03 septiembre 2014

Moniciones para el 23º del Tiempo Ordinario. 7 de septiembre

MONICIÓN DE ENTRADA

Sed todos bienvenidos a la Eucaristía. Y todavía está muy cerca de nosotros la JMJ, la amplia catequesis del Papa en Madrid. En fin… este primer domingo de septiembre ya muchos habrán vuelto de sus vacaciones y otros acabarán de llegar a sus lugares de descanso. Es verano todavía. Aunque en el hemisferio austral es pleno invierno. Pero estemos donde estemos, sabemos que la compañía de los hermanos y hermanas nos ayuda a sentirnos unidos y en comunión con la mesa del Pan y de la Palabra siempre. Un domingo más nuestra asamblea demuestra que somos un pueblo unido en torno a dos grandes ideas: el amor a Dios y al prójimo. Así descubriremos que el mensaje fundamental de la Escritura en este Domingo 23 del Tiempo Ordinario: que trabajemos con alegría para la salvación de todos los hombres y mujeres de la tierra. Recibamos, pues, con alegría al sacerdote que nos mostrará, por la gracia del Espíritu Santo, la presencia del Cuerpo y la Sangre de Nuestro Señor Jesucristo ante nuestros ojos.




MONICIONES SOBRE LAS LECTURAS

1.- En la primera lectura, que procede del capítulo 33 del Libro de Ezequiel, Dios mismo nos advierte sobre lo malo de la omisión a la hora de advertir al prójimo ignorante de su falta. Y por tanto no excluye que se denuncie el mal, ya sea personal o colectivo. Pero hacerlo con amor y humildad.

S.- El salmo 94 es una oración de alabanza dirigida a la generosidad de Dios, creador de todo. Pero se completa con una advertencia en forma de recuerdo histórico: cuando el pueblo judío endureció su corazón en la travesía del desierto. Nuestro ánimo ha de estar siempre alegre esperando la generosidad del Señor, aunque, a veces, parece que falta.

2.- Según Pablo en su carta a los Romanos –que es nuestra segunda lectura de hoy-- es el amor, lo que hace el bien a los hermanos y lo que, evidentemente, limitará cualquier exceso en la capacidad de advertencia o corrección.

3.- En el Evangelio --del capítulo 18 de Mateo-- es el mismo Jesús quien nos indica la fórmula de corrección en comunidad. Y serán sus últimas palabras del párrafo de San Mateo las que contendrán una promesa impresionante. Jesús estará en medio de nosotros en cuanto “dos o tres” nos reunamos para hablar con Él. Es todo un gran programa de relación con el Salvador. No deberíamos olvidarlo nunca.

Lectura de Postcomunión

MONICIÓN

El padre Leoz nos ofrece una breve e intensa plegaria para estos momentos finales de nuestra Eucaristía. Escuchemos



¡CUÁNTO MIEDO!

¡Cuánto miedo tengo, Señor!

De mirarme a mí mismo,

y viendo lo mucho que me has  dado

creer que no merece la pena  arriesgarlo todo:

por Dios y por el hombre

por la Iglesia y por el  mundo

por mis hermanos y por mí  mismo



¡Cuánto miedo tengo, Señor!

Que vengas…y me pilles con  el pie cambiado

lejos de tus caminos y, con  mis talentos,

sin haberlos utilizado a  fondo.

Exhortación de despedida

Se abre el inicio de un nuevo curso, pero los problemas siguen siendo los mismos. Tengámoslo en cuenta: hay muchos hermanos nuestros muy necesitados. Merecen nuestra ayuda y entrega personal.

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