MONICIÓN DE ENTRADA
Bienvenidos, hermanos, a la Eucaristía. Hoy la Palabra nos va a decir: "Buscad al Señor". Son muchas las veces que decimos nosotros que buscamos al Señor, cuando en realidad lo que buscamos es otra cosa. Cuántas veces creemos buscar a Dios, cuando en realidad sólo nos buscamos a nosotros mismos. Y es que la mente de Dios sobrepasa nuestra mente. Por eso, nuestra actitud ante tanta grandeza, ha de ser la de acoger el Don de Dios; recibiendo su gracia y aceptando el plan de salvación que tiene para cada uno nosotros y para todos los hombres y mujeres de la tierra. Recibamos al sacerdote, pidiéndole al Señor que en esta Eucaristía nos haga experimentar que por encima de la justicia está siempre el amor.
NOTA.- Se recuerda que el texto de introducción, en la primera página, puede servir perfectamente, también, como monición de entrada.
MONICIONES SOBRE LAS LECTURAS
1.- En la primera lectura, el profeta Isaías nos invita a buscar al Señor, pero para ello nos habla de exigencia y "abandono". Se trata, por tanto, de buscarlo desde la conversión, abandonando nuestras seguridades, nuestros esquemas, nuestras certezas. Creyente, no es el que dice saber quien es Dios, sino el que cada día se arrodilla delante de El para preguntarle: “Señor, ¿Quién eres?” Pues sólo en presencia del Señor, se puede intuir que sus planes no son nuestros planes.
S.- El salmo 144 es de los llamados alfabéticos y es un canto de alabanza a Dios. Su inspiración literaria viene de otros salmos y era considerado por los judíos contemporáneos de Jesús como uno de los grandes poemas de alabanza a Yahvé compuestos por el Rey David. La realidad es que el salmista expresa, con maestría, su gozo ante esa gran realidad que es la grandeza y la ternura de Dios, Nuestro Padre y Padre de la toda la creación.
2.- Pablo en la segunda lectura, sacada de la Carta los Filipenses, afirma lo mismo que el profeta Isaías, con esta hermosa declaración: "Para mí la vida es Cristo" ¿Podríamos decir nosotros, de verdad, que Cristo es lo único que cuenta en nuestra vida? Muchas veces, y aún a pesar nuestro, tenemos que reconocer que lo que cuenta en nuestras vida es todo lo demás, no Cristo.
3.- En el evangelio de Mateo se nos ofrece el Reino, pero no como un salario, sino como un regalo que Dios ofrece a todos por amor. Al oírlo deberíamos preguntarnos: ¿quiero ir yo a trabajar a la viña del Señor? ¿Qué pienso de los que vienen detrás? ¿Cómo rindo en el trabajo que se me ha encomendado? ¿Lo hago bien, regular, mal? ¿Me hago el distraído para que trabajen los demás? Qué la Eucaristía de hoy nos ayude a responder a esas preguntas.
Lectura de Postcomunión
MONICIÓN
Preciosa oración, muy indicada para estos momentos de sosiego, tras recibir la Comunión.
CREO EN TI, SEÑOR
Señor, Tu siempre me has dado
La fuerza necesaria,
y, aunque débil,
Creo en Ti.
Señor, Tu siempre me has dado
La paz de cada día,
y, aunque angustiado,
Creo en Ti.
Señor, Tu siempre me has guardado
En la prueba,
Y, aunque estoy en ella,
Creo en Ti.
Señor, Tu siempre has alumbrado
Mis tinieblas,
Y, aunque no tengo luz,
Creo en Ti.
EXHORTACIÓN DE DESPEDIDA
Salgamos con alegría de esta celebración y que los bienes gratuitos que hemos recibido del Señor los entreguemos a nuestros hermanos por el mismo precio: el del amor y la paz. Y durante la semana recemos constantemente a Dios Padre para que nos ayude a vivir en paz con todos y con todo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Deja tu comentario