EL CIELO
El cielo se ha tornado oscuro
oscuro como mi alma
cuando la tristeza la invade
y no logra recuperar la calma.
El cielo anuncia lluvia,
lluvia copiosa y ansiada…
Ansias hay en mi corazón
de felicidad recuperada.
El cielo deja caer
gotas y gotas de agua clara…
Que lave la lluvia la tierra
que lave también mis penas.
El agua es bendición de lo alto
para los campos sedientos.
Sedientos los hombres van por el mundo
en busca de paz, amor, fraternidad…
El cielo ha devuelto al suelo
la humedad tan anhelada.
El cielo devuelva a los corazones
alegrías y mil ilusiones.
Septiembre 1 de 2010- María Julia Vanni
ESPERANDO
Esperando que amanezca el día
el anciano repite avemarías.
Esperando el nacimiento del hijo
el ajuar es preparado muy prolijo.
Esperando en el futuro recibirse
el joven presuroso va a inscribirse.
Esperando con ansias un juguete
el pequeño feliz abre el paquete.
Esperando un mañana mejor
de sol a sol trabaja el labrador.
Esperando un mundo más humano
unidos vivamos como hermanos.
Esperando gozar de la alegría
busquemos la paz y la armonía.
Esperando encontrar más amor
entreguemos de nosotros lo mejor.
Esperando ser recibidos en el cielo
practiquemos el bien en este suelo.
Esperando con paciencia todo llega.
Esperando en Dios el alma se renueva.
3- 1- 2008- María Julia Vanni
EXAMEN
He sembrado pequeñas semillas
mientras recorría mi camino…
¿habrán caído en buena tierra?
¿podrán dar excelentes frutos?
No me corresponde saberlo,
quizás tampoco recogerlos.
He querido obrar el bien,
ése ha sido un gran anhelo,
más no siempre he podido
pues en tantas ocasiones
la tentación me ha vencido.
He buscado lo mejor
para los seres tan amados.
Sin embargo me pregunto…
¿ha sido lo mejor
todo cuanto les he dado?
He deseado perdonar
a quien me ha ofendido,
pues así me lo enseñaron…
pero a veces ¡cuánto me ha costado!
perdonar mis propias debilidades.
He necesitado comprensión y ayuda
de todos cuantos me quieren…
¿Supe dar lo mismo,
o más de lo que me dieron?
Sería justo que así fuera.
Ha soñado cosas que no he vivido
y he vivido otras tantas
que ni siquiera había soñado.
Hubo días de intenso dolor y lágrimas,
pero también los hubo
de gran paz y felicidad.
He de agradecer al Señor su compañía,
el consuelo y la fortaleza
con que me ha asistido.
En Él deposito mi fe y mi confianza
y en Él pongo toda mi esperanza
a la vez que suplico su bendición
para mí y para aquellos
a quienes tanto amo.
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