04 agosto 2014

Moniciones 1. Domingo XIX del T.O.- 10 de agosto

MONICIÓN DE ENTRADA

Sed todos bienvenidos a la Eucaristía. La liturgia de hoy nos va a mostrar el continuo llamamiento de Dios a todos nosotros. Y ante ello no debemos tener miedo. Dios llama con un susurro, no con rayos y centellas. Jesús camina suavemente sobre las aguas… Pero, Pedro tuvo miedo. La confianza en el Señor nos ayudará en nuestra vida y en el apoyo a los hermanos. Hoy esta Eucaristía se nos presenta como un apoyo total de Dios a sus hijos, aunque estén alejados y en dificultades. Iniciemos, pues, nuestra celebración con la alegría que nos produce el conocimiento de que somos hijos de Dios…




MONICIONES SOBRE LAS LECTURAS

1.- Elías espera a Dios y este se le presenta como un susurro, sin prueba alguna de su poder. Es el gran secreto de Dios que nos narró Jesucristo que se acerca como Padre bueno a sus criaturas. Ese es el relato del Libro Primero de los Reyes, en la primera lectura.

S.- El Salmo 84 procede los días de la persecución de Antioco. Y es, sobre todo, un canto ilusionado y esperanzado ante la misericordia divina, a la que el pueblo expresa toda su gratitud. Nosotros, tambien, aquí y ahora, debemos reconocer al proclamar el salmo 84 que Dios es justo porque es bueno.

2.- En la segunda lectura, de la carta de San Pablo a los Romanos, describe el apóstol de los gentiles, el misterio inquietante de la infidelidad de los judíos a Jesús. Nada, ni nadie, parece que pudo evitarlo. Pero subyace en el relato de Pablo un mensaje de esperanza para el pueblo del que nació Jesús de Nazaret.

3.- La barca de Pedro es la Iglesia. Los miedos de Pedro son las tribulaciones lógicas de esa Iglesia de Cristo. Pero, tras la tempestad llega la calma y tras el momento duro en que Pedro parece que se hunde en las aguas llega la calma de la mano del Señor Jesús. El Evangelio de Mateo nos narra este hecho Escuchemos con atención.

Lectura de Postcomunión

MONICIÓN

Una semana más el sacerdote navarro Javier Leoz nos ofrece esta bella plegaria para terminar nuestra Eucaristía.



TENGO MIEDO, SEÑOR

De  que, en las dificultades,

no  respondas como yo quisiera

Que,  en las tormentas, 

no  me rescates a tiempo

Que,  en la lluvia torrencial,

no  acudas en mi socorro.

Por  eso, porque tengo miedo, Señor,

mírame  de frente, de costado y de lado

para  que, en mis temores,

Tú  seas el Señor

El  Señor que venga en mi rescate.

Amén

Exhortación de Despedida

Dios está con nosotros. Cristo nos lo muestra. Salgamos, pues, felices del templo y con ganas de proclamar nuestra verdad a todo el mundo.

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