19 septiembre 2014

EL REINO DE DIOS ES UN MUNDO AL REVÉS

EL REINO DE DIOS ES UN MUNDO AL REVÉS
La justicia es dar a cada uno lo suyo. Tanto he trabajado, tanto debes pagarme: si más, más; si menos, menos. Esa es la justicia… hasta que llega Jesús y nos habla de una “justicia injusta”…, una “justicia” que es la de Dios, donde lo que reina esla pura BONDAD, la GENEROSIDAD, el don sin medida. Una JUSTA INJUSTICIA…
UN TEXTO
“La parábola del “dueño de la viña” introduce una verdadera revolución en la manera de concebir a Dios. Según Jesús, la bondad de Dios es insondable y no se ajusta a los cálculos que nosotros podemos hacer… Hemos de aprender una y otra vez a no confundir a Dios con nuestros esquemas religiosos y morales. Hemos de dejar a Dios ser más grande que nosotros. Hemos de dejarle sencillamente ser Dios.
… Probablemente, más de un cristiano se escandalizaría todavía hoy al oír hablar de un Dios a quien no obliga el derecho canónico, que puede regalar su gracia sin pasar por ninguno de los siete sacramentos y salvar, incluso fuera de la Iglesia, a hombres y mujeres que nosotros consideramos perdidos” (José Antonio Pagola, El camino abierto por Jesús. Mateo, Ed. PPC, Madrid 2010, pp. 211-217).

LA GRATUIDAD
Un día, un muchacho muy pobre -vendedor de puerta a puerta para pagar sus estudios- se encontró con sólo diez centavos en su bolsillo y tenía mucha hambre. Entonces decidió que en la próxima casa pediría comida.
No obstante, perdió su coraje cuando una linda y joven muchacha abrió la puerta y sólo se atrevió a pedir un vaso con agua. Ella pensó que él estaba hambriento y le trajo un gran vaso con leche. Lo bebió lentamente y luego preguntó:
- ¿Cuánto le debo?
– No me debe nada -le respondió-. Mi mamá nos enseñó a no aceptar nunca pago por bondad…
Él dijo:
– Entonces se lo agradezco de corazón.
Cuando Howard Kelly, que ya estaba listo para rendirse y renunciar, se fue de esa casa, no sólo se sintió más fuerte físicamente, sino también en su fe en Dios y en la humanidad.
Años más tarde, esa joven enfermó gravemente. Los doctores de la localidad estaban muy preocupados. Finalmente la enviaron a la gran ciudad, donde llamaron a especialistas para que estudiaran su rara enfermedad. Uno de esos especialistas era el doctor Howard Kelly. Al leer el nombre del pueblo de donde venía la muchacha, una extraña luz brilló en sus ojos. Inmediatamente se levantó. Vestido con su bata de doctor, fue a verla y la reconoció inmediatamente. Luego, volvió a su consultorio, determinado a hacer lo imposible para salvar su vida. Desde ese día le dio atención especial al caso.
Después de una larga lucha, la batalla fue ganada. El doctor Kelly pidió a la oficina de cobros que le pasaran la cuenta final para darle su aprobación. La leyó, luego escribió algo en la esquina y la cuenta fue enviada al cuarto de la muchacha. Ella sintió temor de abrirla, porque estaba segura de que pasaría el resto de su vida tratando de pagarla. Finalmente la leyó, y algo llamó su atención en la esquina de la factura, donde se leían las siguientes palabras:
«Pagado por completo con un vaso de leche.» Firmado: doctor Howard Kelly.

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