01 agosto 2014

¿Me preparo para sufrir?



Porque un camino de espinas y de cruz no es un camino de rosa. No es que quiera sufrir, pero sé que la cruz hará presencia, y, por propia experiencia, todos sabemos que tarde o temprano nuestro camino tendrá sus propias cruces. Jesús pasó su Cruz, y una Cruz a la que entregó voluntariamente y libremente su Vida para remisión de todos nuestros pecados.

Un camino de cruz es un camino de obstáculos, de renuncias e incomprensiones; un camino de sufrimientos, de penas y tristezas. Todos los que han seguido a Jesús han experimentado este camino de cruz. Y a nosotros nos ocurrirá lo mismo. Sin cruz no hay seguimiento, porque seguir a Jesús es un camino de Cruz. No hay otro camino ni otra vereda. Seguir a Jesús a su estilo es un camino angosto, difícil y sólo tiene una puerta: "La Cruz".


¿Soy yo consciente y estoy preparado? ¿Tengo clara conciencia que seguirle es enfrentarme a una vida de renuncias y sufrimientos? Sus Palabras son tan claras que no dan lugar a duda, sin embargo, son, todavía, más esperanzadoras, porque al final del camino, a pesar de las renuncias, sacrificios y penitencias, siempre bañadas en la paciencia, esperanza y gozo traducido en paz, Él nos espera para llenarnos de gozo y felicidad eterna.

Sí, debemos prepararnos, pero sin desesperar, porque la última palabra no la tiene ni el sufrimiento ni la muerte, sino el Señor que nos espera con los brazos abierto para llenarnos de paz y gozo eterno.
Salvador

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