi
esperanza disfruta en esta inmensidad
hasta
el siguiente zarandeo vital
propinado
por los oligarcas exégetas
de
estrategias de mercado y componendas.
Espero
junto al lago
en
el vaivén de sus fuerzas inabarcables,
en
el rugir de sus potencias insospechadas, tumultuosas
que
hoy comparecen en silencio amable
ante
mi estrépito
como
parlante amplificador de mis miedos y sueños.
(Antonio
Martínez. Retornando a las aguas en momentos de indignación)
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