12 septiembre 2014

Comentario al Evangelio de hoy, 12 septiembre

Queridos amigos:
Los textos bíblicos de hoy nos iluminan con una luz especial a todos los que nos dedicamos a transmitir la Palabra de Dios a nuestros hermanos. Dar a conocer a Jesús a quienes no le conocen es la mayor obra de caridad para un cristiano. Y el Papa Francisco no se cansa de repetir que “la Iglesia no crece por proselitismo, sino por atracción”. De ahí el gran testimonio de los mártires que han predicado a Jesús con la entrega de sus vidas: su sangre ha sido siempre semilla de nuevos cristianos.  

El anuncio del evangelio es lo único importante para Pablo, por eso escribe en su carta: “No tengo más remedio, ¡ay de mí si no anuncio el Evangelio!” Estas palabras tocan el corazón de todos los que queremos dar a conocer a Jesús y anunciamos su Palabra. No nos hacen falta condecoraciones ni aplausos, porque la verdadera recompensa del evangelizador y catequista cristiano es que Jesús sea conocido y amado.
Los deportistas luchan por conquistar una medalla y ser aclamados por el público y sus admiradores. El evangelizador  ha de poder decir y hacer como Pablo: “Por eso corro yo, pero no al azar; boxeo, pero no contra el aire; mis golpes van a mi cuerpo y lo tengo a mi servicio, no sea que, después de predicar a los otros, me descalifiquen a mí”.
Las palabras de Jesús en el evangelio se convierten en todo un desafío para estimular nuestra coherencia de vida y nuestra formación, pues nadie  da lo que no tiene.
Él nos dijo: “¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en el hoyo?”. Y también: “¿Por qué te fijas en la mota que tiene tu hermano en el ojo y no reparas en la viga que llevas en el tuyo?”
La respuesta a estas preguntas es un  llamado a vivir una vida radicalmente comprometida con la Palabra de Jesús. Claramente Él nos hace ver que, en su seguimiento, la mediocridad y la falta de autocrítica constituyen el principal obstáculo para la instauración real y efectiva del reino.
El Papa Francisco ha insistido en más de una ocasión para que evitemos todo tipo de crítica destructiva.  Así el pasado ocho de agosto decía a una radio argentina: “Una de las cosas que hacen más daño a la Iglesia y a la nación es la crítica destructiva… Siempre va a haber diferencias, va a haber peleas, pero hay que hablarlas, y hablarlas con Dios, no hay que ‘sacarle el cuero’ (criticar) al otro, eso no es cristiano". Y añadió que las peleas y divisiones no dejarán de existir, “el asunto es no dejarlas crecer".
Carlos Latorre
Misionero Claretiano

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